La vacuna contra el Covid-19 se convierte en la nueva carrera espacial

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La vacuna contra el Covid-19 se convierte en la nueva carrera espacial

La nación que la consiga primero y pueda inmunizar a su población certificará su destreza tecnológica, obtendrá una gran ventaja económica y reforzará su posición global.

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La lucha para vencer al nuevo coronavirus se ha convertido en una batalla por la supremacía biotecnológica mundial que recuerda a la carrera espacial de la Guerra Fría para dominar el espacio. Ahora EEUU y China son los principales rivales, pero también hay otros jugadores relevantes, como Reino Unido o Alemania.

La nación que consiga el ‘santo grial’ y pueda inmunizar antes a su población certificará su destreza tecnológica, obtendrá una gran ventaja económica y reforzará su posición global. Si es China, su hallazgo podría desencadenar un cambio de papeles en el mapa geopolítico.

Por el momento, la pandemia ha enfermado a casi 4 millones de personas y matado a 270. Hay más de 100 vacunas en desarrollo en todo el mundo, pero solo unas 10 han llegado a las pruebas en seres humanos.

El nuevo proyecto Manhattan

En este escenario, la Administración Trump ha creado una suerte de ‘proyecto Manhattan’, la Operation Warp Speed, que involucra a compañías, agencias gubernamentales y militares, con el objetivo de reducir el tiempo necesario para crear una vacuna contra el Covid-19 y que esté disponible para la mayoría de los estadounidenses antes de que acabe el año.

Los científicos que forman parte de este proyecto han identificado 14 vacunas en las que centrarse para su desarrollo. Esperan que al menos entre seis y ocho de ellas lleguen a las rondas posteriores de ensayos, y que tres o cuatro pasen las pruebas finales y puedan estar disponibles.

No está claro aún si estas estimaciones son realistas. De hecho, el epidemiólogo Anthony Fauci, que coordina la respuesta médica frente a la pandemia de coronavirus en EEUU y considerado el mayor experto en enfermedades infecciosas del país, ha advertido en muchas ocasiones que una vacuna contra el virus llevaría entre un año y 18 meses.

Los expertos insisten en que el desarrollo de una vacuna es largo, costoso y arriesgado porque es complicado desarrollar un medicamento que pueda proporcionar una respuesta inmunológica duradera.

Según el CDC estadounidense, los ensayos de vacunas suelen comenzar con pruebas en animales antes de lanzarse a un proceso de tres fases. La primera fase consiste en inyectar la vacuna en un pequeño grupo de personas para evaluar la seguridad y monitorear su respuesta inmune. La segunda fase supone aumentar el número de personas en varios cientos y, a menudo, incluyendo más miembros de grupos de riesgo, para un ensayo aleatorio.

Si los resultados son prometedores, el ensayo pasa a la fase tres de pruebas de eficacia y seguridad con miles o decenas de miles de personas

Por el momento, la biotech norteamericana Moderna ha anunciado esta semana que comenzará en breve los ensayos clínicos en fase 2 de su vacuna contra el Covid-19, considerada una de la más prometedoras para combatir el nuevo coronavirus, y que espera que se inicie la fase 3 a principios del verano.

Tensiones con China

En la carrera también China ocupa las primeras posiciones. Los laboratorios Sinovac desarrollan otra de las candidatas más adelantadas y ya prepara los ensayos en fase tardía a escala mundial. Este fabricante de medicamentos con sede en Pekín está negociando ya con los reguladores de otros países y con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para lanzar la fase III de los ensayos clínicos, según anunció el jueves.

China está obligada a probar sus vacunas en otros países porque apenas tiene infectados ya

Su vacuna, denominada PiCoVacc, ha demostrado que produce anticuerpos capaces de neutralizar el coronavirus, según un estudio publicado en la revista Science.

Pero China se enfrenta a un problema. Dado que el país ha frenado bruscamente el crecimiento de contagios, sus laboratorios se ven obligados a buscar la cooperación internacional para probar sus candidatos a vacunas en otros países. La tarea puede complicarse por las tensiones del gigante asiático con otras naciones, especialmente EEUU, que sigue culpando a China del nacimiento y propagación del virus. De hecho, aunque Sinovac no ha querido especificar en qué países planean llevar a cabo los ensayos, la empresa ha insinuado que EEUU sería un lugar ideal, porque cuenta con la industria biotecnológica más desarrollada, el marco regulatorio más sofisticado y es el país donde la pandemia está más descontrolada.

Sinovac es una de las tres compañías chinas que se encuentran a la vanguardia de los esfuerzos por detener una pandemia. Otra de las empresas es CanSino Biological, con una vacuna en fase 2; y Sinopharm, en la misma fase.

Cooperación en la UE

Mientras, la Unión Europea ha liderado el inicio de una cooperación internacional en la búsqueda de un tratamiento contra el coronavirus al recaudar más de 7.300 millones de euros en menos de tres horas el pasado lunes en el marco de una conferencia de donantes y organizada por la Comisión Europea en la que han participado múltiples líderes del G-20, así como instituciones financieras y organizaciones internacionales. Con dos ausencias muy notables: EEUU y China.

Este movimiento se ha producido después de que, al inicio de la crisis, la Comisión Europea fuera criticada por no reaccionar rápidamente ayudando a Italia, y después España. Aunque apenas tiene competencias en el cuidado de la salud de la UE, tiene más poder que un solo país para forjar alianzas y recaudar dinero.

En el viejo continente, los proyectos más avanzados se encuentran en Reino Unido y Alemania.

La compañía alemana BioNTech se alió en enero con la farmacéutica estadounidense Pfizer para desarrollar una vacuna y ya han empezado a probarla en personas. El estudio de Fase 1/2 está diseñado para determinar la seguridad, la inmunogenicidad y el nivel de dosis óptimo de cuatro candidatos vacunales de ARNm evaluadas en un único estudio continuo

El laboratorio que corre más rápido, en Oxford

Pero de acuerdo con una información reciente de The New York Times, en la carrera global, el laboratorio que corre más rápido está en el Reino Unido, algo que ayudaría a reforzar su imagen en el mundo tras el Brexit. Se trata del Instituto Jenner de la Universidad de Oxford. Sus científicos ya han comenzado con las pruebas y estiman que podrían tenerla lista en septiembre. Según el periódico estadounidense, lleva ventaja porque desde el año pasado había comenzado estudios y ensayos de vacunas contra diferentes tipos de coronavirus.

Rusia también tiene varios proyectos de vacunas en marcha en un intento por evitar la dependencia de potencias extranjeras, aunque escalones por debajo. Según el Centro Estatal de Investigación de Virología y Biotecnología, la semana que viene comenzarán las pruebas preclínicas de dos prototipos, que han pasado las pruebas con animales.

España, fase preclínica

España también se encuentra en fase preclínica, pero cuenta con dos proyectos importantes. Investigadores del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), perteneciente al CSIC, iniciarán en breve los ensayos preclínicos con animales de un candidato a vacuna basado en una modificación de la que se usó contra la viruela.

En el mismo centro, otro equipo trabaja en crear una vacuna a partir de una reconstrucción del propio coronavirus, atenuando y eliminando los genes más virulentos.

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