“Ha sido un pelotazo. El problema de las residencias no solo ha sido la pandemia”

Jaime Cedrún, secretario general de CCOO de Madrid

“Ha sido un pelotazo. El problema de las residencias no solo ha sido la pandemia”

El líder de CCOO de Madrid defiende que lo que “tiene que ver con el cuidado de las personas no puede estar en manos del negocio privado”.

Jaime Cedrún

Primero de Mayo fuera de lo normal. No hay manifestaciones en la calle. El estado de alarma por la crisis del Covid-19 ha modificado también esta cita anual de sindicatos y trabajadores, que pasará a ser virtual. Sin embargo, esto no significa que no haya nada que reclamar. Más aún ante la amenaza económica y social que provoca, y provocará, el coronavirus. Algo ante lo que se requiere un gran acuerdo entre todos, tanto en el ámbito político como en el de los agentes sociales. Así lo defiende el secretario general de CCOO de Madrid, Jaime Cedrún.

El líder de Comisiones en la Comunidad, en una entrevista a EL BOLETIN, llama a la unidad, “a sentarnos a hablar”, y dejar la “bronca” para otro momento. Un mensaje que lanza directamente a la presidenta Isabel Díaz Ayuso, sobre la que señala que “todavía no se ha enterado que ya no valen las broncas de antes del coronavirus”.

Ante la “reconstrucción” que deberá llevarse a acabo, Cedrún deja claro que tiene que incluir al sector de cuidados, que “hay que revisarlo de arriba abajo porque ha sido el gran fracaso de esta pandemia”. “Aquello que tiene que ver con el cuidado de las personas no puede estar en manos del negocio privado y del beneficio empresarial”. Y es que, ha destacado que las residencias de mayores “han sido un pelotazo”. A los duros golpes que el virus ha causado en estos centros se suma la precariedad que ya existía entre sus trabajadores, y que desató un conflicto laboral.

-Este año el Primero de Mayo viene marcado por la crisis del Covid y el confinamiento…

Es evidente. Estamos en un Primero de Mayo muy atípico. 130 años de celebración y este año no vamos a estar en la Puerta del Sol, lo vamos a conmemorar por vía virtual. Nos hemos tenido que reinvertir los sindicatos. Vamos a tener un acto en la Puerta del Sol, pero en redes, donde plantearemos nuestras reivindicaciones, y luego una manifestación virtual. Por la tarde, hay un concierto virtual con la gente de la cultura.

-¿Cómo valora el plan de desescalada anunciado por Pedro Sánchez?

El primer objetivo sigue siendo la batalla contra el virus y, por lo tanto, no queda otro remedio que las medidas de salud pública y laboral sean fundamentales. En esto estamos planteándolo con total rigidez, porque lo que vemos es que donde está golpeando con fuerza es a las zonas y barrios con una mayor proporción de clase trabajadora. Queremos que la actividad se reanude, pero garantizando todas las medidas de salud pública y prevención de riesgos laborales. La propuesta de desescalada en estas cuatro fases nos parece prudente, pero hay que saber cómo se va a aplicar. Para esto necesitamos pactos y acuerdos en todos y cada uno de los ámbitos. Se lo estamos planteando a las patronales, se están dando acuerdos de desescalada en el ámbito estatal, estamos esperando también que se produzcan con gobiernos autonómicos, porque el objetivo pasa por garantizar que se van tomando medidas, pero siendo extraordinariamente puntillosos. Si lo hacemos bien se irá más deprisa y se recuperará antes la actividad, el empleo y la crisis tendrá más forma de V que de U.

“Lo que tiene que ver con el cuidado de las personas no puede estar en manos del negocio privado”

-No obstante, la presidenta Isabel Díaz Ayuso no ha escondido sus recelos al respecto y ha rechazado el pacto para la “reconstrucción” ofrecido por el PSOE. ¿Una salida en común es imposible en la región?

