Fernando G. Lucini, la memoria viva de la canción de autor

El interludio

Fernando G. Lucini, la memoria viva de la canción de autor

Fernando G. Lucini

El profesor y musicólogo crea una red de socios fundadores para impulsar un centro de documentación sobre el género. Solidaridad. Eso es lo que el maestro Fernando González Lucini echa en falta entre los cantautores de hoy. Una característica que fue moneda común en las generaciones anteriores y cuya carencia sería en parte, al menos en su opinión, la culpable de la pérdida de influencia que ha experimentado este estilo musical en los últimos tiempos.

Sin contar con que ahora, quizá, esos lazos casi fraternales entre compañeros harían más falta que nunca para responder a los retos que plantea el presente. Desde el impacto de la piratería en el cada vez más menguante negocio musical, a las políticas de un Gobierno que parece decidido a ‘acabar’ con la cultura.

¿Será cierto? Tal vez sí. Las palabras de este veterano musicólogo, tienen mucho peso porque están avaladas por más de cuarenta años de intenso trabajo en los que el estudio, la difusión y hasta la defensa de la canción de autor han ocupado la mayor parte de su tiempo.

Y ahí sigue. Ahora Lucini impulsa un proyecto que, entre otras cosas, se propone recuperar el poderoso espíritu de colaboración que hubo en los inicios más remotos de este movimiento. Un tiempo en que las dificultades, políticas y económicas, a las que había que enfrentarse dibujaban un panorama tan complicado como el actual. O más.

Se trata de crear un centro de la canción de autor que daría sentido a sus esfuerzos de tantas décadas y, además, contribuiría a resolver el déficit histórico que ha generado en España el olvido sistemático al que las instituciones, públicas y privadas, han condenado siempre a las manifestaciones surgidas de la cultura popular.

Centro nacional de investigación y desarrollo de la canción de autor

Estudiosos

Una forma de actuar que incluso da lugar a situaciones peculiares. Y proporciona anécdotas singulares que jamás tendrían lugar en el resto del mundo civilizado, donde, por ejemplo, un profesor de universidad que prepara una tesis doctoral sobre las cubiertas de los discos editados en los sesenta, no tendría que dirigirse a un experto en la materia para hacer fotos en el garaje de su casa.

En Francia, en Reino Unido o hasta en EEUU, a cualquier estudioso le bastaría pedir hora en una instancia académica, respetable y conocida para realizar sus investigaciones sobre este particular.

Si el plan de Lucini tiene éxito, pronto esa posibilidad también existirá aquí. Lo que, por supuesto, y por acumulación devolverá a la ‘vida’ estas músicas y estas letras que, a pesar de formar parte de la educación sentimental de los habitantes del Estado español, corren ahora el riesgo de perderse para siempre.

-“Aquí de lo que se trata es de que la memoria no se pierda. En los cuarenta años que llevo dedicándome a esto de la canción he ido recogiendo material. Y todo eso esta aquí, en esta especie de garaje. Yo quiero que en el futuro sea un patrimonio de todos”, explica.

Lo cierto es que cuando se accede a este lugar, al que nos hemos desplazado para hacer esta entrevista, se tiene la impresión de haber entrado en una especie de museo de la canción de autor. O en una cueva abarrotada de tesoros, si el espectador es muy aficionado a este género. Resulta emocionante.

Lucini, que está de acuerdo con esta apreciación, cree, sin embargo, que su archivo personal debe guardarse en un lugar más seguro y accesible, después de haber sido convenientemente catalogado y ‘digitalizado’, para que los documentos físicos tengan una imagen virtual que facilite su consulta.

-“Este material debe ser trasladado a un lugar más seguro. Además, hay que evitar que cuando yo falte, venga un contenedor y se lo lleve todo. Si esto no se salvaguarda y se cataloga en condiciones, nadie sabrá lo que hay aquí. Ahora mismo, el único que lo sabe soy yo”, asegura.

