La respuesta del BCE a la amenaza del coronavirus… ¿más compras de bonos?

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La respuesta del BCE a la amenaza del coronavirus… ¿más compras de bonos?

Lombardía, Véneto y Emilia-Romagna representan por sí solas el 40% del PIB en Italia y el 6% del PIB total de la eurozona, recuerda AXA.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde

La experiencia del SARS en 2003 había mantenido más o menos tranquilos a los mercados pese a las posibles implicaciones para la economía mundial del coronavirus… hasta ayer: las noticias llegadas desde Italia durante el fin de semana se tradujeron en un desplome de las principales bolsas mundiales y de los precios de las materias primas, con los inversores refugiándose en activos más seguros como el oro y la deuda pública. De agudizarse la situación, los bancos centrales podrían verse obligados a tomar cartas en el asunto.

La confianza en que los bancos centrales occidentales ofrecerán un mayor estímulo, a imagen y semejanza de lo realizado por el Banco Popular de China, había sido uno de los factores que explicaban la relativa calma de los mercados. Y la oleada vendedora de ayer puede estar indicando que ese momento ya ha llegado. Así lo considera al menos Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers. “Hasta ahora, el impacto económico de la epidemia del COVID-19 ha sido de un shock en el suministro de productos, pero la aparición de un foco de contagio espontáneo en Italia la cambia la dimensión del problema”, explica Moëc, que destaca que las zonas afectadas “son cruciales en términos de producción. Lombardía, Véneto y Emilia-Romagna representan por sí solas el 40% del PIB en Italia y el 6% del PIB total de la eurozona”.

“A no ser que haya una rápida resolución de la epidemia, los efectos por el lado de la demanda aparecerán en la próxima remesa de datos de actividad. Por eso creemos que los consensos previos de una fuerte recuperación económica [tras el estallido del brote] en forma de V empiezan a aparecer cada vez más cuestionables (…). Empiezan a acumularse datos que evidencian un comienzo de 2020 débil en EEUU”. El economista de AXA IM advierte además de que “los shocks económicos por el lado de los suministros son mucho menos tratables desde un punto de vista estímulos políticos que cuando se trata de crisis de demanda”.

En este punto, Moëc valora las opciones que el BCE tiene de actuar ante la crisis del coronavirus: “Incluso antes de que estallara la crisis en Italia, estábamos convencidos de que el BCE ya empezaba a comprometerse con la preparación de planes de emergencia. El hecho de que Luis de Guindos decidiera concluir su último discurso recalcando que el BCE está preparado para actuar siempre que sea necesario, independientemente de la revisión estratégica, resulta interesante”.

¿Pero qué artillería tiene el BCE para una situación como la actual? “Otra ronda de TLTRO probablemente sería inútil, las instituciones bancarias tendrían dificultades incluso para encontrar suficiente demanda para cumplir con las condiciones del programa”. Por otro lado, “un recorte adicional en la tasa de depósitos tendría un efecto debilitador en el euro frente al dólar, lo que provocaría un estrés adicional en la ya tensa relación comercial entre EEUU y la UE”.

Así las cosas, una de las opciones sobre la mesa podría ser “elevar el volumen de compra de bonos corporativos”, en lugar de la compra de deuda soberana. “El único escenario en el que BCE entraría rápidamente a comprar bonos soberanos sería si los spreads empiezan a crecer en algunos países e Italia es un candidato obvio para eso: más allá del coste económico de la epidemia, esta crisis del COVID-19 puede ser usada por la oposición contra la ya de por sí frágil coalición de Gobierno. Esto es consistente con un incremento de la prima de riesgo, si bien creemos que la mera mención a la posibilidad de que el BCE pudiera actuar ya permitía contener la evolución de los spreads. Sin embargo, esta es una situación extrema y creemos que no estamos en ese caso todavía”.

Para Gilles Moëc la opción de incrementar el peso de la compra de bonos corporativos “es menos problemática desde un punto de vista técnico y político”. “El BCE no puede comprar más del 33% de la deuda elegible de un emisor soberano, mientras que en el caso de los bonos corporativos el límite es del 70%”, detalla Moëc, quien resalta además que el universo elegible se ha ampliado significativamente. “Estimamos que en lo que va de 2020 el volumen neto de emisión por parte de entidades no financieras es de unos 45.000 o 50.000 millones de euros, de los que probablemente dos tercios son elegibles”.

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