Margarida Marques, secretaria de Estado de Asuntos Europeos de Portugal

Entrevista

Margarida Marques, secretaria de Estado de Asuntos Europeos de Portugal

Después de más de dos décadas como funcionaria de la Comisión Europea, ha regresado a la política de su país para impulsar el proceso de construcción europea defendiendo las posiciones del Gobierno de António Costa, visto hoy como un modelo de éxito para la izquierda.

Margarida Marques, secretaria de Estado de Asuntos Europeos de Portugal

«Schäuble ya ha dicho que el ministro de Finanzas portugués es el Ronaldo del Ecofin»

Maria Margarida Ferreira Marques es una europeísta convencida. La actual secretaria de Estado de Asuntos Europeos de Portugal y diputada del Partido Socialista (PS) en la Asamblea de la República desde las elecciones del 4 de octubre de 2015 ha regresado a la política de su país después de más de dos décadas como funcionaria de la Comisión Europea en las que, entre 2005 y 2011, llegó a ser la responsable de la Representación del Ejecutivo comunitario en el país luso.

Ahora, busca continuar impulsando el proceso de construcción europea defendiendo las posiciones del Gobierno de António Costa. Por este motivo, estuvo la pasada semana en Madrid intentando contribuir a destrabar definitivamente las negociaciones entre la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) para la firma de un acuerdo de libre comercio entre los dos bloques. Un aspecto que considera fundamental en el contexto de la nueva situación geopolítica. Además, en una entrevista con EL BOLETÍN, analiza las claves que han permitido el gobierno de izquierdas a ‘la portuguesa’, considerado ahora un modelo de éxito, y el espacio que existe para las políticas socialdemócratas en el marco europeo.

Comencemos por comentar qué ha reunido hoy aquí a los responsables de las políticas comerciales de los países de Mercosur, España y Portugal.

Es natural que España tome la iniciativa de organizar este seminario e invite a Portugal a participar en él porque España y Portugal fueron los dos países que en el Consejo Europeo presionaron a la Comisión Europea para que retomase las negociaciones con Mercosur. Del mismo modo que también lo es que la Comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, esté hoy aquí. Todo esto son señales de que creemos que es el momento apropiado para relanzar las negociaciones y así lo han confirmado los cuatro ministros del Mercosur.

Sin embargo se viene hablando de este relanzamiento desde hace bastantes meses, sin que se acabe de concretar ¿A qué es debido?

El calendario es que ya este año, en diciembre, en Buenos Aires, durante la reuníón de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se rubrique un acuerdo político. Este no es todavía un acuerdo técnico, pero sí significa que se han hecho los suficientes progresos en la materia. Además, ya tenemos identificadas las cuestiones que aún nos separan: las identificaciones geográficas y las cuestiones relacionadas con la agricultura y la calidad alimentaria, como las medidas fitosanitarias.

También se está hablando de que es necesario tener valentía para reconocer que no todos los sectores saldrán ganando del mismo modo ¿Cuáles serían estos sectores?

Hay tres ámbitos que son los más sensibles: mercados públicos, servicios y agricultura. Los mercados públicos dependen mucho de las leyes nacionales porque muchas veces las regiones tienen competencia en esta materia, lo que crea problemas para que las empresas en la práctica puedan concurrir en otras regiones o en otro país. Es una cuestión que tiene que ver, por tanto, sobre todo con las competencias de los gobiernos nacionales porque muchas veces no pueden aplicar en todo el país los acuerdos. Además, la Comisión Europea consideró que la última propuesta de Mercosur es aún insuficiente en materia de servicios y mercados públicos. En agricultura, la negociación es una cuestión muy sensible para los agricultores portugueses y tenemos que defender sus intereses.

Con todo, ¿cuándo cree que será posible el acuerdo técnico?

Se han hecho progresos a nivel técnico y confiamos en que la negociación sirve para avanzar en estas cuestiones. Por otra parte, la nueva situación geoestratégica refuerza el sentido de oportunidad de este acuerdo. Tanto para afrontar algunas tentaciones proteccionistas a las que asistimos; como porque Mercosur es la única región de América Latina que no tiene aún un acuerdo comercial con la UE.