Estamos reclamando a la Comunidad que haya un gran consenso político y, al mismo tiempo, un pacto social con los agentes sociales. También a muchos ayuntamientos, donde se han llegado, incluidos algunos del PP. Lo que ocurre con la presidenta madrileña es inexplicable, todavía no se ha enterado que ya no valen las broncas de antes del coronavirus, estamos en plena pandemia y el único enemigo, como dice el alcalde, es el virus y no los partidos de la oposición. Necesitamos sentarnos a trabajar y ya habrá bronca política más adelante. El pleno de la Asamblea de esta semana no ha sido solo descorazonador, sino que ha trasladado a los ciudadanos desesperanza y más incertidumbre. No puede estar Ayuso en la bronca como está todo el día: la bronca con el Gobierno, la bronca con la oposición, la bronca con los sindicatos… No puede ser, necesitamos sentarnos y trabajar todos. No sé si alguna no se ha enterado de la gravedad de esta crisis sanitaria, pero también social y de empleo espectacular.

-¿Está dando una lección Almeida a Ayuso en cómo llevar este asunto?

La verdad es que parece que hay comportamientos diferentes. Hemos tenido interlocución con varias consejerías de la Comunidad, no diálogo social con el Gobierno, pero sí interlocución con algunas consejerías, de la misma manera que hemos planteado problemas al alcalde de Madrid, que a su vez ha tomado medidas. La experiencia de estos días ha sido una situación muy heterogénea. Ayuntamientos del PP, PSOE e IU con los que está habiendo interlocución, pero otros con los que no y un ejemplo es con Ayuso.

-Las residencias de mayores han sido, y son todavía, duramente golpeadas por el coronavirus. ¿A qué se debe?

Lo que hemos tenido para cuidar a nuestros mayores han sido chiringuitos con muy poca calidad. El sistema que se ha seguido ha sido el de privatizar toda la asistencia a las personas mayores, incluso a las de dependencia. Se ha buscado la privatización, el mínimo coste, no ha habido ningún control sobre las empresas que controlaban estas residencias y el virus ha demostrado que la situación era verdaderamente desastrosa. Ha entrado el virus en las residencias y ha hecho una verdadera masacre. En la primera semana del confinamiento, ante las muertes y los contagios, reclamamos la intervención del Estado. Y se intervino, pero se dejó la intervención en manos de Ayuso, que ha ido muy despacio y a regañadientes. No se hizo con la velocidad que se debía y siguen produciéndose muertos, aunque es verdad que se ha ido disminuyendo. No obstante, de las más de 470 residencias de Madrid no creo que se sepa mucho más de lo que ocurre en 170. De ahí que hayamos pedido al Gobierno de la nación una auditoría sobre las residencias, incluidas las de la región. También de toda la situación de la Sanidad. Toda la culpa la tiene el modelo. No se puede poner al albur del beneficio empresarial a las personas que son dependientes.

-¿Ha primado el negocio por encima de todo?

Ha sido un pelotazo, ha sido una oportunidad de negocio y más cuando vemos quiénes son los empresarios, que son fondos buitres que vienen a sacar el máximo beneficio, dejar escuálida la empresa y marcharse. Ese es el sistema. El problema de las residencias no solo ha sido la pandemia. Justo antes estábamos con un conflicto laboral, porque las patronales se estaban negando a aplicar el salario mínimo convenio de 14.000 euros firmado con la CEOE. Estamos hablando de trabajadoras con contratos parciales de 30 o 35 horas, que se llevaban 700 euros a casa y con ratios prácticamente el doble que en una residencia pública. Ya le dijimos a la patronal en marzo que en esas condiciones no iban a encontrar personal para trabajar y eso es lo que está ocurriendo ahora. Lo que pasa es que con las bajas no hay para sustituir. Nosotros proponemos una bolsa de empleo específica para estas residencias, pero cambiando las condiciones laborales y salariales de los nuevos y de los que están.

“Tengo dudas de que el ingreso mínimo vital llegue en mayo”

Con la reconstrucción el sector de cuidados hay que revisarlo de arriba abajo, porque ha sido el gran fracaso de esta pandemia. Aquello que tiene que ver con el cuidado de las personas no puede estar en manos del negocio privado y del beneficio empresarial, tiene que estar cubierto por un servicio público.

-¿Esta crisis ha demostrado que la mayoría de trabajos esenciales son los peor pagados?

