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Política transicional

En Venezuela hay bagaje conceptual y práctico para abordar temas ligados a las complejidades y el dinamismo de los asuntos de la gobernabilidad. Es ya común en el “arte del buen gobierno” hablar de Plan “A”, “B”, “C” y más. En la gestión de sistemas complejos, no solo se reconoce la complejidad y otros atributos de dinamismo de las realidades enfrentadas, sino que se procura abarcarlas con igual o aproximada complejidad estratégica, organizativa, operacional y táctica. Nada de eso, mis amigos, es visible en el actual manejo –simplista- de la Mesa de la Unidad Democrática venezolana (MUD).
 
Recuerdo mis elaboraciones de inicios de los ’90, reflejados, entre otros escritos, en un artículo muy exitoso en la “Revista Chilena de Administración Pública” y un manual, aún más exitoso, para temas de alto gobierno, que produje para un proyecto de la GTZ alemana. Lo cito para decir que en Venezuela hay bagaje conceptual y práctico para abordar temas ligados a las complejidades y el dinamismo de los asuntos de la gobernabilidad.
 
Y toca hacérselo saber a la MUD. O mejor aún, al colectivo opositor venezolano –el gran interesado-, reo de los manejos simplistas de la oposición visible. Claro que el problema no es solo de conocimiento, sino de aproximación a la realidad. Si se cree –o se dice creer- en las condiciones electorales del régimen venezolano, claro que la solución a mano será electoral. Es la más simple. Pero, la gran pregunta –que llevo años respondiendo- es si se puede creer en ellas. Y la respuesta es negativa.
 
Son, entonces, necesarias otras opciones. Un amigo constitucionalista me hace llegar un coherente esquema, en el cual se persigue poner fin al desastre nacional actual “de modo rápido”,  “en forma: CONSTITUCIONAL, DEMOCRÁTICA, y en PAZ”. Para lo cual, en su criterio, que también es el nuestro, “la Constitución Nacional nos da las herramientas”.
 
Se basa en los artículos 5°, 328° y 333°: pueblo venezolano como único dueño de la soberanía y del poder constituyente originario, La Fuerza Armada Nacional con el deber de garantizar al pueblo esos ejercicios y el deber ciudadano de colaborar en el restablecimiento de la efectiva vigencia de la Constitución Nacional.
 
Sobre esa base propone que en acatamiento a los artículos 347°, 348°, 349° y 350°; es decir, el Capítulo 3°, del Título 9° de la Constitución, el pueblo puede desconocer al régimen y/o la individualidad que estén violando la Constitución Nacional.
 
Todo lo anterior, con el objetivo principal de recuperar la democracia y la real vigencia de la Constitución Nacional, conforme a la Gaceta Oficial ? 5453 EXTRAORDINARIA,  del 24 de Marzo de 2000; lo cual significa que sin enmiendas, leyes y acciones violatorias de la Carta Magna.
 
Valoro la opción. Va al encuentro del llamado #DecretoGramcko. Cabe en función de la complejidad estratégica necesaria. La MUD no le cumple al universo opositor poniendo todos los huevos solo en el canasto de llamado Referendo Revocatorio, medio en manos de sesgado Consejo Nacional Electoral.
 
La opción del desconocimiento de Maduro es de la Asamblea Nacional, área de la gobernanza en manos de la oposición. Establezcámoslo claro: el ejercicio de la gobernanza implica responsabilidades y la toma de riesgos, que son ineludibles por el compromiso con la responsabilidad contraída.
 
Con el apropiado manejo del “Tablero Estratégico”; entre otros factores, la sensibilización de los órganos externos de vigilancia de la calidad de la democracia y del respeto a los derechos humanos y de la Fuerza Armada Nacional, en un entorno de activa organización, difusión y movilización, se permite, con fuerza, a la sociedad venezolana, una pronta solución a sus terribles males sociales, económicos y políticos.
 
Santiago José Guevara García
Valencia, Venezuela[email protected] / @SJGuevaraG1

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