El negocio con la sanidad pública: así ha beneficiado a Quirón Salud la libre elección sanitaria de Aguirre

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El negocio con la sanidad pública: así ha beneficiado a Quirón Salud la libre elección sanitaria de Aguirre

De 2012 a 2016, los hospitales de gestión privada como la Jiménez Díaz o el Rey Juan Carlos han aumentado la atracción de pacientes en un 257% y un 519%.

Ignacio González y Esperanza Aguirre

“La libertad es el valor esencial y el principio organizador de toda sociedad avanzada y necesita para su ejercicio efectivo materializarse en realidades concretas”. De esta manera, Esperanza Aguirre daba el pistoletazo de salida a una de sus medidas más sonoras en la sanidad madrileña cuando la dirigía: la libre elección. Varios años después de que la Asamblea de Madrid –con mayoría absoluta del PP- diese su visto bueno, los datos oficiales desvelan que esta fórmula tiene un gran beneficiario (como alertaron desde la Marea Blanca): las empresas privadas que mantienen conciertos con la sanidad pública.

Según se puede apreciar en la última Memoria del SERMAS, la de 2016, el balance de libre elección relata cómo de 2012 a 2016 el número de pacientes que se ‘mueven’ por la red de hospitales que ofrece la sanidad madrileña ha aumentado bruscamente a favor de los centros de gestión privada. Y es que las cifras apuntan al Grupo Quirón Salud (Fresenius Helios desde inicios de año, el cual gestiona los hospitales Fundación Jiménez Díaz, el Rey Juan Carlos de Móstoles, el de Villalba y el Infanta Elena) como el gran protagonista de la Comunidad de Madrid gracias a esta norma.

La progresión de la Fundación Jiménez sirve de ejemplo: si en 2012 recibía a un total de 11.473 pacientes que renunciaban a su centro para ser tratados en su complejo, en 2016 esta cifra se disparaba hasta las 40.968 personas, lo que representa un aumento del 257% en pocos años. Una atracción que es su día a día al alimentarse de los pacientes que atrae. Algo que también se evidencia, de manera más notable, en el Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles: en apenas seis años ha pasado de acoger a 4.915 usuarios de otros centros a atraer a 30.449 madrileños, lo que supone un crecimiento del 519,5%.

El paso del tiempo podría ser una de las explicaciones de estas cifras. La muy criticada libre elección está más presente en el día a día de los usuarios de la sanidad pública madrileña. De hecho, el estudio ‘Percepción Ciudadana de la Sanidad de la Comunidad de Madrid’, realizado por el Instituto Coordenadas en este mes de abril, reseña que el SUMMA 112 y la libertad para elegir centro y médico son dos de los aspectos más valorados por los 3.000 madrileños consultados en la encuesta telefónica. Sin embargo, el ‘juego’ de la libre elección no es igual para todos los hospitales madrileños. “Hay una competencia desleal que la consejería fomenta. La facturación intercentros además no es bidireccional y estos centros mandan a los pacientes complicados a los públicos”, expone Mónica García, portavoz de Sanidad de Podemos en la Asamblea de Madrid, a ElBoletín.com.

Y así lo explican las cifras oficiales que ofrece la Memoria del SERMAS. En 2012, la recepción de pacientes era parecida en dos centros que ofertan toda su cartera de servicios y que apenas se distancian geográficamente: mientras el Clínico San Carlos atraía a 9.549 usuarios de otros centros, la Fundación Jiménez Díaz lo hacía con 11.473 personas. Pero las diferencias se han ido acrecentando con el paso de los años: ya en 2014 el mencionado centro 100% público recibía a 10.935 madrileños cuando el edificio gestionado por el Grupo Quirón Salud ya se distanciaba con 23.341 pacientes. No obstante, de 2015 a 2016 se han marcado las grandes diferencias: la Fundación Jiménez Díaz pasaba de las 26.008 recepciones a las 40.968; el Clínico San Carlos, mientras tanto, se mantenía en los 12.274 pacientes. Un buen año para el Grupo Quirón Salud.

Unas líneas que son más claras en Móstoles donde crecen las sospechas de que el Partido Popular riega con dinero público y beneficios al Hospital Rey Juan Carlos al tiempo que se deja caer al hospital público de la localidad. Si en 2012 el Hospital Universitario de Móstoles atraía a 2.264 pacientes de otros centros, en 2016 este número apenas ascendía a las 2.903 personas. Camino distinto se ha visto en el centro del Grupo Quirón Salud: se ha pasado de que 4.915 usuarios les eligiesen en ese 2012 a los 30.449 que acudieron en 2016 desde otros hospitales. Un crecimiento que ha sido significante en el último año (ya con el Gobierno de Cristina Cifuentes) cuando ha sumado a 9.965 pacientes más (un aumento del 48,6%).

El negocio de las empresas privadas

Asimismo, la red de los hospitales públicos que gestiona Grupo Quirón Salud funciona a pleno rendimiento, tal y como detalló la Cadena SER, moviendo pacientes de un centro a otros. Como destacó el medio, en los dos últimos años, la sanidad pública madrileña ha perdido a más de 80.000 pacientes en favor de los hospitales concertados. Unas cifras que celebran desde Fresenius Helios (que recientemente compró Quirón). Al poco de hacerse efectiva la compra, en su primera entrevista, Francesco de Meo, CEO de esta multinacional alemana, aseguró que el crecimiento de la compañía se basaba en atraer pacientes gracias a la libre elección. A más pacientes, más dinero.

