Antílopez conquista Madrid con ‘Por Desamor al Arte’

El Interludio

Antílopez conquista Madrid con ‘Por Desamor al Arte’

Antílopez durante su entrevista con Elboletin.com

El dúo de Isla Cristina continúa con éxito la gira de presentación de su segundo disco por las principales ciudades españolas. «Somos como pequeños ‘rockefellers’ intentando minimizar la factura para tener mucha rentabilidad», dice Miguel Angel Márquez, el 50% de Antílopez. Y después nos confiesa que aspira a conseguir en unos años un ‘colchoncito’ de tranquilidad. Esa pizca de prosperidad económica que permite que un artista se costee la libertad que necesita para crear. Y lo dice convencido. Cree que la magia del original y personalísimo duo que forma con Félix López, su socio y amigo, reside en que, por ahora, pueden permitirse hacer lo que les da la gana. En el escenario y fuera de él. Pero todo tiene un precio.

Para conseguirlo necesitan que todo funcione: que las salas se llenen de público y los discos que han grabado se escuchen en todas partes. Aunque haya que recorrer muchos kilómetros entre gala y gala para lograr, por ejemplo que las canciones de su nuevo álbum ‘Por Desamor al Arte’, el segundo que han grabado hasta ahora, sean conocidas a lo largo y ancho de España.

Y en eso están ahora los dos Antílopez, Félix y Miguel Angel. En conseguir que la empresa que han creado para darle difusión a su trabajo salga adelante. Tanto en lo económico, como en lo artístico. Y aseguran que, a veces, las obligaciones derivadas de esa nueva e inesperada ocupación con la que no contaban, les quitan el tiempo que necesitarían para hacer las cosas que realmente quieren hacer. Como tocar más la guitarra, por ejemplo.

Pero también han asimilado que, de momento, no hay otro camino para llegar a donde quieren llegar. Que por ahora les toca estar encima de cada detalle. Nimiedades tan importantes como saber «cuánto cuesta fabricar un cartel aquí y cuánto en Alemania», explica Miguel Angel con ironía. O la necesidad de estar siempre al tanto, casi en tiempo real de lo que se cuece en esas redes sociales, que se han vuelto indispensables para la promoción de los artistas.

Es el signo de los tiempos. Antílopez ha tenido que recurrir a la autogestión y trabajar muy duro para hacerse oír y sortear la crisis estructural y endémica que ha corroído los cimientos de la industria musical española. Una historia paralela a la de otros grupos de su misma generación, la de los artistas nacidos en los ‘ochenta’, que, a pesar de las dificultades, han conseguido sacar adelante sus carreras. Bandas como Izal, como Vetusta Morla o como Nonno. O, incluso como Nacho Vegas, diez años más mayor que todos ellos y, en parte, una especie de pionero.

Internet

Porque, junto al desastroso momento económico que se vive en España que ha reducido al mínimo el dinero que los empobrecidos ciudadanos pueden gastar en ocio y cultura y al azote del 21% de IVA con que el Gobierno ha castigado al sector, los músicos tienen que lidiar con algunos problemas adicionales. Como el que supone para el negocio, la lenta agonía que Internet ha provocado en las viejas discográficas.

Gigantes heridos que se derrumban, pero no terminan de caer y que, por lo menos en España, sigue manejando casi todos los hilos de los medios de difusión más importantes. Hasta tal punto, que las posibilidades de acceder a ellos son ahora mucho menores de lo que fueron jamás.

«A mi me llama mucho la atención que a la gente de la industria le guste tanto hablar de que el sistema ha cambiado y decir que hay que hacer cosas diferentes. Pero ellos siguen haciendo lo mismo», dice Félix, que como muchos otros artistas actuales echa de menos la existencia de unas discográficas distintas. De unas compañías, que arriesgaran, que creyeran en los artistas, que intentaran adelantarse a Internet y buscar otros modelos de negocio.

Sin embargo, la historia parece demostrar que los grandes acontecimientos que han cambiado las reglas y las maneras consideradas correctas de hacer las cosas se han gestado siempre desde el exterior de las ‘majors’.

Lo hizo Virgin, en los setenta, cuando el ‘tendero’ Richard Branson se atrevió a colocar en el mercado en ‘Tubullar Bells’ de Mike Oldfield, un álbum que ninguna discográfica tradicional quiso publicar. Y, más modestamente, DRO en la España de los ochenta, cuando abrió la puerta de la edición discográfica a aquellos grupos de la ‘nueva ola’ que también habían sido rechazados por los ejecutivos de la época.

