Cambio climático: los expertos se fijan en las recetas económicas tras la II Guerra Mundial

Finanzas verdes

Cambio climático: los expertos se fijan en las recetas económicas tras la II Guerra Mundial

El Banco de España acoge una conferencia sobre los desafíos para el sector financiero que supone el cambio climático.

Segunda Guerra Mundial

El cambio climático supone un desafío para el conjunto de la economía mundial del que no escapan bancos ni supervisores financieros, pero al mismo tiempo ofrece una oportunidad casi sin precedentes para generar un ‘boom’ económico que traiga creación de empleo para los próximos 30 años. Esa es una de las conclusiones que se pueden extraer de la conferencia ‘Climate Change. Challenges for the Financial System’ que se ha celebrado hoy en la sede del Banco de España en Madrid.

Frank Elderson, miembro del consejo de gobierno del banco central neerlandés y presidente de la Network for Greening the Financial System (NGFS), ha recordado que “el cambio climático no es algo que vaya a pasar en 2050”, sino algo que ya se deja notar en las economías de todo el mundo. Solo el año pasado, se contabilizaron 160.000 millones de dólares de pérdidas en el mundo relacionadas con la “crisis climática”.

En ese sentido, “en el mandato” de los bancos centrales se encuentran las medidas para mitigar los efectos de esta crisis. “Nadie puede mirar a otro lado, ningún banquero ni ningún directivo de un banco central”, ha alertado. Tampoco “nos podemos permitirnos el lujo de seguir esperando”, ha defendido Elderson, que ha puesto énfasis en establecer una taxonomía, es decir, “un conjunto de reglas de lo que debe ser una inversión verde”.

“Una taxonomía europea es fundamental”, ha coincidido Sean Kidney, cofundador y CEO de la Climate Bonds Initiative. El economista británico ha señalado que “los inversores están ansiosos y preocupados”, porque “nos encontramos en un mundo de gran volatilidad”. Pero Europa cuenta con una ventaja, ha reflexionado, “un mercado social” en el que los gobiernos marcan la agenda de las empresas y no al revés.

A juicio de Kidney, hay que seguir el ejemplo de China en la crisis financiera de 2008. “China salvó la economía mundial inundando todas las economías con dinero”, ha llegado a destacar. En ese sentido, “tenemos el capital, el dinero, y los tipos de interés son muy bajos. Podemos conseguir nuestros objetivos pero tenemos que ser valientes”. “Hay pensar en una transición rápida; no podemos ponernos un objetivo a 30 años, tenemos que lograr una reducción del 50% de las emisiones en una década”.

El CEO de la Climate Bonds Initiative ha hecho asimismo un llamamiento a “ver las oportunidades” que se abren.” Así es como reconstruimos las economías tras la segunda guerra mundial. Que todo el mundo gane dinero, generar las circunstancias para un ‘boom’ económico y 30 años de creación de empleo”. Hay mucho camino por delante, pero “tenemos ante nosotros 30 años de crecimiento fantástico si lo hacemos bien”. “Todos juntos, con los gobiernos implicados, no dejándolo en manos de los millonarios”.

Danae Kyriakopoulou, economista jefe y directora de investigación del Foro de Instituciones Monetarias y Financieras Oficiales (OMFIF), ha querido poner el acento, por su parte, en que en la COP hay una “brecha enorme” de las demandas de las personas que protestan y la agenda política, y esto a su juicio “es peligroso”: “Ojo con mirar para otro lado porque no nos va a llevar a ninguna parte”, ha advertido.

La encargada de abrir esta jornada ha sido la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, que ha reclamado la cooperación entre el sector público y privado para hacer frente al desafío que supone para el sector financiero y asegurador la transición hacia un modelo sostenible. “Estamos todos juntos en el mismo barco, este planeta, por lo que también debemos aprender y trabajar juntos para lograr el mismo objetivo compartido”, ha señalado.

Delgado ha recordado que la transición hacia una economía baja en carbono afecta n al sector financiero por su papel en la canalización de la financiación necesaria para llevar a cabo las inversiones que requiere el Acuerdo de París. En ese sentido, ofrece no solo desafíos sino también “oportunidades”, por el papel que puedan jugar los bancos en la emisión de bonos verdes y préstamos sindicados relacionados con finanzas sostenibles.

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