Fundadores

Decidido a levantar este imprescindible centro de documentación, el maestro llamó primero a la puerta de algunas instituciones públicas en busca de financiación, pero, incomprensiblemente, obtuvo una respuesta negativa.

Fue entonces cuando puso en marcha un particular sistema de ‘crowdfunding’ con el que espera conseguir el dinero necesario para poner en marcha el proyecto. Ha creado una red de socios fundadores, formada por los propios cantautores y los aficionados que así lo deseen. Basta con realizar una aportación de 15 euros para convertirse en ‘mecenas’.
Aunque, por supuesto, si alguien quiere dar más dinero, no hay ningún problema.

A estas alturas, la lista ya cuenta con algunos nombres destacados, aunque también hay otros cantautores populares que, de momento, no han dado señales de vida. En cualquier caso, Lucini sigue adelante con su plan, que ha estructurado en varias fases, la primera de las cuáles debe estar completamente terminada el próximo 10 de octubre.

Ese día, con la celebración de un concierto y una fiesta posterior, se presentará en sociedad, la web ‘Canción con todos’, el escaparate que este gran centro de documentación va a tener en Internet.

El maestro quiere que ese museo virtual permita un rápido acceso a la historia de la canción de autor, desde sus inicios en la década de los 50 del pasado siglo hasta el momento actual, con documentos, ejemplos, y la posibilidad de realizar búsquedas de diversas maneras para dar con los datos que se precisen.

Una opción que no está disponible ahora en ninguna parte y que impide, por ejemplo, que determinadas emisoras de radio programen con más asiduidad esta música. Los locutores jóvenes desconocen las canciones y la amplitud de posibilidades existentes y todo el mundo acaba recurriendo a los mismos temas.

Catálogo

Para empezar, Lucini aspira a tener un catálogo de cantautores en el que figuren todos los artistas que se han dedicado a la canción de autor durante los casi 70 años de historia acumulada por este género. Desde Paco Ibáñez que, según este musicólogo, podría ser casi el primero de todos, al último cantautor recién llegado que acaba de publicar su primera maqueta. Y aunque el número real es aún incierto, el maestro calcula que estaremos hablando de unas 1.500 entradas que, con el máximo detalle posible, deben figurar en esa web.

Buena parte de esta información se encuentra ya en los libros sobre la canción de autor que Lucini ha escrito a lo largo de los años, en especial en la serie de tres volúmenes ‘…Y la palabra se hizo música’, editada en 2006, por la Fundación Autor. Pero, desde entonces, han aparecido muchos artistas nuevos que también deben ser incluidos. Y además tiene que haber espacio para algunos personajes que el público suele considerar secundarios, pero que, en opinión del maestro, son básicos a la hora de contar la historia de este estilo.

-«Muchas de las canciones que amamos son obra de grandes músicos que suelen pasar desapercibidos, porque la gente conoce siempre más al que canta. Yo quiero que este centro de documentación también se ocupe de esos personajes que no siempre salen en los carteles», afirma.

El equipo que trabaja ya en el proyecto calcula que tardará unos cinco meses en completar el catálogo. Y espera contar con la ayuda de los aficionados y los profesionales para corregir las posibles erratas e incluir a cualquiera que falte.

El diseño de la página ha sido encargado a Martín Acosta, un artista argentino que ha trabajado para muchos de los cantautores de la última generación como Alejandro Martínez, Marwan, Andrés Suárez, Manuel Cuesta o Diego Ojeda, y también para algunos más veteranos como Tontxu.

Canciones

Una de las aportaciones más importantes de esta página web será una base de datos en la que figuran más de 80.000 canciones recopiladas por Lucini a lo largo de los años y en la que quiere incluir toda la música de este estilo que se ha compuesto y cantado, tanto en España, como en el exilio, en los tiempos del franquismo, cuando muchos creadores tuvieron que trabajar fuera del país.

