Pobreza laboral e inestabilidad: heridas de la crisis que aún perviven en el mercado de trabajo

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Pobreza laboral e inestabilidad: heridas de la crisis que aún perviven en el mercado de trabajo

Las tasas de desempleo, subempleo e inestabilidad laboral en España están muy por encima de la mayoría de los países de la UE, según un informe de La Caixa.

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“Las tasas de desempleo, subempleo e inestabilidad laboral en España están muy por encima de las de la gran mayoría de los países de la Unión Europea. Por otro lado, a pesar de ser uno de los estados que más gastan en políticas de desempleo sobre el PIB, la inversión por persona desempleada y el grado de cobertura de las prestaciones es inferior al de muchos países de nuestro entorno”. Estas son algunas de las conclusiones del segundo informe que ha realizado La Caixa en el que se ha analizado el mercado de trabajo español atendiendo a como cumple tres retos y necesidades sociales: acceso al em­pleo, condiciones de trabajo adecuadas y salario sufi­ciente.

El estudio arroja unos resultados negativos, ya que según sus autores “prácticamente, todos los indicadores han empeorado desde la recesión, sin que los avances logrados en el poco tiempo que ha pasado desde el final de la crisis hayan conseguido recortar sus­tancialmente las pérdidas registradas en ese período.

Además, en el informe se resalta que España destaca por sus altos niveles de pobreza laboral e inestabilidad del empleo, una pobreza laboral ligada, sobre todo, a la insuficiencia de horas de trabajo y a la concentración de desempleo en determinados hogares y se facilita un decálogo de conclusiones que explicaría esta “debilidad” del mercado de trabajo español que “implica que también tengamos el mayor número de tra­bajadores que viven en hogares cuya renta familiar está por debajo del umbral de la pobreza”.

Debilidades

Disfunción del mercado de trabajo El mercado de trabajo español es uno de los que presenta disfunciones más importantes dentro de los países de la UE, tanto en los ciclos económicos expansivos como en los contractivos. Durante los ciclos recesivos aumenta mucho la tasa general de desempleo y durante los expansivos crecen los empleados con contratos de corta duración que sufren una importante inestabilidad en el empleo y que registran recurrentes entradas y salidas del mercado de trabajo. Durante el último ciclo recesivo, España fue el país europeo en el que cada punto de caída de la producción supuso un mayor aumento de la tasa de desempleo. En consecuencia, prácticamente todos los indicadores estimados han empeorado desde la recesión, sin que los avances logrados en el corto período desde el final de la crisis hayan supuesto un recorte sustancial de las pérdidas registradas entonces.

Alto desempleo juvenil. El desempleo juvenil en España es alto en el contexto europeo y, aunque sigue siendo muy preocupante que casi uno de cada tres jóvenes españoles entre 20 y 29 años esté desempleado, la situación es claramente mejor que hace cinco años, cuando la tasa de desempleo para esa franja de edad alcanzaba el 41%.

Pobreza e insuficiencia de horas de trabajo. Tanto durante el ciclo económico expansivo como en el recesivo, España ha presentado niveles altos de pobreza laboral e inestabilidad del empleo. La pobreza laboral y la inestabilidad en el empleo de los empleados españoles están muy por encima del promedio europeo tanto en las fases expansivas como, especialmente, durante las recesivas. La pobreza laboral en nuestro país está ligada a dos factores clave: el subempleo por insuficiencia de horas de trabajo y el desempleo y su concentración en determinados hogares.

Salarios por hora. Los salarios por hora de los empleados en España están en la media de los países de la Unión Europea, pero es importante señalar que, en la fase expansiva, en 2005, por ejemplo, cuando el 92 por ciento de los activos estaban empleados, el salario por hora mediano era más bajo de lo que fue después durante la recesión. Este dato indica que los períodos de bonanza arrastran positivamente en términos de ocupación a colectivos con salarios bajos, que en otro entorno económico estarían en situación de desempleo.