Es cierto que por primera vez se podría decir que todos los gobiernos de Mercosur son favorables a los acuerdos de este tipo, pero durante estos días, un grupo de eurodiputados ha cuestionada la legitimidad del actual gobierno brasileño y ha pedido no negociar con él ¿Qué le parece?

El ministro de Industria y Comercio Exterior de Brasil, Marcos Pereira, ha dicho que hay condiciones políticas en Brasil para hacer el acuerdo. Y, por tanto, tenemos que confiar en lo que dice el ministro porque es con este gobierno con el que tenemos relaciones políticas. En lo que se refiere a la firma y ratificación del acuerdo, las instituciones brasileñas se tendrán que pronunciar y si todos los procedimientos constitucionales fueran respetados evidentemente que consideramos que hay legitimidad en la firma del acuerdo.

«La UE entendió que en el nuevo contexto internacional debía tener una actitud más ofensiva en materia de política comercial»

Por otra parte hablaba de la nueva situación geoestratégica. ¿Son fenómenos como Trump o el Brexit también oportunidades para una mayor integración europea?

Hay un nuevo contexto geoestratégico del que sin duda forman parte el Brexit y también la posición de la nueva administración americana. Estos fenómenos son ejemplos de un nuevo contexto internacional en el que la UE ha entendido que debía dedicar mayores esfuerzos a las relaciones comerciales. Por eso, la comisaría Malmström acaba prácticamente de cerrar el acuerdo comercial con Japón, a falta de unos pocos detalles técnicos. La política comercial de la UE es un aspecto fundamental para promover el crecimiento económico, la convergencia y la creación de empleo; y la UE entendió que en el nuevo contexto internacional debía tener una actitud más ofensiva en materia de política comercial. Esta fue una decisión que tomaron los jefes de Estado y de Gobierno en el Consejo Europeo y que claramente incluyeron como principio en sus conclusiones.

Sin embargo, la posición frente a los tratados comerciales es una cuestión que claramente divide a la izquierda europea. Aquí acabamos de ver como el PSOE ha variado su posición respecto al CETA ¿Cómo se encuentra este debate en el PS portugués?

Nosotros somos favorables y hemos aprobado el CETA, que esta en este momento en el Parlamento para ser ratificado conforme a nuestro procedimiento constitucional. Firmaríamos que los próximos acuerdos comerciales tuviesen el mismo nivel de protección que tiene el CETA en materia de derechos sociales, ambientales o de calidad alimentaria. Incluye todo un conjunto de estándares que son superiores en estas materias. El Consejo Europeo fijo unas líneas rojas de negociación que han sido respetadas durante la negociación que ha llevado a cabo la Comisión. Por ejemplo, en materia de derechos laborales, Canadá ha ratificado algunas resoluciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que hasta la firma del Acuerdo no tenía ratificadas. Por tanto, es un acuerdo que forma parte de una nueva generación de acuerdos comerciales. Espero que el acuerdo de Mercosur y otras negociaciones comerciales como las que estamos desarrollando con México o Japón mantengan exactamente los mismo estándares.

«El gobierno portugués es socialista, de izquierdas, y apoya el CETA»


Por tanto, no le parece que algunas críticas como las relativas a los tribunales internacionales sean acertadas…

En materia de Tribunales y resolución de conflictos también creemos que hay un progreso considerable respecto a los tratados anteriores. Por eso creemos que este tratado es de una nueva generación y, de hecho, el mecanismo que se incluye en el CETA es resultado de la presión de la sociedad civil. Ya en 2013, se firmó este tratado y fue la sociedad civil la que presionó a las instituciones europeas, de forma que la Comisión Europea se vio obligada a renegociar ese aspecto. Por tanto, podemos decir que es una victoria de la sociedad civil europea y muestra también que las instituciones europeas han mostrado apertura a aquello que pretende la sociedad civil.

El mecanismo que se ha fijado finalmente resuelve muchas de las cuestiones anteriores. Por ejemplo, el mecanismo anterior permitía que una tabacalera llevase a un gobierno al Tribunal por haber tomado medidas para desincentivar el consumo de tabaco. Ahora, con el nuevo mecanismo, ni siquiera es posible que se admitiese una demanda de esas características.

