The Economist publica un reportaje sobre las dificultades que enfrenta la prostitución online

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The Economist publica un reportaje sobre las dificultades que enfrenta la prostitución online

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El semanario británico ha elaborado un reportaje tras investigar el perfil de 190.000 prostitutas que ofrecen sus servicios en Internet. La Red y la crisis económica han remoldeado la industria. Corren malos tiempos para uno de los oficios más antiguos del mundo: la prostitución. La llegada de Internet a la industria –como a todo- ha traído algunas ventajas sustanciales tanto para la parte de la oferta como para la parte de la demanda, pero junto a la pantalla y la conexión a la Red también ha llegado una fuerte caída de precios, en parte provocada, a su vez, por la crisis económica.

El semanario británico The Economist ha publicado en su último número un reportaje para el que ha analizado a 190.000 prostitutas que ofrecen sus servicios a través de Internet, repartidas en 84 ciudades de 12 países diferentes. La conclusión económica es demoledora: en 2006 el precio medio por sus servicios rondaba los 340 dólares mientras que ahora, ocho años después, esa cifra ha descendido hasta los 260 dólares. No obstante, la revista inglesa matiza que el descenso de precios también se debe a que la pantalla permite a las prostitutas conectar directamente con sus clientes sin necesidad de recurrir a intermediarios.

En cualquier caso, y según este reportaje, muchas mujeres se quejan de estar ganando, ahora, menos que antes. La culpa de esta caída se debe sobre todo a los flujos migratorios. En Londres, por ejemplo, la llegada de cada vez más inmigrantes de estrato social humilde ha conllevado una avalancha de nuevos clientes con menos capacidad económica para los que se han tenido que ajustar los precios. En Noruega la influencia de la inmigración es todavía más directa; según The Economist la aparición de prostitutas extranjeras ha roto el acuerdo mantenido por las nativas, que cobraban lo mismo para asegurar un umbral mínimo de ingresos.

Pero, como se ha dicho, Internet también ofrece ventajas. Una de ellas: el anonimato. Otra de ellas: las garantías. Y es que tanto la prostituta como el cliente tienen actualmente una mayor posibilidad de conocerse antes incluso de haberse visto, y descartar así posibles sorpresas desagradables.

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