Tras su disco de duetos con Tonny Bennet, la artista se une a otra leyenda viviente para revitalizar su música. La lista es interminable. En ella están David Bowie, Madonna, Dianna Ross…e incluso Marta Sánchez. A finales de los setenta y principios de los ochenta, Nile Rodgers, el 50% de Chic, era el productor más buscado, por su capacidad para convertir en un ‘hit’ disco cualquier melodía, más o menos, cercana a las cadencias del rythm&blues.
Su crepitante guitarra rítmica, marcad de la casa, era imprescindible en cualquier grabación de la época. El condujo hacia la pista de baile a los roqueros más recalcitrantes y las divas más enloquecidas y se convirtió en el músculo y el cerebro del segmento más carnal de aquella ‘música disco’ que arrasaba en todas partes.
Y, en los últimos tiempos la estrella de Rodgers ha vuelto a brillar. Muchos artistas contemporáneos, que cabalgan en la cresta de la ola han vuelto a recurrir a las evoluciones sobre el mástil de su prodigiosa mano derecha para darle un cierto color analógico a los ritmos electrónicos de moda.
Son clientes de la talla de Daft Punk, Pharrell Williams, Avicii, Disclosure o Sam Smith. Pero quizá la verdadera indicación de que Rodgers está otra vez arriba sea el hecho de que Lady Gaga, la artista que suele marcar el ritmo al resto en los tiempos actuales haya decidido contar con sus servicios para su próximo disco.
Gaga, una cantante más que solvente, ya demostró sus cualidades este mismo año al grabar un disco de estándares de jazz a dúo con Tonny Bennet. Y ahora, todo parece indicar, que se dispone a realizar una inmersión inminente en otro ‘viejo’ sonido en revisión permanente.
Los rumores ha saltado este fin de semana, cuando la artista publicó una foto en twitter en la que aparecía junto a Rodgers y a la compositora Diana Warren. Una escritora ‘todo terreno’ capaz de firmar canciones de éxito para artistas tan alejados entre sí como Celine Dion y Aerosmith.