Además, están previstos en el CETA determinados estándares laborales, ambientales o de calidad alimentaria; pero también que si los Gobiernos quieren reforzarlos, las compañías tienen que respetarlos. El gobierno portugués es socialista, de izquierdas, y entiende que este tratado, comparado con los anteriores, tiene ventajas muy significativas al respecto de los estandartes de derechos sociales, calidad alimentaria o en materia fitosanitaria. Pero también en materia de resolución de conflictos. ¿Esto quiere decir que es el mejor mecanismo para resolver conflictos? No. Pienso que todavía tenemos margen para constituir, por ejemplo a nivel de la OMC, un mecanismo más elaborado en materia de resolución de conflictos, pero lo que propone el CETA, con un tribunal en la práctica permanente, permite una independencia de las multinacionales que no existía antes. Y además permite a las PYMES poder acudir a este mecanismo, lo que no sucedía en el pasado porque los costes eran demasiado altos.

Imagino que esta posición, les genera conflictos con sus socios del Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista Portugués (PCP). Sin embargo, son vistos como un modelo…

Y trabajamos mucho para que eso sea así, pero claro que genera conflicto con el Bloco de Esquerda y el PCP. De hecho, la cuestión ya ha sido tratadas 3 veces en el Parlamento a pedido de los Verdes, del BE y del PCP. Pero yo no me siento defrauda en mis principios al defender este tratado y pienso que, por parte de esos tres partidos, hay de fondo una actitud que tradicionalmente ha sido crítica con los acuerdos comerciales. La gran ventaja de este gobierno es que tenemos tres acuerdos, pero también sabemos que hay áreas en las que no estamos de acuerdo. Por tanto, podemos gestionar esas diferencias.

«La principal clave del éxito del gobierno portugués diría que es negociación, negociación, negociación»


¿Cómo fue posible en Portugal esa alianza; ese Gobierno de cambio que, como sabe, en España no se pudo materializar?

Pienso que hay varios factores que lleven a la posibilidad y estabilidad de este Gobierno. Primero, hicimos tres acuerdos y el resultados de esos acuerdos los sumamos a nuestro programa de Gobierno, el del PS. El segundo elemento es que mantenemos una negociación permanente y el Parlamento portugués tiene más poder del que tenía antes ya que hay que negociar constantemente en él. En tercer lugar, nuestra identidad como gobierno ya que no es una coalición. Es un gobierno del PS apoyado en el parlamento por el Partido Comunista, Bloco de Esquerdas y Verdes. De esta forma nuestro discurso no ha cambiado y no porque tengamos el apoyo de esos tres partidos nuestro discurso se ha convertido en otro más de izquierdas. Mantenemos nuestra identidad como partido, lo que es saludable para nosotros, y también para nuestros socios porque al no hacer su discurso no entramos en su electorado y por tanto mantienen su apoyo. Creo que esto es muy importante, aunque la principal clave del éxito diría que es negociación, negociación, negociación.

Sin embargo los que suben en las encuestas son ustedes…

Salimos beneficiados, pero los otros tres partidos no salen perjudicados. Pero creo que también hay otro aspecto que contribuye a la estabilidad de este gobierno como son las políticas que estamos realizando. Veníamos de una fase de políticas de austeridad y hoy está claro para casi todo el mundo que la austeridad no funcionó. Estamos convencidos de que si este gobierno hubiese seguido las mismas políticas del gobierno anterior, no habríamos salido de procedimiento de déficit excesivo. Hemos realizado una política presupuestaria y unas políticas económicas y sociales que han permitido simultáneamente respetar nuestros compromisos europeos y crear mejores condiciones de vida para las personas. Pienso que hacer ese mix es la gran victoria de este Gobierno y de António Costa.

Decía que el fracaso de las políticas de austeridad es evidente para casi todo el mundo ¿También para Alemania?

Schäuble ya ha dicho que nuestro ministro de Finanzas era el Ronaldo del Ecofin. Conseguimos salir del procedimiento de déficit excesivo sin sacrificar las políticas sociales. Algunos colegas que defendieron políticas de austeridad saben que no funcionaron y que dividieron mucho a las sociedades. Un homólogo de un país báltico que fue también, como yo, funcionario de la Comisión y que ahora está en un gobierno PPE -del Partido Popular Europeo-, hoy lo reconoce claramente. No solo los gobiernos socialistas, hoy hay muchos gobiernos del PPE que reconocen que las políticas austeritarias crearon una gran división en las sociedades europeas.

