El candidato del PSOE a las elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba, va a tratar de recuperar el respaldo de un caladero de votos tradicionalmente socialista como es el de los habitantes de las cuencas mineras de Asturias y León, dónde se celebran todos los meses de septiembre la fiesta de Rodiezmo. Las reformas del mercado laboral y de la Constitución impulsadas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero han desatado duras críticas de este sector hacia el PSOE.
La relación entre Zapatero y Rodiezmo, o el sector minero, ha pasado de la ‘pasión’ que ambos se dedicaban cuando el jefe del Ejecutivo no era más que un diputado raso en el Congreso por la provincia de León al ‘odio’ que se instauró el año pasado tras la reforma laboral que llevó a la ruptura en sus ‘relaciones’ y a las ausencias del socialista en la fiesta que se celebra el primer domingo de septiembre.
Un divorcio, entre la cuenca minera y el PSOE, ante el que Rubalcaba ha decidido actuar. El cabeza de lista de los socialistas quiere recuperar el ‘espíritu obrero’ que el partido ha perdido en tierras asturleonesas. Para ello, el ex ministro viajará el jueves a la cuenca del Nalón para protagonizar un mitin electoral, así como diferentes actos de campaña, en los que enfatizará su compromiso con el estado del bienestar, así como con las preocupaciones del sector minero.
El respaldo de este caladero de votos para la carrera de Rubalcaba a La Moncloa es vital. Tener detrás al sector minero no sólo evidencia la ruptura del candidato con la gestión de Zapatero que tantas críticas han despertado en algunos sectores tradicionalmente socialistas, sino que también ayuda al ex ministro a trasladar la imagen de que en su programa se preocupa por trabajadores tan olvidados como los mineros. Además de abrir una vía de entendimiento con los sindicatos.