Así que, quizá la próxima revolución llegue con Antílopez. Al fin y al cabo, Miguel Angel y Félix’ supieron desde el principio que para dar a conocer su ‘Chiripop Absurdo y Depresivo’ tenían que romper los moldes. Que para que lo suyo gustara, primero tenían que darlo a bien a conocer. Que a ellos no les iban a servir los caminos habituales, porque su música y su estilo, absolutamente propio, no encajaban en ninguna de las etiquetas al uso. Y se lanzaron directamente a la carretera, sin brújulas ni mapas, con idea de construir su propia hoja de ruta. Y en ello siguen.

«¿Quieres saber cómo hemos llegado hasta aquí?. Fácil. Viajando mucho. Probando suerte. Insistiendo. También porque hemos visto que a la gente le agradaba lo que hacíamos y eso nos ha animado a continuar», explica Miguel Angel.

Y asegura que si eso no hubiera ocurrido él se habría dedicado a otra cosa. Por fortuna no ha sido así. La mezcla de humor inteligente, sólidos cimientos musicales y capacidad interpretativa que caracteriza a Antílopez ha ido ganando adeptos. Sin prisa, pero sin pausa. Desde que empezaron en sitios chiquititos, o como dice Félix, «bares sin cobertura, donde dejaban a la gente fumar cuando ya no se podía», hasta llegar a los conciertos de esta gira en los que han reunido a más de 400 personas en cada actuación.

Público

Un público creciente que se han ido ganando en muchos caladeros distintos. Porque ellos no se han limitado a encuadrarse en un estilo o recorrer un sólo circuito. Han ido a por todas. Y se han presentado a todos los concursos de cantautores que tenía a mano, ya se convocasen en Burgos, en Elche o en Melilla. Incluso compitieron en un certamen de grupos de rock en el que consiguieron ganar.

Un proceso largo y trabajado, en el que han hecho un uso constante del método del ensayo y el error, para encontrar la mejor manera de enfrentarse con éxito a los distintos públicos, porque, según nos explican,cada colectivo tiene su temperamento. No es lo mismo tocar en Madrid, que en Bilbao, Barcelona o Galicia. Y lo cierto es que los Antílopez pueden presumir de haber salido bien librados del reto.

Justo como acaba de pasar ahora mismo en la Sala Caracol de Madrid, sobre cuyo escenario, los Antílopez han completado otro concierto extraordinario. Allí estaban ellos sobre las tablas, dispuestos a hacer disfrutar al público que acudió a la cita, a pesar de la dura competencia que siempre se produce los viernes en la capital de España, un lugar con muchas opciones de ocio, incluso en estos tiempos. Y lo han conseguido. Los dos solos, con sus guitarras, sus ajustadas armonías vocales y una puesta en escena directa y fresca que realza las virtudes de unas canciones divertidas e irónicas que, además, consiguen hacer pensar al oyente.

Esos directos espectaculares son, en mi opinión, su arma definitiva. La gasolina que mantiene en marcha el motor del boca a oreja que les ha hecho crecer. Hay muy pocos artistas actuales tan solventes sobre el escenario como Antílopez, tan capaces de improvisar o tan dispuestos a correr riesgos si es necesario.

«Aunque planifiquemos las canciones que vamos a cantar y lo qué vamos a hacer, siempre nos gusta dejar algunas cosas un «poquito» al aire. Algunos motivos, algunos recursos. Se trata de no peder la naturalidad y la frescura con la que nos hemos dado a conocer», confiesa Félix. Una idea que luego confirma Miguel Angel al explicar que les gusta ensayar las cosas a medias de tal manera que algunos asuntos se tienen que resolver directamente en el escenario.

Evidentemente, consiguen hacerlo porque están perfectamente compenetrados. Y no sólo sobre las tablas. También a la hora de hacer esta entrevista. A pesar de que ambos son muy distintos, y vienen de mundos musicales diferentes, el haberse relacionado casi desde niños en su Isla Cristina tiene bastante que ver con esa unidad de acción. También quizá el hecho de haber estado toda su vida de una u otra forma en contacto con la música, los escenarios y el público.

Orquesta

Miguel Angel, que se considera integrado en una ‘rama’ más flamenca que Félix, aprendió mucho gracias a la orquesta que tenía su padre. Una de esas bandas competentes y honradas que dan vida a las fiestas populares y las verbenas, formadas por músicos que son capaces de tocar cualquier cosa que el público quiera bailar: rumbas, pasodobles, cuplés, canciones del verano, clásicos como el ‘Congratulations’de Cliff Richards o los grandes éxitos de Ana Belén e Isabel Pantoja. Un aprendizaje perfecto para él, que asistió a muchos ensayos y aprendió a hacerles las segundas voces a las chicas que cantaban.