Alto subempleo y larga duración del desempleo. El impacto de la recesión sobre el mercado de trabajo español ha aumentado el subempleo, la pobreza laboral y, sobre todo, la duración de los periodos de desempleo en comparación con el promedio europeo. El número de personas que viven en hogares donde la mitad o más de los activos desempleados llevan más de un año buscando empleo prácticamente se ha triplicado desde 2005 a 2017, pasando de un 6 a un 14,6 por ciento. En estos tres aspectos, la situación del mercado de trabajo español es mucho peor actualmente que la de la media de los países de la UE

Desajuste educativo. Los niveles de inadecuación de conocimientos al puesto desempeñado de los empleados en el mercado de trabajo español es alta. Casi la mitad de los trabajadores españoles declaran que su empleo exige más o menos cualificación de la que poseen. De estos, tres de cada cuatro dice tener más cualificación que la necesaria para el trabajo que desempeñan. Es importante señalar que la recesión ha exacerbado este problema, aunque en el período reciente la sobrecualificación se ha reducido algo mientras que la infracualificación se mantiene

Insatisfacción con el trabajo ligada al ciclo económico. La insatisfacción general con el trabajo está muy ligada al ciclo económico, con aumentos de insatisfacción en las fases expansivas cuando el empleo es abundante y reducciones en las fases recesivas, cuando el empleo es escaso. Además, uno de cada diez trabajadores tiene incertidumbre sobre su horario de trabajo, lo que aumenta las dificultades para conciliar vida laboral y familiar. En la perspectiva comparada europea destaca que en fases expansivas la insatisfacción general con el trabajo es similar en España a la media de la Unión Europea, aunque actualmente esta insatisfacción está por debajo de la de la media de los países europeos.

Alto gasto en políticas de empleo, pero poco en políticas activas. España es uno de los países de la Unión Europea con un porcentaje más alto de gastos en políticas de empleo sobre el PIB. Esta caracterización se observa tanto en los períodos expansivos como en los de destrucción de empleo y guarda relación con el hecho recurrente de una tasa de paro superior a la media europea. Esa posición en el ranking europeo no se corresponde, sin embargo, con una intensidad protectora equivalente, tal como muestran los datos de gasto por persona desempleada. Especialmente destacado en el contexto europeo es el bajo gasto español en políticas activas por persona desempleada, inferior incluso al de países con un menor nivel de renta

Reducción de la tasa de cobertura del sistema de prestaciones por desempleo. La cobertura de las situaciones de desempleo por parte del sistema de prestaciones destinadas específicamente a cubrir este riesgo está muy condicionada por las reformas emprendidas durante las dos últimas décadas, que hicieron más difícil la entrada en el sistema y rebajaron tanto las cuantías como la duración de las prestaciones. A medida que avanzó la crisis, fue reduciéndose la cobertura ofrecida por el sistema, que se mostró desbordado cuando la tasa de desempleo alcanzó sus valores máximos. En la actualidad, la tasa de cobertura, con prestaciones para poco más de uno de cada dos parados, roza el mínimo histórico de las dos últimas décadas. Uno de los resultados más negativos de esta caída de la cobertura es que el efecto de estas prestaciones sobre la tasa de pobreza apenas se modificó, a diferencia de lo que sucedió durante la crisis en la mayoría de los países europeos, a pesar de la marcada caída en la renta de los hogares más afectados por el desempleo en España

Salario mínimo real bajo, aunque creciente. Aunque el salario mínimo afecta directamente a pocos trabajadores, su evolución refleja la preocupación de los decisores públicos por asegurar un nivel mínimo de bienestar a través de las remuneraciones. Durante la crisis su cuantía disminuyó en términos reales y apenas registró cambios hasta 2017, cuando se establecieron importantes subidas nominales. El valor real del salario mínimo, sin embargo, sigue estando muy por debajo del vigente en los países de nuestro entorno.

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