Sí, pero tiene que ver con el modelo ultraliberal que se ha impuesto y con el pensamiento que tiene nuestra querida presidenta, que aplica a todo sus cuatro principios del dogma ultraliberal. Cuando ha venido esta pandemia es cuando echamos de menos unos servicios públicos potentes, bien dotados y bien organizados. Hay que dotar a la sociedad de todos los recursos que necesita y eso pasa por reforzar el estado del bienestar y que haya unas políticas públicas solventes.

-En cuanto al sistema sanitario, también se han puesto de manifiesto las consecuencias de los recortes en los últimos años. ¿Qué habría que hacer ahora?

Ahora hay que revertir todos los recortes. La gran oportunidad de estos planes de reconstrucción que hay que poner en marcha es que tienen que abordar primero aquello que ha fallado, y lo que ha fallado son las políticas de recortes, de privatizaciones que se han emprendido. En el caso de la Sanidad es muy claro, no es nuevo. Desde 2008 se habían perdido más de 4.000 trabajadores y 2.000 camas. Es verdad que con Cristina Cifuentes se empezó a recuperar la inversión y el presupuesto, pero para nada podemos cubrir las necesidades que teníamos entonces y que tenemos ahora. Tenemos que hacer una inversión muy potente en plantilla. Esto pasa por no suspender los contratos de los sanitarios para la pandemia, ya que las listas de espera se han disparado todavía mucho más. Más plantilla, más inversión y más camas, ya que estábamos raquíticos en camas.

“No puede estar Ayuso en la bronca como está todo el día”

También está la Educación, la desigualdad tan brutal que ya había por los recortes ahora ha explotado. Calculamos que habrá un 30% del alumnado que podría no estar siguiendo nada por falta de medios. Tengo verdadero pánico de ver cómo empezaremos el curso el año que viene, porque hace falta un pacto sobre la desescalada.

-¿Qué piensa cuando ve al PP y, en particular, a Ayuso negando que hicieran recortes?

Que están mintiendo, es evidente. Los datos están ahí. Son datos del presupuesto del SERMAS y datos del Ministerio de Sanidad y todos demuestran que tenemos el gasto sanitario y educativo más bajo de España. Es verdad que en 2014 se han recuperado algunos de esos recortes, pero no hemos llegado a los niveles de 2008 y lo peor es que hay más alumnos y más usuarios de la Sanidad que en 2008. Me deja perplejo cuando se atrinchera, se mete debajo de una concha dogmática para negar la evidencia. Como no hay forma de trabajar con esta presidenta, por eso hemos planteado una auditoría del Estado sobre la situación sociosanitaria.

-¿El ingreso mínimo del Gobierno puede llegar tarde para muchas familias?

Primero, tengo dudas de que llegue en mayo, porque es un ingreso para el que hay que poner de acuerdo a muchas instituciones. A las Comunidades Autónomas, que son las que tienen las competencias y con rentas mínimas ya, y también al propio parlamento. Esto va a llevar tiempo aprobarlo y va a llevar tiempo aplicarlo, y mientras tanto en la Comunidad de Madrid ya hay 200.000 familias que no tienen ningún ingreso. Tenemos una crisis social tan dura como la sanitaria. Se está demostrando que si el virus ataca a las personas con patologías previas en materia sanitaria, sus consecuencias están atacando con mayor fuerza a las que ya tenían patologías sociales previas, las que estaban por debajo del umbral de pobreza o en economía sumergida.

-En su opinión, ¿se debería haber aprobado una renta puente?

Hemos planteado al Gobierno de la nación una renta de emergencia puente hasta que llegue el ingreso mínimo vital. También le hemos planteado a la señora Ayuso que la renta de Madrid, que llega a 30.000 familias, se amplíe para llegar a las mencionadas 200.000, y que los ayuntamientos faciliten la alimentación con un ‘cheque comida’ de 150 euros. El de Madrid ha anunciado que será de 300 euros. Se están abriendo pasos y acuerdos sociales en muchas comunidades para cubrir esta necesidad, pero Ayuso no lo entiende. Tiene que haber esa renta mínima puente con carácter urgente porque hay gente que no aguanta y encima están apiñados en pisos pequeños.

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