«Schäuble quiere convertir una derrota en victoria»


Pero, en todo caso, ¿no es un reconocimiento un poco implícito, en el que los cambios son menores y demasiado soterrados?

Cuando Schäuble se manifiesta satisfecho de que Portugal haya salido del procedimiento de déficit excesivo, tengo la sensación de que él quiere transformar una derrota en victoria. Pienso que es necesario clarificar que si en Portugal hubiésemos mantenido las políticas anteriores, que era lo que nos pedían, no habríamos salido del procedimiento de déficit excesivo. Para lograr los objetivos presupuestarios tuvimos que apostar por el crecimiento económico porque apostar tan solo por los recortes también disminuye la recaudación y así no se consigue el equilibrio presupuestario.

En un reciente artículo en Eixo Atlántico, defendía que para superar situaciones como esta, Europa tenía que avanzar hacia un seguro de desempleo común, tener un mayor presupuesto… ¿Cree que hay consenso sobre este tipo de medidas?

Aunque ese artículo se ha publicado ahora, lo escribí hace tres meses y creo que en este periodo hay una diferencia fundamental como es una mayor confianza en la UE que no existía antes de las elecciones francesas. Mi primera reacción ante ese resultado fue de alivio, no solo por evitar la ruptura que suponía Lepen; sino también porque Macron no evitó incluir en su agenda de campaña las cuestiones europeas pese a ser conflictivas. Al contrario, reforzó su apuesta por Europa.

¿Con cuál entonces de los cinco escenarios del Libro Blanco para el futuro de Europa se queda?

Con el sexto escenario porque creo que ninguno de esos 5 refleja nuestra ambición sobre Europa. Y también porque es muy difícil que los países escojan un escenario determinado. Que un país diga: «Yo quiero el primer escenario»; que otro diga «Yo quiero el cuarto»… No es así como se toman las decisiones en Europa. Por eso cuando digo un sexto escenario me refiero también a uno que sea tanto una conjugación de esos escenarios, como que permita una profundización en la unión económica y monetaria. Por eso miramos con buenos ojos las declaraciones de Macron y de Merkel tras su reunión bilateral; o las manifestaciones de otros líderes europeos. ¿Va a ser facíl? No, pero efectivamente debemos avanzar por el camino de un seguro de desempleo y otras propuestas en esa línea. Por ejemplo, pienso que es fundamental crear una estabilidad bancaria y que el euro sea un factor de crecimiento y convergencia en la UE.; y digo en la UE porque, aunque no todos los países están en el euro, no creemos que una profundización separe más a los países que lo están y a los que no. Por eso, en el sexto escenario, incluimos también el refuerzo de las cooperaciones reforzadas que es algo que ya existe; por ejemplo, Schengen o el euro lo son. Esto supone un escenario muy diferente al de un núcleo duro en torno al cual se han de resituar el resto de países. Las cooperaciones reforzadas suponen que cada grupo de países pueda avanzar en determinadas políticas y los países que no estén interesados en ese momento, no; pero sí poder incorporarse cuando lo deseen.

«El asunto de las deudas públicas tiene que ser discutido en el ámbito europeo»

Al respecto de la unión bancaria, supuestamente es uno de los ámbitos donde más se ha avanzado y, sin embargo, en las últimas semanas vemos noticias intranquilizadoras como los casos del Popular en España o de la banca italiana.

Tal vez si ya existiera la unión bancaria, países como España o Italia no tendrían que estar abordando esos problemas en solitario. Portugal lo consiguió y hoy tenemos una situación más estable, aunque aún tenemos algunos problemas que resolver. Por todo ello, es necesaria que se termine la unión bancaria tanto con un presupuesto más reforzado para la zona euro como transformando el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en un fondo monetario europeo sin que eso signifique una disminución de competencias por parte de las instituciones europeas.

También tienen en Portugal como gran cuestión pendiente el problema de su deuda pública…

Es cierto que Portugal tiene una deuda muy elevada, pero el problema de la deuda es un problema europeo, no nacional. De la misma forma que existen responsabilidades y compromisos por parte de los estados miembros también tiene que haber una partida para asumir los problemas comunes. Este asunto tiene que ser discutido en el ámbito europeo. Nos gustaría que la Unión Europea asumiese esto porque es una cuestión que contamina a las economías europeas.

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