‘Saturns Pattern’, un disco de Paul Weller

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‘Saturns Pattern’, un disco de Paul Weller

Saturns Patterns

El ‘padrino del mod’ vuelve a fascinar a los aficionados con otra potente colección de canciones, sin concesiones a la nostalgia. Hay algunos tipos que siguen cumpliendo años sin dejar de escribir canciones. Artistas imperecederos que un día hicieron historia y, sin embargo, se atreven a competir hasta consigo mismos. Nada de giras nostálgicas con los grandes éxitos de antaño para que el público se recuerde a si mismo mientras les recuerda. Ni mucho menos.

Y eso que para algunos, como Paul Weller, el peso del legado puede resultar asfixiante. Se trata de un artista que lo ha sido todo varias veces, a quien el público ha olvidado y vuelto a descubierto otras tantas y que ha grabado discos que son historia y ha compuesto canciones que quedaron grabadas en el inconsciente colectivo de varias generaciones de británicos.

No en vano le llaman, el ‘padrino del mod’, un sobrenombre que recuerdan sus principios, allá por el final de la década de los setenta del pasado siglo, cuando se dio a conocer con The Jam, donde compartía escenario con Rick Buckler y Bruce Foxton. Eran furioso trio que empezó mezclado con el resto de los promotores del movimiento ‘punk’, pero que pronto se desmarcó de la jauría, para abanderar el regreso del movimiento mod y la vigencia de The Who. Entre otros maestros.

Con las canciones de The Jam, todas compuestas por Weller, más de uno hubiera vivido feliz el resto de sus días. Desde ‘A Town Called Malice’, donde el joven maestro revisaba y actualizaba los hallazgos de la Tamla Motown a zambombazos urgentes y comprometidos como ‘Goin´ Underground’ que funcionaron como himnos a principios de los ochenta.

Pero Weller no tenía bastante con eso. Y si conocen al personaje, sabrán que odia repetirse. Y así llegó su primera espantada. Con los ochenta sólo iniciados y en plena cima del éxito, a Weller le apeteció probar otra cosa y disolvió de The Jam. Entonces se alió con Mick Talbot, un intrépido teclista enamorado del ‘soul’. Juntos formaron Style Council. Y consiguieron también vivir unos cuantos días de gloria.

Hasta que, ¿lo adivinan?, Weller se decidió a seguir su camino en solitario. Algo a lo que se dedica desde 1990. Y lleva grabados doce discos desde entonces. Sin rastro alguno de los típicos recopilatorios, las remezclas o los grandes éxitos habituales entre los artistas de su ‘quinta’. Todos con canciones nuevas, mejores o peores, pero flamantes. Y, a decir verdad, la calidad media es bastante alta. Se mire por donde se mire.

Y también su capacidad, siempre a golpe de gira, por supuesto, de seguir en la brecha, mantener el respeto de su público de siempre y hasta ganar nuevos adictos para la causa. Es capaz incluso, como acaba de hacer ahora, de seguir viajando a EEUU para actuar en pequeños locales ante unos fans leales que le acogen siempre con agrado. Y eso que jamás ha logrado triunfar allí.

Además, dentro de nada le tendremos tocando por España. Para presentar aquí las canciones de su nuevo disco. Este Saturns Pattern, del que nos ocupamos hoy. Un trabajo que, en su edición ‘De Luxe’ se extiende a lo largo de 12 canciones y 53 minutos. Y en el que, es cierto, no hay demasiadas novedades sobre el guión habitual. Aunque Weller no sea de los que se duermen en los laureles, por supuesto.

Pero a estas alturas de la película, este compositor, guitarrista y cantante, tiene un estilo personal absolutamente marcado. Y eso puede gustar o no, pero está ahí. Quizá estemos ante un trabajo algo más duro y rockero que lo que venía siendo habitual y también haya un esfuerzo consciente de ‘modernizar’ la instrumentación y añadir algunos zarpazos electrónicos, muy del gusto de los ‘bailones’ contemporáneos.

Por lo demás, esto es ‘power pop’ británico de alto voltaje. Con el tipo de canciones que siempre ha compuesto este artista. Aunque alguna que otra vez haya superado con creces el límite de los tres minutos. Un formato en el que suele encontrarse cómodo y en el que, como he dicho antes, ha marcado un antes y un después en más de un caso.

Y es precisamente una de estas piezas larga e inusuales, ‘These City Streets’, mi canción favorita del álbum por el momento. Tranquilos. No estamos ante una pieza de rock sinfónico, ni nada parecido. Es más bien una epopeya callejera de carácter impresionista, en la que la instrumentación, de corte psicodélico, sirve de ajustado traje a la historia. Y tiene una melodía que hubiera hecho las delicias de un cantante como el gran Marvin Gaye y algún eco del viejo rock experimental de los primeros Soft Machine.

Pero hay muchas más canciones memorables en esta colección, aunque va a ser mejor que las descubran ustedes mismos. Probablemente no sea este el álbum de Weller que se recuerde en los siglos venideros como su obra maestra definitiva y, sin embargo, si de algo estamos seguros es que el artista está convencido de que todavía no ha escrito su mejor canción. Y el hecho de que lo siga intentando dice mucho a su favor.

Lo mismo que su decisión de implicarse y reclutar para sus discos, a músicos jóvenes e inquietos, con cosas que decir. En este caso, por ejemplo, el duo de Manchester Amorphous Androgynous, responsable en parte del renacimiento que el ‘progrock’ setentero tiene en el Reino Unido en estos días.

Pues eso. Un disco más de este entrañable cascarrabias que pronto cumplirá sesenta y que sigue más que dispuesto a meterse en líos y a jugarse todo lo conseguido a una sola carta, cada vez que se mete en un estudio para grabar un nuevo álbum. Ojalá que Weller no pierda nunca ese amor por el riesgo. Ya casi no quedan artistas tan cabales como él por esos mundos…Excepto, quizá ¿Robert Plant?…Ustedes mismos.

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