El presidente electo va a completar el tercer mandato de Platini, que se extiende hasta marzo de 2019. Hace apenas cuatro meses, Aleksander Ceferin era un gran desconocido en la escena política del fútbol.
Sólo los «insiders» prestaron realmente atención a las primeras noticias que hablaban de la candidatura a presidente de la UEFA del jefe de la internacionalmente poco relevante Federación Eslovena.
Pero con el sorpresivo apoyo de los países escandinavos a comienzos de junio, Ceferin se convirtió en un candidato tomado cada vez más en serio, hasta suceder hoy a Michel Platini y convertirse en nuevo presidente del ente rector europeo.
Con su pelo corto al estilo militar, el esloveno no se mostró en su discurso como un hombre cautivador. «No soy un ‘showman’ ni un ególatra ni un hombre de promesas imposibles», advirtió.
En vista de su carrera relámpago, el abogado esloveno utilizó sus pocas entrevistas y apariciones públicas para reforzar su perfil deportivo.
En su programa electoral se mencionaba el cinturón negro que tiene en karate. Y al esloveno le gusta también referirse a menudo a las cinco veces en que cruzó el desierto del Sahara, cuatro en coche y una en moto.
Ceferin no llega al máximo puesto del fútbol europeo libre de cargas. Al esloveno se le achaca haber sido promocionado por Rusia y contar con el apoyo del presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Pero él insiste en que es independiente. A sus 48 años, se espera de él un aire nuevo en la golpeada confederación continental. Tendrá hasta 2019, cuando debía expirar el mandato del dimitido Platini, para demostrar que tiene un proyecto propio y marcar su huella.