Aunque también le debe mucho a un primo suyo, según dice. Uno de esos que «son más mayores y más macarras que tú», explica. Gracias a él entró en el mundo de Santiago Auserón o Radio Futura. Y a los discos que había por su casa. En especial, ‘Está muy bien eso del cariño’ de Kiko Veneno.

«Empecé a investigar a Kiko, que me encanta, y así conocí a Martirio que me parece una transgresora absoluta. Y un poquito más adelante vinieron La Cabra Mecánica, Los Piratas, Iván Ferreiro…Yo quería que nuestros discos estuvieran a la altura de los de ellos. Y creo que hemos conseguido estar ahí, salvando las distancias», dice.

Félix también se subió a los escenarios muy joven. A los nueve años formaba parte del coro de una de las iglesias de Isla Cristina. «Tenemos siete. Es un pueblo pequeño, pero muy devoto», dice. Y gracias a «ese don que dios le ha dado» se convirtió en la voz solista de todas las comuniones que se celebraron aquel año. Y, en ese ambiente, competitivo, a veces, aprendió a tocar la guitarra, conoció a los cantautores clásicos y alguna cosa más. Al fin y al cabo sus gustos musicales son muy variados.

«Yo, además, estaba en esa época en la que no sabes bien lo que te gusta y si te gusta una chavala escuchas lo que le gusta a ella. Me movía entre los cantautores, como Aute o Silvio Rodríguez y Roxette. Pero si me llegaba algo de Queen alucinaba, y si había que bailar con Prodigy,bailaba», rememora Félix.

Y, después de recolectar ‘sabiduría’ cada uno por su lado, los dos compinches se reunían e intercambiaban experiencias. Se enseñaban uno a otro lo que habían aprendido y el cóctel, la particular mezcla de influencias musicales que está en el origen de su estilo, iba tomando forma. Y tal vez esa mente abierta tenga mucho que ver con la originalidad de su propuesta.

Y quizá también por eso, cuenten entre sus ‘fans’ con algunos músicos muy populares de distintos estilos. Favoritos del público como David de María, Manuel Carrasco o Vanesa Martín, capaces de llenar estadios que, sin embargo, asisten a los concierto de Antílopez. Y, además, se lo pasan mejor que bien.

Comedia

Y, ¿cómo se sienten los dos Antílopez con esta vida que llevan? ¿Tiene algo de autobiográfica la letra de ‘Cantautores Suicidas’? Félix asegura que se trata de una anécdota, de un retrato cómico de su profesión. Pero nada más, no piensa que esa enumeración de calamidades contadas con gracia pueda considerarse como un resumen de la trayectoria del duo. Y Miguel Angel añade que, a pesar de que al público le ha gustado el tema, es más un guiño a sus compañeros de profesión que otra cosa.

«Estamos mostrando una cara que es la de la autoflagelación, la del fracaso…por eso hace gracia. Esta estrategia se utiliza mucho para hacer comedia. Pero los músicos no la utilizan tanto», asegura.

Terminamos ya. No conviene extenderse. Cuando Félix y Miguel Angel viajan a Madrid aprovechan cada minuto de su tiempo. Para hacer entrevistas de promoción como esta, o reencontrarse con los amigos que tienen en esta ciudad. Como su productor Diego Guerreroque se encarga de coordinar la ‘Jam Session Flamenca’ del Café Berlín, a quien se han comprometido a hacer una visita esta misma noche. Y hasta se han tenido que buscar un hueco para actuar como invitados en una de las sesiones de ‘The Hole’, un potente espectáculo de cabaret con funciones diarias en el Teatro de la Latina.

Es lo que hay. Toca hacer de todo y llevar una vida ajetreada. No están los tiempos para desperdiciar las oportunidades. Y los dos componentes de Antílopez lo saben. «Dónde nos dejan entrar, pues entramos», asegura Félix. Y, en estos días, han ‘entrado en muchos sitios, para hacer «todo lo que se les da bien», que diría Miguel Angel, que también describe al dúo como «uno de esos cargadores de móvil, libres que venden en los chinos, con clavijas para todas las marcas».

Por eso, a la vez que continuaban con la gira de presentación de ‘Por Desamor al Arte’, han creado una nueva web en Intenet, en la que ofrecen contenidos a la carta y han empezado a colaborar en un programa de radio. Haciendo humor, con guionistas y todo. Esta claro que, hoy por hoy, a los Antílopez no les falta el trabajo. Pero saben lo que quieren y van a mantener el motor en marcha para seguir acercándose a al objetivo que se han marcado y que, según explica Félix, no es otro que «llegar al mayor número posible de minorías».

Y por si acaso usted amable lector formara parte de una de ellas, hágame caso y esté atento para no perderse a Antílopez la próxima vez que pasen por su ciudad. No se arrepentirán, se lo aseguro.

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