Y, por supuesto, también estará disponible el trabajo de los cantautores de Latinoamérica, junto a una representación, mucho menos exhaustiva, que incluirá a artistas franceses, anglosajones, portugueses e italianos.

-«Se podrá acceder a las canciones por medio de varios tipos de búsqueda. De manera que si alguien quiere saber, pongamos por caso, qué obras de Antonio Machado o Miguel Hernández han sido musicadas, sólo tendrá que introducir los nombres de estos poetas para encontrar la lista de artistas y canciones, el texto de los poemas, los autores de las músicas y los discos en los que estaban incluidas», detalla.

Aunque Lucini aún pretende ir más lejos y planea pagar los derechos de autor para que, en el futuro, cualquier internauta interesado pueda escuchar las músicas allí mismo o comprarlas o hasta descargárselas.

No serán estos los únicos documentos sonoros que podrán consultarse en esta web. Lucini pondrá a disposición del centro una selección de los mejores programas de radio que este musicólogo protagonizó hace un par de décadas, cuando su voz era prácticamente la única que se ocupaba de este género, en las ondas hertzianas españolas.

En esa colección hay momentos inolvidables como una emotiva charla con Leonard Cohen, la primera comparecencia de Paco Ibáñez en un programa de radio español cuando se levantó la prohibición que la censura franquista había impuesto sobre su persona y su obra o la última entrevista que concedió Gabriel Celaya, poco antes de fallecer.

Escaparate virtual

Pero, como hemos dicho ya, esta web sólo será un escaparate virtual. El Centro tendrá una localización física que, en principio, podría estar en la ciudad de Granada, lugar en el que ya se han hecho algunas gestiones que parecen ir por buen camino. Y allí debe ir a parar toda la documentación recopilada por Lucini, parte del cuál, ha sido ya vista en varios países del mundo, donde este musicólogo ha ejercido como comisario de algunas exposiciones temáticas.

Ahora todas esas joyas están guardadas en las cajas que el maestro tiene en su garaje. Y el maestro conoce al dedillo cada una de las piezas únicas que ha ido guardando. Unos objetos singulares que son también parte de la historia y que, en algunos casos, han contribuido a cambiarla. Es el caso, por ejemplo, de un libro recopilatorio de las canciones de la resistencia española editado en Italia y Uruguay, cuyos autores fueron dos italianos: Sergio Liberovici y Michele L. Straniero.

-«En esta antología hay algunas canciones de Chicho Sánchez Ferlosio que figuran como anónimas, por aquello de la censura. Motivo por el que cantantes como Joan Baez, Quilapayúm o Víctor Jara incorporaron a sus repertorios canciones que figuran como anónimas pero que en realidad fueron creadas por Chicho. Algo que Joan y Víctor desconocían en aquel momento», explica.

Hay también una interesante colección de fotografías. Algunas en formato grande que dan testimonio de momentos muy especiales. Lucini nos señala una en concreto. Corresponde a la presentación de un disco financiado por la SGAE que se llamó ‘Canciones de Ida y Vuelta’ que incluía las canciones sobre la emigración española que se hicieron tanto desde la copla como desde la canción de autor.

En la instantánea puede verse un peculiar grupo en el que junto al propio Lucini y a Teddy Bautista, entonces presidente de la SGAE posan con cara de satisfacción Paco Clavel, Juanito Valderrama, Dolores Abril, Lolita Sevilla, Encarnita Polo, El ‘Fary’, Antonio Molina, Luis Cobos y, junto a ellos, otros personajes que, aparentemente, no tenían demasiado en común con ese grupo como José Menese, Pablo Guerrero y Marina Rosell. Aquella fue la primera y la única vez que este heterogéneo grupo se reunió para ser fotografiado.

Ahora España está sumergida en una dura crisis económica que afecta también a la canción de autor. Por supuesto, está no es la primera vez que pasa, ni tampoco que los artistas y sus managers buscan fórmulas para facilitar la contratación de actuaciones en tiempos en los que escasea el dinero y los promotores tienen los bolsillos vacíos.

