El ‘legado’ de MAFO: así era el mapa de las cajas de ahorros cuando dirigía el Banco de España

Banco de España

El ‘legado’ de MAFO: así era el mapa de las cajas de ahorros cuando dirigía el Banco de España

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Con contadas excepciones, el proceso de concentración iniciado en las cajas de ahorros no logró resolver los problemas de las entidades. La decisión de la Audiencia Nacional de citar como investigado al exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez, unida a la comisión que aprobará el Congreso sobre la desaparición de las cajas de ahorros, ha vuelto a poner en tela de juicio la labor del supervisor bancario durante la crisis financiera. Bajo el mando de Fernández Ordóñez se acometió un proceso de concentración sin parangón en las antiguas cajas, pero pasado el tiempo, parece evidente que los resultados no fueron los esperados.
 
Una idea del proceso la puede dar la foto que el propio Banco de España ofrecía en marzo de 2011, apenas cuatro meses antes de la salida a Bolsa de Bankia. El banco entonces presidido por Rodrigo Rato, surgido de la fusión de Caja Madrid, Bancaja y otras cinco entidades de menor tamaño -Laietana, Ávila, Segovia, Rioja e Insular- se situaba como principal conglomerado de cajas, con unos activos de 344.508 millones de euros.
 

Cajas de ahorro

Bankia había recibido ya entonces 4.465 millones de euros de ayudas del FROB, pero necesitaba otros 5.775 millones para alcanzar una ratio de capital de máxima calidad del 10%. No obstante, teniendo en cuenta que ya estaba prevista su salida a Bolsa, la cifra se relajaba hasta los 1.795 millones –si las entidades captaban inversores privados las exigencias pasaban al 8%-. En julio de ese mismo año el banco debutó en el parqué, captando más de 3.000 millones de euros que en principio hubiesen sido más que suficientes según estos cálculos.
 
Sin embargo, al año siguiente Bankia tuvo que ser rescatada con 17.959 millones de fondos europeos, lo que elevó la factura total del rescate hasta los 22.424 millones de euros. Los minoristas que acudieron a la salida a Bolsa perdieron todo su dinero hasta que finalmente en 2016 el banco, ya bajo el mando de José Ignacio Goirigolzarri, abrió un proceso extrajudicial para devolver el dinero.
 
Tampoco salió bien la fusión de BMN, que aglutinó a Caja Murcia, Sa Nostra, Caja Granada y Caixa Penedés (cuyo negocio finalmente fue vendido al Sabadell). La entidad acabó costando a los contribuyentes 1.645 millones de euros, y ahora el Gobierno está estudiando fusionarla con Bankia ante las dificultades de encontrarle comprador. En marzo de 2011 se le detectaba un déficit de capital de 637 millones.
 
Otra de las entidades de mayor tamaño creadas en este proceso de consolidación fue Banca Cívica, surgida de la concentración de Caja Navarra, Cajasol, Caja Municipal de Burgos, Caja Canarias y Caja Guadalajara. La entidad ya había recibido unas ayudas de 977 millones, pero necesitaba otros 847 millones para cumplir con los nuevos requisitos de solvencia. Al igual que Bankia, y con apenas unos días de diferencia, optó por salir a Bolsa. Menos de un año después acababa siendo absorbida por CaixaBank, que ya se había comprado la pequeña Caixa Girona. La entidad catalana devolvió en abril de 2013 los 977 millones de euros que había recibido Cívica, uno de los pocos casos en los que se ha logrado recuperar todo el dinero.
 
El otro caso en el que se han recuperado todas las ayudas es el de Liberbank, si bien eran más modestas, de apenas 124 millones de euros. Liberbank fue el nombre que eligieron Cajastur (que ya se había hecho con CCM), Caja Cantabria y Caja Extremadura, para su banco, que en un primer momento también iba a incluir a la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM).
 
La caja alicantina, “lo peor de lo peor” en palabras de Fernández Ordóñez, no logró finalmente un acuerdo para entrar en esa fusión y acabó siendo intervenida en verano de 2011. La CAM, que había recibido 7.895 millones de euros, en este caso del Fondo de Garantía de Depósitos, acabó siendo adjudicada en subasta al Banco Sabadell. Entre los grandes damnificados, los minoristas, muchos de ellos clientes, que compraron las cuotas participativas emitidas en 2008.
 
También muy mediáticos han sido los casos de Novacaixagalicia (Caixa Galicia y Caixa Nova) y CatalunyaCaixa (Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa), que acabaron recibiendo 9.052 y 12.052 millones de euros, respectivamente, y fueron vendidas a unos precios significativamente más bajos: 1.003 millones en el caso de la entidad gallega, comprada por Banesco; y 1.187 en el de la catalana, adquirida por BBVA. El banco que preside Francisco González ya se había hecho por el precio simbólico de un euro con Unnim (Caixa Sabadell, Terrassa y Manlleu), que recibió ayudas de casi950 millones de euros.
 
No tuvo mucho recorrido Caja 3, surgida de la fusión de Caja Inmaculada (CAI), Caja Círculo y Caja de Badajoz, y que acabó recibiendo un rescate de 407 millones de euros. La entidad, que en marzo de 2011 cumplía con los requisitos planteados por el Banco de España, fue absorbida por Ibercaja, que por el momento ha devuelto ya un 40% de las ayudas.
 
Similar es el caso de Caja España-Duero, que ha acabado siendo adquirida por Unicaja (que ya se había comprado Caja Jaén) tras haber recibido 1.129 millones de euros de ayudas. En marzo de 2011, cuando la entidad ya había recibido 525 millones, el Banco de España calculaba un déficit de capital de otros 463 millones de euros. La entidad andaluza ya ha pedido una prórroga para devolver estas ayudas.

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