Acabar con el matrimonio infantil y la mutilación genital costaría 3.400 millones de dólares al año

Acabar con el matrimonio infantil y la mutilación genital costaría 3.400 millones de dólares al año

UNFPA denuncia que ambas prácticas son resultado de la falta de poder de decisión y de derechos que sufren mujeres y niñas en el mundo

Dólares y euros

El matrimonio infantil y la mutilación genital femenina son solo dos de las prácticas nocivas a las que millones de niñas y mujeres de todo el mundo se siguen viendo sometidas a pesar de los tratados, convenios y leyes en su contra, con el consiguiente impacto para sus vidas. Sin embargo, acabar con estas dos prácticas de aquí a 2030 es factible y costaría 3.400 millones de dólares al año.

Esa es la cifra que ofrece la directora ejecutiva del Programa de Población de la ONU (UNFPA), Natalia Kanem, en el informe ‘Contra mi voluntad: Desafiar las prácticas que perjudican a las mujeres y niñas e impiden la igualdad’, que defiende sería «un dinero bien empleado para acabar con el sufrimiento de unos 84 millones de niñas».

Como recuerda le informe anual del UNFPA, «los matrimonios infantiles, precoces y forzados y la mutilación genital femenina son algunos de los ejemplos más destacados de prácticas nocivas derivadas de la falta de capacidad de decisión y derechos de las mujeres y las niñas». Estas prácticas, subraya, «están extendidas y se dan en todos los rincones del mundo, ya sean países desarrollados o en desarrollo» sin que «ninguna nación puede proclamar que le son totalmente ajenas».

Aunque en el caso del matrimonio infantil también puede afectar a los niños, «la inmensa mayoría» de quienes sufren ambas prácticas, «que se cuentan por cientos de
millones, son mujeres y niñas». Al igual que otras prácticas nocivas, «se basan en
la premisa de que los derechos y el bienestar de una mujer o de una niña son menos importantes que los de los hombres y los niños».

El resultado, lamenta el UNFPA, es que «las mujeres y las niñas tienen menos opciones a su disposición y es más probable que otros tomen decisiones por ellas que las dejen a merced de los hombres desde el punto de vista sexual, legal y económico». El informe identifica al menos 19 prácticas nocivas –desde el planchado de los senos a las pruebas de virginidad pasando por la preferencia por los hijos varones– que tienen la consideración de violación de los Derechos Humanos.

4,1 MILLONES DE MUTILACIONES EN 2020
Por lo que se refiere a la mutilación genital femenina, según el informe, 4,1 millones de niñas y mujeres podrían verse sometidas a ella solo en 2020 y, dado el incremento demográfico, la cifra podría alcanzar los 4,6 millones en 2030 pese a los esfuerzos para acabar con ella para esa fecha. Alrededor de 200 millones de niñas y mujeres que viven actualmente han sufrido alguna forma de mutilación genital en 31 países.

Todas ellas no solo han sufrido el hecho en sí, con el dolor y el resto de consecuencias para su salud aparejadas, sino que también han vivido «la falta de apoyo y servicios que cubriesen sus necesidades de atención continuada en materia de salud física y mental».

La mutilación genital femenina se basa en la creencia de que mejora la fecundidad, favorece el placer sexual masculino, reprime la sexualidad femenina, mejora la higiene, evita la infidelidad, satisface las demandas de las instituciones religiosas o propicia la aceptación de la comunidad.

Sin embargo, ONU Mujeres sostiene que «es violencia de género aprobada por la sociedad» y constituye «una práctica patriarcal que tiene su origen en las desiguales relaciones de poder entre las mujeres y los hombres, integradas en un sistema que perpetúa el poder de estos».

La práctica está muy extendida en los países africanos, así como en algunos de Oriente Próximo y también de Asia, pero debido a los movimientos de población y las migraciones, también se han constatado casos en países desarrollados. Además, tiene más prevalencia en los hogares más pobres del medio rural que en los hogares urbanos más acomodados.

El informe sostiene que acabar con la mutilación genital femenina para 2030 es aún posible pero para ello hay que «acelerar las medidas». Esto pasa, según UNFPA, por empoderar a mujeres y niñas para que se escuche su voz. Para ello haría falta ampliar los esfuerzos comunitarios.

Según un análisis reciente recogido por la agencia de la ONU, harían falta 2.400 millones de dólares durante 10 años para lograr este objetivo. De esa cifra, 2.100 millones serían para sufragar programas de prevención de la mutilación genital femenina, 225 millones de dólares para costear programas de protección y 130 millones de dólares para financiar la atención y el tratamiento.

33.000 MATRIMONIOS INFANTILES AL DÍA
Por lo que se refiere al matrimonio infantil, aunque está prohibido prácticamente en todo el mundo, cada día se producen 33.000 a escala mundial. Según el informe, se calcula que, de las niñas y mujeres vivas en la actualidad, 650 millones se casaron siendo niñas y en 2030 estarán casadas otros 150 millones de niñas menores de 18 años.

UNFPA incide en que de las prácticas nocivas que se ha comprometido a poner fin, el matrimonio infantil es la que presenta una mayor prevalencia. Además, también conlleva un elevado costo económico. Según el Banco Mundial, en tan solo 12 países en los que es frecuente el matrimonio infantil, la pérdida de capital humano ascendería a 63.000 millones de dólares entre 2017 y 2030, mucho más de la ayuda oficial al desarrollo recibida por estos países.

«Acabar con el matrimonio infantil acarrearía grandes beneficios no solo para el empoderamiento de las niñas, sino también para su salud, educación y bienestar, así como para las comunidades y naciones», sostiene la agencia de la ONU, que denuncia que se trata de «una violación fundamental de los Derechos Humanos que arrebata a las niñas su educación, su salud y sus perspectivas a largo plazo».

Este problema es especialmente grave en Asia Meridional, África Subsahariana y algunas partes de América Latina y el Caribe. A nivel mundial, la prevalencia es de aproximadamente el 21 por ciento, frente al 25 por ciento de 2006 y que contrasta con casi el 60 por ciento que había en el sur de Asia en 1990.

Según UNICEF, las mayores tasas de prevalencia se registran en África Occidental y Central, con un 40 por ciento, seguidas de África Oriental y Meridional, con un 34 por ciento. En América Latina y el Caribe, una de cada cuatro niñas está casada o en unión informal antes de cumplir los 18 años si bien en algunas partes de la región, la cifra es superior a una de cada tres.

En el caso de Asia Meridional, se sitúa en el 30 por ciento gracias a que los avances en India han permitido un descenso del 50 por ciento, si bien sigue siendo la que registra el mayor número de matrimonios infantiles.

El informe pone de relieve que las niñas que solo han completado la enseñanza
primaria tienen el doble de probabilidades de casarse o formar parte de una unión libre que las que poseen enseñanza secundaria o superior. En el caso de las que no han recibido ningún tipo de estudios, tienen una probabilidad tres veces mayor.

Así las cosas, según UNFPA, si se replicasen, ampliasen y financiasen por completo las iniciativas y programas que empoderan a las niñas, aumentan su nivel educativo y mejoran su preparación para la vida, podría eliminarse el matrimonio infantil en 68 países antes de 2030. Para ello, haría falta una inversión de 35.000 millones de dólares en un plazo de 10 años.

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