Una gira

También en el archivo personal de Lucini podemos encontrar un rastro de esta forma de actuar. En concreto, una foto en los que aparecen los protagonistas de una gira conjunta que unió durante un verano a Joaquín Sabina, Javier Krahe, Luis Eduardo Aute y Suburbano que ofertaban un concierto conjunto que pudo verse en todo el Estado español.

Y hay muchas más ‘joyitas’ de este tipo en la colección de fotografías acumulada pacientemente por este musicólogo. Por ejemplo imágenes del primer mitin político de José Antonio Labordeta, en el que participó como telonero de Enrique Tierno Galván, o del encuentro entre Carlos Cano y Amalia Rodrígues, cuando el artista andaluz fue a cantar ‘María la Portuguesa’ a Lisboa o de una sonriente Rosa León que posa encantada junto al poeta Rafael Alberti.

Alberti, el gran poeta exiliado de la Generación del 27 que sobrevivió a Franco, también fue fundamental en la historia de la canción de autor. Cuando regresó a España se integró con rapidez en aquella comunidad de cantautores que le idolatraba. Y trabajó junto a ellos. A veces, recitando sus poemas en recitales y discos, como, por ejemplo, uno realizado a medias con Soledad Bravo que editaría CBS y en el que tocó la guitarra el gran Manolo Sanlucar.

O como ilustrador de excepción, porque el poeta, que también pintaba colaboró en el diseño de varios álbumes que recreaban su obra con distintas músicas. Y otra de las joyas de la colección personal de Lucini es un disco de Mikaela, editado por Belter, que cuenta con unos personalísimos dibujos de Alberti.

No sólo él. Otros muchos pintores de renombre también participaron en este tipo de experiencias. Por ejemplo, el canario Manuel Millares que se implicó en la edición de la Misa Canaria de Los Sabandeños o ‘El Cubri’ que realizó un cómic para la portada y el interior de la ‘Cantata del Exilio’, un disco colectivo en el que, un poco a la manera de la famosa ‘Cantata de Santa María de Iquique’ de Quilapayún, se narraba la historia de los exiliados españoles que acabaron en campos de concentración franceses tras la Guerra Civil.

Carteles

Hay muchos más tesoros en esta colección que ha de servir como punto de partida para ese gran centro de documentación de la canción de autor con el que sueña Lucini. Carteles de recitales emblemáticos, como el primer concierto contra la OTAN, que inspiraría a Krahe la famosa canción ‘Cuervo Ingenuo’, y otros, mucho más singulares, en los que se aúna el valor artístico con la trascendencia histórica.

Aquella unidad inicial de la que hablábamos antes, fue el origen de muchas anécdotas. Y hasta de algunas fórmulas inesperadas que surgieron del uso del ingenio para sortear los problemas. Por ejemplo, la invención de un sistema para hacer carteles que sirvieran para anunciar los conciertas: Debían ser visibles y llamativos y poder ser fabricados en serie, pero sin tener que pagar la factura de una imprenta.

-«Aute inventó un sistema de hacer carteles baratos. Cogía un papel hacía unas plantillas con la cara del cantautor y luego con un spray hacía tantos carteles como hicieran falta», explica.

Lucini conserva uno de aquellos carteles, diseñado para un concierto de Adolfo Celdrán-el propio Adolfo se lo hizo llegar para una de las exposiciones-. Aunque la mayoría se han ‘evaporado’. Al fin y al cabo se trataba de una suerte de litografías originales de Luis Eduardo Aute que, además, las firmaba. Lo cierto es que desaparecían inmediatamente en cuánto se terminaban los recitales.