“La Fundación Jiménez Díaz es un centro diseñado para recibir pacientes de otras áreas”, explican a ElBoletín.com desde AFEM. Un alto rendimiento que consiguen, según la asociación y como confirman las listas de espera, gracias a “exprimir a los profesionales mañana, tarde y sábado”. En AMYTS, Mónica Alloza, responsable del sector de gestión indirecta, comparte esta visión: “De cara a la galería al usuario se le ofrece una lista muy corta, pero los profesionales tienen un estrés brutal”. A su vez, las decisiones políticas entorpecen la competitividad en los hospitales 100% públicos al no aumentar sus plantillas, cerrándoles camas y no dejando trabajar a los profesionales por la tarde. “El sistema está diseñado para esto”, denuncia José Manuel Freire, portavoz de Sanidad del PSOE en la Asamblea de Madrid, a este digital. Algo de lo que ya denunció el Sindicato Asambleario de Sanidad (SAS), según se puede apreciar en este comunicado. «La privatización, que desde 2004 inició el PP en la Comunidad de Madrid para el desvío masivo de dinero público a manos privadas, sigue avanzando y consolidándose. El Área Única y la Libre Elección dan cada año más frutos económicos, ‘redireccionando’ pacientes y procesos rentables a los 5 hospitales privados (falsamente públicos)», apostillan desde esta organización sindical.

“El resto de los hospitales [los 100% públicos] son centros ‘dadores’ de pacientes, su estructura no está diseñada para operar a gran escala por la tarde ni hay interés de ello”, lamentan desde AFEM. Y es que las comparaciones son desfavorables para la pública. Sin ir más lejos, la lista de espera quirúrgica que ofrecía la Fundación Jiménez Díaz en abril de 2017 hablaba de 2.000 pacientes esperando y una media de 16,39 días; en el vecino Clínico San Carlos los números se disparaban hasta los 5.891 usuarios (7.894 en el Hospital Gregorio Marañón) y a una espera media de 64,67 días (76,49 en el Marañón).

El call center privado toma la palabra

Al mismo tiempo, los problemas en los hospitales públicos se multiplican. Y así se aprecian en las recientes imágenes de inundaciones en estos edificios a causa de la tormenta que vivió la semana pasada Madrid o en la imposibilidad -tras más de dos años del plan de choque contra la lista de espera quirúrgica- de reducir el número de pacientes que esperan ser operados. Y en el caso de que esa atracción que deja la comparación de listas de espera o el boca a boca entre pacientes animando a la libre elección no sea eficaz, el call center que gestiona la compañía Indra hace el resto.

“Su único fin es derivar a la privada”, denunciaba Maribel Domínguez, delegada sindical de MATS, al conocer que el Ejecutivo de Cifuentes mantendría en manos privadas este servicio. “Están aleccionados para derivarte a la privada, a través de coacciones o, por ejemplo, dan información de las listas de espera públicas que no son ciertas”, completaba en declaraciones a ElBoletín.com. Un papel del call center que se hace determinante para Indra. Tal y como señaló El Confidencial, cada trabajo que gestiona este servicio, la empresa cobra a la Comunidad de Madrid 1,8 euros. “Hay mucha presión para derivar a los pacientes. El principal aliciente es la espera de un año si rechazan ser derivados, el paciente ingenuo tiene dos opciones: o esperar un año u operarse en la Fundación Jiménez Díaz, u otro ‘centro Capio’ en un tiempo más razonable. De eso se encarga el call center”, relatan desde AFEM.

Una “presión” que Domínguez confirma: “El call center cuando llama al paciente para darle la cita con el especialista del Centro de Especialidades Periféricas o del hospital en el 90% de los casos le ofrece hospitales concertados y no públicos. Los pacientes vienen y te cuentan lo que les pasa que les ofrecen otro hospital porque en el suyo la demora es enorme y estamos convencidos de que esas listas de espera son ficticias en muchos casos”. Por su parte, García recalca que “siempre que te llaman del call center te ofrece la Fundación Jiménez Díaz”.

La desmotivación, clave

Asimismo, la última lectura que deja este incremento del 519.6% de atracción en el Hospital Rey Juan Carlos y del 257% en la Fundación Jiménez Díaz habla de cómo la situación en las listas de espera en la sanidad pública termina ‘obligando’ a los pacientes a decantarse por estos centros concertados, tal y como desvela la cifra de personas que rechazan una derivación: en los últimos dos años se ha pasado de un 40% de personas que se negaban a una derivación al actual 14%.

“La subida tan espectacular tiene que ver con las listas de espera quirúrgica. Puede intervenir también el call center porque suelen ofrecer primero un centro privado, pero hay que reconocer que con las listas de espera tan enormes de los grandes hospitales públicos las personas terminan por elegir la Fundación Jiménez Díaz o el Rey Juan Carlos. Y esto encaja en cómo ha ido bajando la cifra de personas que rechazan el primer hospital que les ofrecen. Las personas rechazaron activamente después de los años 2012-13-14, cuando la propaganda (y la lucha de la Marea Blanca) en contra de las derivaciones a centros privados tuvo más apogeo, pero eso ahora no sucede”, concluye Carmen San José, diputada de Podemos presente en la Comisión de Sanidad del Parlamento madrileño.

De esta manera, el “sistema”, como menciona Freire, no falla para el Grupo Quirón Salud (hoy Fresenius Helius). Una rueda que gira gracias a los presupuestos públicos que engordan las cuentas de estos hospitales (sin ir más lejos, la Fundación Jiménez Díaz ha recibido 50 millones de euros más en las últimas cuentas, mientras los hospitales 100% públicos han sufrido un recorte), lo que les permite conseguir beneficios económicos ofertando listas de espera bajas y una amplia cartera de servicios. A partir de ese momento, una vez reducida las listas y tras abrirse paso como un atractivo para el paciente, el boca a boca o la presión del call center hacen el resto, lo que facilita crecer las cifras de la libre elección y así pasar la factura a la Comunidad de Madrid. Y vuelta a empezar al sumar más capital.

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