Las mujeres tienen un 39% menos de probabilidades de votar a partidos de extrema derecha

Ascenso de la ultraderecha

Las mujeres tienen un 39% menos de probabilidades de votar a partidos de extrema derecha

El lenguaje bélico y populista de la ultraderecha es menos atractivo para el electorado femenino, según la Universitat Oberta de Catalunya.

Urna electoral elecciones

Ernesto Pascual, profesor de los Estudios de Derecho y Ciencias Políticas de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), afirma que “se ha demostrado que los votantes” de los partidos de extrema derecha “mayoritariamente son hombres” y asegura que “las mujeres tienen un 39% menos de probabilidades de votar a estos partidos que los hombres”, una brecha de género que este profesor universitario achaca a “factores estructurales, actitudes y los propios programas de los partidos explican en parte los motivos de esta brecha en el voto”.

“Los programas de la extrema derecha varían en relación con el género”, afirma Pascual. Así, partidos como Vox abogan por revertir la ley de violencia de género (medida n.º 70) y la ley del aborto (medidas n.º 75 y 56), o asumir que el principal rol de la mujer es el de madre (medidas n.º 73 y 78). Ello los hace no apetecibles para el electorado femenino. En cambio, “los partidos que abordan la problemática de género desde ópticas liberales son más atractivos para las mujeres. Por ejemplo, aquellos que abogan por la libertad religiosa, de vestimenta (ni velo, ni yihabb o burka) o la prohibición de la ablación”, añade. “Parece lógico que las mujeres se abstengan de votar a partidos que intentan quitarles derechos o hacerlas más vulnerables”, puntualiza este profesor de la UOC.

Motivos laborales

La segunda razón que explicaría el menor respaldo femenino a los partidos de ultraderecha recae –en opinión de este experto en las diferencias estructurales en el trabajo que existen entre los hombres y las mujeres. “Los hombres han trabajado en la industria manufacturera, posiciones que desaparecen o se precarizan tras la globalización”, explica el politólogo. El hecho de ser más propensos a convertirse en “perdedores de la globalización” provoca un sentimiento antisistema: “Consideran que el sistema no ha sabido protegerlos, sino que les busca competidores externos: los inmigrantes”, añade.

Por ello, las personas de origen extranjero son vistas como enemigos en el mercado laboral o en la percepción de ayudas. “Este es el desencadenante de las políticas nativistas, aquellas que defienden o privilegian a los nacidos en la propia tierra, que es una de las características de los partidos de extrema derecha», alerta Pascual. Y recuerda que “de hecho, según un sondeo poselectoral sobre las elecciones andaluzas de El País, tres de cada cuatro votantes de Vox citan al menos un argumento nativista”.

Según el profesor, las mujeres, en cambio, han trabajado en sectores terciarios, donde no han visto su trabajo tan amenazado y por lo tanto no reclaman ese tipo de políticas, aunque, aclara, pueden ser antisistema por la precarización “per se” de su trabajo.

El último factor, según este profesor universitario, son las actitudes diferentes en la socialización que tienen hombres y mujeres ante la violencia, la autoridad o la represión. “Se ha demostrado que las mujeres se oponen más al uso de la fuerza y son más propensas a defender políticas más compasivas que los hombres, que tienen actitudes más favorables hacia la ley y el orden que ellas”, explica Pascual. Por eso, el lenguaje bélico, populista y de odio, del “nosotros contra ellos” característico de estos partidos de derecha radical es menos atractivo para las mujeres”, afirma Pascual. Resaltando que “curiosamente, en el caso de los partidos de izquierda populistas, esta brecha de género es mucho menor, casi inexistente”.

Más información