Un espectacular Jake Gyllenhaal protagoniza este interesante ‘thriller’ que refleja la falta de escrúpulos en los medios de comunicación más sensacionalistas. En ‘El gran carnaval’, de Billy Wilder, un periodista en horas bajas convertía el accidente y el rescate de un minero en un pequeño pueblo en todo un espectáculo, con el fin de ganar fama y lectores. Años más tarde, Sidney Lumet retrató en ‘Network’ al presentador de un informativo despedido por la baja audiencia del espacio que, antes de despedirse, anuncia que se suicidará en antena, provocando gran expectación.
El morbo ofrecido por algunos medios de comunicación y ansiado por gran parte de la audiencia, también es el motor de ‘Nightcrawler’, el debut en la dirección del guionista Dan Gilroy. En este caso, la película se centra en los programas de noticias locales que luchan por liderar el ranking de telespectadores ofreciendo sangre. Cuanta más, mejor.
En este panorama, Lou Bloom (Jake Gyllenhaal), un joven sin escrúpulos en busca de trabajo e ingresos, descubre a los ‘nightcrawlers’ o ‘rastreadores de la noche’, reporteros gráficos ‘freelance’ que buscan captar con su cámara el mejor ángulo de los accidentes de coche, asesinatos o tiroteos que se producen en Los Ángeles para vendérselos por un buen ‘pico’ a las televisiones. Decide que puede ser una buena forma de ganarse la vida y hace todo lo posible por conseguir el éxito en su recién hallada profesión, caiga quien caiga, sin atender a normas jurídicas o morales.
Chantajes, manipulaciones, ocultación de información a las autoridades… Bloom, con una verborrea incontenible pero sin ningún atisbo de empatía, es capaz de cualquier cosa por hacerse un nombre en el mundillo y entre los espectadores.
La cinta, nominada al Oscar al mejor guión, es una crítica a los medios sensacionalistas, a la necesidad de rapidez informativa que deriva en una baja calidad, al intrusismo en el sector, a la batalla por la audiencia y a la búsqueda de la desgracia ajena por parte del público. Pero también dibuja la figura de una persona perturbada, que no entiende ni quiere entender a los demás, que utiliza a quienes le rodean para su beneficio propio, para alcanzar su objetivo.
Este personaje está extraordinariamente interpretado por Jake Gyllenhaal, quien con su mirada, su escalofriante sonrisa, los gestos de su rostro y la modulación de su voz, es capaz de parecer un autentico psicópata. Se transforma completamente en una persona detestable, sin cuestionamientos éticos, capaz incluso de aterrorizar al espectador.
Además del guión, Gilroy se estrena con corrección en la dirección. Aunque la realización es sencilla, sabe mantener el ritmo narrativo especialmente en la parte final, en el clímax, en el que el ‘thriller’ se intensifica y encontramos más acción e intriga.
Así, ‘Nightcrawler’ es una cinta muy recomendable, que ofrece una historia potente, interesante y arriesgada, un ritmo ‘in crescendo’ y una interpretación mayúscula. Forma junto a ‘Whiplash’ y a ‘Foxcatcher’ un fascinante trío (aunque con escasa repercusión en la taquilla) que rubrica un gran comienzo de año en la gran pantalla. Curiosamente en las tres, aunque de formas y con resultados distintos, los protagonistas buscan el reconocimiento.
