Donald Trump y el comercio internacional

Guerra comercial

Donald Trump y el comercio internacional

Trump olvida que China es dueña de más de un billón (europeo, con 12 ceros) de deuda de EEUU.

Paraiso fiscal

Donald Trump, como buen populista, es muy proteccionista y además es el primer presidente de EEUU y del mundo que maneja la política en EEUU a base de tuits. En uno reciente, del 4 de abril de 2018, dice: “No estamos en guerra con China, la guerra la perdimos hace ya muchos años por aquellos representantes de EEUU que eran estúpidos e incompetentes. Ahora tenemos un déficit comercial de 500.000 millones de dólares anuales y otros 300.000 millones de robo de nuestra propiedad intelectual. No voy a dejar que esto continúe”. Se le había olvidado en este tuit que, hace poco más de un mes, había tuiteado: “Las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”.

Por esa razón dijo que va a imponer aranceles por 50.000 millones de dólares a China sobre 1.300 bienes importados. Al día siguiente China contestó anunciando aranceles a EEUU por 50.000 millones. Y desde entonces ambos países han cruzado nuevas amenazas.

Trump es un experto en contradicciones en términos, como cuando hace una política beligerante contra otro país, diciendo que el sólo confía en el mercado bursátil, cuando hace sólo un mes había dicho ya lo contrario.

En los dos últimos meses ha enviado tuits sobre el comercio internacional diciendo que “no estamos en una guerra comercial” “perdimos la guerra comercial hace ya muchos años” y “no podemos dejar que esto continúe”.

Por un lado, está decidido a reducir el déficit comercial de EEUU, de 500.000 millones de dólares, a costa de no importar de otros grandes países y de la Unión Europea, pero tiene que tener en cuenta que China es dueña de más de un billón (europeo, con 12 ceros) de deuda de EEUU. Aun así ha elevado sus aranceles frente al acero y al aluminio procedente de China, lo que hizo que el Dow Jones cayera 400 puntos.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha contraatacado, lo que es muy inusual, ya que ha intentado siempre evitar criticar a su principal accionista, ante las amenazas de Donald Trump. Maurice Obstfeld, que es el consejero económico y director de Investigación del FMI, dijo que EEUU debería de tener mucho cuidado en declarar un conflicto comercial con China, justo cuando vivimos una época de expansión de la economía mundial con un aumento del crecimiento en la zona del euro, China, Japón y EEUU, basado en el aumento del comercio y de la inversión, lo que provocaría un aumento del proteccionismo en sus dos países miembros más importantes.

Joseph Stiglitz y Paul Krugman, ambos Premios Nobel de Economía, han criticado sus comentarios porque están basados en hechos inexistentes. Stiglitz ha explicado cómo Trump había decidido construir una nueva valla en la frontera con México cuando la inmigración mexicana y de otros países iberoamericanos había disminuido notablemente y cuando ha dicho que China estaba depreciando su renminbi para evitar importaciones de EEUU, cuando de hecho lo estaba apreciando.

Si Trump hubiera consultado, previamente, con su secretario de Estado y del Tesoro y con su asesor económico Gary Cohn, que ya ha dimitido, al escuchar sus amenazas de una guerra comercial, le hubieran evitado esta metedura de pata internacional.

Reducir sus importaciones de China no crea empleos en EEUU, sino que sube los precios de lo que compran los ciudadanos americanos y, además, crea empleos en Bangladesh y Vietnam.

Comercio libre

Por otro lado, resulta que son los republicanos los que siempre han apoyado el comercio libre en EEUU, frente a los demócratas, pero Trump ha decidido hacer lo contrario. Asimismo, Paul Krugman ha criticado, duramente, que Gary Cohn, un demócrata favorable al comercio internacional y asesor económico principal de Trump, se haya tenido que ir, para evitar ser despedido.

Trump tiene una idea totalmente trasnochada y equivocada de lo que hoy es el comercio internacional ya que cuando habla o tuitea no escucha a sus asesores. Ha planteado enormes reticencias para firmar el TTIP, es decir, la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, que iba a conseguir que las exportaciones de bienes y servicios entre EEUU y la Unión Europea creciesen un 28% y que las ganancias netas para la UE fueran de 119.000 millones de euros por año y para EEUU de 95.000 millones de dólares anuales.

Además, ha descartado entrar en el Acuerdo TPP, es decir, la Asociación de Países del Trans-Pacífico, excepto China, países que representan el 40% del PIB mundial (Japón, Australia, Nueva Zelanda, Indonesia, Malasia, Brunei, Singapur, Japón, Perú, Chile y Canadá) y finalmente, ha decidido que va a desmantelar el Tratado entre EEUU, Canadá y México (TLCAN), por ser el peor acuerdo de la historia para EEUU.

Trump no ha entendido que, en 1960, el contenido medio de los inputs importados de otros países, en el producto final mundial era sólo del 20%, pero hoy es ya del 45% y alcanzará el 60% en 2030.

Finalmente, otro golpe al comercio de la Unión Europea ha sido la decisión del Reino Unido de salirse de la UE, que todos los europeos esperamos que no llegue a ser, finalmente, una realidad, ya que Escocia exporta un 80% de su petróleo a la UE y se verá obligada a hacer un referéndum para salirse; lo mismo ocurre con Irlanda del Norte, con lo que, de conseguirlo, en lugar de Gran Bretaña terminaría siendo Little England and Wales.

* Guillermo de la Dehesa, Presidente de Honor del Centre for Economic Policy Research CEPR de Londres

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