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En España existen alrededor de unas 130 empresas que elaboran registros de impagos.

Cartera dinero lupa

Sucede a mucha gente que llega a su banco para pedir un préstamo, que vuelve con las manos vacías porque se entera in situ de que figura en una lista que la retrata como mal pagador. Las listas de morosos son grandes bases de datos al alcance de entidades financieras y otras empresas en las que se registran los nombres de personas que no están al corriente con sus pagos. Esta situación supone una de las características más excluyentes desde el punto de vista de los bancos y entidades crediticias a la hora de ofrecer sus servicios financieros, ya sean una hipoteca a treinta años o simplemente un crédito rápido.

En España existen alrededor de unas 130 empresas que elaboran registros de impagos. La más conocida de ellas es la Asociación Nacional de Entidades Financieras (ASNEF), donde aparecen los coloquialmente conocidos como morosos, que no han pagado sus facturas a tiempo. Otra de las más importantes es la Central de Información de Riesgos del Banco de España (CIRBE), que no se trata en sí de un fichero de morosos como tal, sino de un registro. No obstante, al registrar a todos aquellos que tienen un préstamo, contiene un tipo de información de especial valor para las entidades financieras a la hora de decidir sobre la concesión de créditos. Además, existen el Experian Bureau de Crédito (BADEXCUG), que incluye a morosos denunciados por un acreedor, y el Fichero de Incidencias Judiciales (FIJ), que proporciona información sobre personas que mantienen posiciones deudoras con la administración pública. Con todo, existen empresas financieras que aceptan dar créditos a personas en listados de morosos, ya que atienden a otros factores y este no es excluyente. En este sentido, cuando se trata de pedir un crédito rápido, muchas personas acuden a portales online para obtener pequeñas sumas con las que afrontar imprevistos.

Los créditos rápidos se han popularizado en nuestro país en los últimos años a medida que las condiciones para la concesión de créditos por parte de los bancos tradicionales se endurecían hasta lo imposible. Frente a estos, las entidades que proponen créditos rápidos exigen menos requisitos administrativos y fiscales a cambio de tipos de interés y plazos de liquidación diversos de los habituales. En estos casos, la suma otorgada casi nunca alcanza los 1.000 euros y el tiempo de devolución de los mismos, así como el pago de los intereses, se pueden reducir a siete días o escasas semanas. Con todo, es importante valorar con serenidad la pertinencia de solicitarlos cuando no se dan las condiciones para poder subsanar sus costes, ya que también en estos casos el cliente es susceptible de acabar registrado en un listado de morosos. Esta situación haría prácticamente imposible que la persona en cuestión pudiese acceder a una hipoteca bancaria, a un préstamo o incluso a obtener una tarjeta de crédito. Por estos motivos, los expertos recomiendan un uso moderado e inteligente de este tipo de recurso financiero y una especial atención a todos los pormenores que dicho servicio implica.

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