Año nuevo, vida igual

Violencia machista

Año nuevo, vida igual

Crece la preocupación por la violencia machista y más cuando Vox exige que se retiren las leyes y partidas presupuestarias para luchar contra esta lacra.

Violencia machista

En Laredo (Cantabria), un joven mató a puñaladas a su novia. En Borriana (Castellón), dos individuos fueron detenidos por agredir sexualmente a una menor durante la Nochevieja. En Madrid, un sujeto apaleó a su mujer durante doce horas… Son titulares de las portadas de los medios de comunicación: el año nuevo no está cumpliendo la ilusión de una vida nueva; las noticias con que se está inaugurando 2019 demuestran que la vida sigue igual al menos para el drama de la violencia machista.

Mientras tanto, en Pamplona los jueces, después de debatir si fue agresión o abuso, han decidido dejar en libertad provisional un tiempo más a los miembros de la tristemente célebre Manada de asalvajados que durante los sanfermines violaron a una muchacha. Que las mujeres lo tengan presente cuando salgan de casa, los cinco siguen por ahí sueltos. Lo mismo que estaban los asesinos de Laura Luelmo y Diana Quer.

La preocupación por esta lacra crece ante cada noticia de esta naturaleza. Y más, sin duda, cuando se anuncia que Vox, el partido emergente de la extrema derecha, exige a sus futuros socios en el Gobierno de Andalucía, que en lugar de extremar la lucha contra la delincuencia de género y aumentar las medidas de protección a la mujer, retiren las leyes y partidas presupuestarias que están vigentes con estos objetivos.

Que la sociedad no haya logrado acabar con esta situación es desalentador y preocupante. Todas las medidas adoptadas hasta ahora para erradicarla se han revelado insuficientes. (Que los hombres no seamos capaces de proteger la integridad e intimidad de las mujeres, es frustrante e imperdonable). Aunque, llegado a este punto en la reflexión, más preocupante incluso es que un partido político, que goza de estatus legal, se esté convirtiendo poco menos que en su protector.

Vox ya levantó serias preocupaciones democráticas cuando irrumpió en la vida pública. Pero nadie podía imaginar que sus propuestas ultraconservadoras llegasen hasta ese extremo. Y si preocupante es su pretensión, más preocupante aún es que dos partidos democráticos, PP y Ciudadanos, ambos predestinados a la alternativa en el poder, acepten negociar los términos de esta exigencia para conseguir su apoyo en la formación del Gobierno andaluz o tal vez compartirlo.

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