No es extraño. El resultado de un sistema que podía realizarse sin que su ‘inventor’ estuviera presente eran unos pósters curiosos y bellos. Objetos únicos. Lo más puramente ‘vintage’ que uno pueda imaginarse, según la terminología actual. Hasta el punto de que algún cantautor moderno que ha conocido la historia en la narración del maestro se ha manifestado dispuesto a intentar algo parecido para anunciar su próximo concierto.

Exposición

Lucini también está convencido de que para mantener viva la llama de la canción de autor no basta con inventariar documentos que se refieran al pasado, por brillante que este sea. Por eso su centro de documentación mirará al futuro e intentará encontrar fórmulas para que las canciones se escuchen y se disfruten ahora mismo.

Algunas tan peculiares como otro proyecto aún por realizar, que mezcla las canciones con la pintura y con la posibilidad de que exista un espacio en que ambas manifestaciones artísticas puedan ofrecerse al público de manera conjunta.

-«Yo encargué quince cuadros para ilustrar con ellos mis quince canciones favoritas de todos los tiempos. Quería hacer una exposición donde el público, sentado cómodamente pudiera jugar con las pinturas a la vez que escuchaba las canciones», rememora.

Lamentablemente, en su momento, no encontró una sala de exposiciones en la que le fuera posible realizar la experiencia. Pero las pinturas están ahí con lo que la puerta sigue abierta. Alguna de ellas, como la que refleja ‘Estrella’, la canción de Enrique Morente, estuvo a punto de viajar hasta la casa del ‘cantaor’ para reposar en sus paredes, porque Lucini se mostró dispuesto a regalársela cuando este se la pidió. La inesperada muerte del artista frustró el plan.

Hay más temas incluidos en esta personalísima lista, como ‘La Belleza’ de Aute, ‘La Murga de los Currelantes’ de Carlos Cano o el ‘Viatge a Itaca’ de Lluis Llach. Pero el maestro asegura que del mismo modo que pensó en una colección de 15 cuadros podría haber sido de 20 o de 30, porque, en su opinión, la canción de autor española ha generado muchas obras maestras.

El Público

Sin embargo, la mayor parte de ellas parecen haberse escrito en una época muy concreta. Entre los últimos años en los que Franco estuvo vivo y los primeros de la democracia.

De hecho, incluso en las manifestaciones actuales, cuando la crisis ha vuelto a llevar las protestas a las calles, la música que se escucha e, incluso la que se canta, pertenece a ese pasado ‘glorioso’. La etapa en la que reinaron de verdad los cantautores. Sin contar con otro momento algo más breve, en los años noventa que propició el éxito de otro grupo de artistas aún en activo como Jorge Drexler, Ismael Serrano, Tontxu o Pedro Guerra. Los artistas que convirtieron en mítica a la Sala madrileña Libertad 8.

¿Qué ha pasado entonces? Porque el gran público parece haber dado la espalda a la canción de autor. Lucini cree que hoy en día hay artistas muy valiosos que, lamentablemente no tienen la difusión que merecen.

Y recuerda que Serrat, Aute, Sabina y hasta el cubano Silvio Rodríguez contaron con una ventaja de la que carecen los artistas de ahora. Tenían una discográfica detrás. Una industria que confiaba en ellos porque ellos eran negocio.

-«Habría que poner en un altar a esos cantautores que ahora hacen su disco, se lo graban, se lo produce y lo venden en los conciertos, que vende cien, que vende cuatrocientos, que luego edita otros cincuenta. Eso es meritorio», afirma.

Y, lo cierto es que casi todos ellos, muchas veces ‘ninguneados’ y obviados por unos medios de comunicación volcados ahora con otros estilos, han encontrado una plataforma de difusión en ‘Cantemos como quien respira’, el blog en el que Lucini da cuenta de todo lo que acontece, hoy por hoy, en el maravilloso mundo de su amada canción de autor.

Como ha hecho siempre y como piensa seguir haciendo durante muchos años más. Con todos los medios que tenga a su alcance. Incluidos los que le proporcionará ese centro de documentación que aspira a construir.

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