Niños ‘youtubers’: riesgos de desprotección, acoso y abuso por la sobreexposición

Youtube

Niños ‘youtubers’: riesgos de desprotección, acoso y abuso por la sobreexposición

Es importante hacer referencia a la huella digital de los niños 'youtubers', ya que todo lo que suben a Internet se queda permanentemente en la Red.

Youtube

Cada vez son menos los niños y niñas que sueñan con ser bomberos, futbolistas o científicos y más los que esperan llegar a ser algún día ‘youtubers‘. De hecho, la profesión de ‘youtuber’, e incluso la de ‘influencer’, se encuentra entre las cinco preferidas para los niños de entre 2 y 8 años.

Según una encuesta realizada en junio por Lingokids, la plataforma digital especializada en el aprendizaje de inglés para niños, el 16 por ciento de los niños quiere ser ‘youtuber’, por detrás de un 26 por ciento que quiere ser deportista y un 22 por ciento que se decanta por ser médico.

Pero también son muchos los menores que no han tenido que esperar a ser mayores y han logrado convertirse en estrellas de esta plataforma de vídeo sin llegar a cumplir los 10 años.

Uno de los casos más conocidos es el de Ryan Kaji, un niño de tan solo 8 años que comenzó hace cinco a subir vídeos a su canal de YouTube ‘Ryan’s ToysReview’, en los que se dedica a probar juguetes delante de la cámara.

Gracias a su canal, Ryan ha logrado unos ingresos de 26 millones de dólares (alrededor de 23,43 millones de euros), encabezando el ranking de los ‘youtubers’ mejor pagados en YouTube en el último año, según Forbes.

Sin embargo, Ryan no es el único niño ‘youtuber’ que se sitúa por delante de estrellas consolidadas de la plataforma. En nuestro país, entre los canales más populares se encuentra el de ‘Las Ratitas’, según el ranking de SocialBlade. En este canal, las hermanas Claudia y Gisele, ambas menores de 9 años, enseñan a sus 18,1 millones de seguidores cómo juegan con diferentes juguetes.

En la lista también se encuentran los canales ‘MikelTube’, con 5,26 millones de seguidores, y ‘Juega con Adri’, con 1,96 millones de seguidores, ambos con vídeos protagonizados por menores.

Como explica José Antonio Luengo, psicólogo educativo, debemos tener en cuenta que los niños ‘youtubers’ viven una vida asentada en el éxito, la fama y en la que tienen que estar pendientes de la respuesta a millones de seguidores.

Por ello, Luengo destaca que existe el parámetro de la edad y que no es lo mismo un niño de 8 años haciendo este tipo de actividades con el apoyo de sus padres que uno de 12 años que cuenta con un canal propio y más madurez.

Además, el psicólogo asegura que subir vídeos a YouTube es una práctica de mucho riesgo para el equilibrio personal, emocional y psicológico, ya que cuando el proyecto se acaba «aparecen todas las deficiencias».

«A las personas que trabajamos con la infancia y la adolescencia nos preocupa de manera especial el éxito fácil y absolutamente inflamado y desmedido que tienen en los niños este tipo de proyectos, que se convierten en proyectos de vida fomentados por los padres», asevera el psicólogo.

SOBREEXPOSICIÓN DE MENORES

También es importante hacer referencia a la huella digital de los niños ‘youtubers’, ya que todo lo que suben a Internet se queda permanentemente en la Red. Por ello, estos niños cuentan desde muy pequeños con una huella digital muy larga y profunda.

Al subir un vídeo a YouTube, los niños se exponen ante los comentarios en esta plataforma, que tienen un gran peso en el éxito o el fracaso de los ‘youtubers’, lo que puede tener unas implicaciones que pueden llegar a su vida adulta y profesional.

Cristina Junquera, responsable de Incidencia Política de UNICEF, ha advertido a Europa Press de que entre los riesgos a los que se enfrentan los niños en la Red, existen riesgos «para su reputación en una huella digital que queda para su futuro».

Los menores también pueden ser objeto de ataque y de comentarios negativos, aunque YouTube anunció a principios de año cambios en las políticas de privacidad de contenidos para los niños, entre ellos deshabilitar comentarios.

¿OCIO O TRABAJO?

A estos peligros por la sobreexposición de los niños se une el hecho de que, a pesar de contar con beneficios económicos, los menores que se dedican a grabar este tipo de vídeos no lo ven como un trabajo, sino como un juego.

Según explica Luengo, los niños menores de 12 años tienen un pensamiento muy ligado a lo concreto y no piensa en las consecuencias que tiene los que hace. Esto hace que los niños ‘youtubers’, cuanto más pequeños sean más vean la actividad como un juego.

Sin embargo, el psicólogo insiste en que al alcanzar la frontera de los 12 años, los niños tienen más conciencia de una actividad de ocupación y menos de divertimento.

Los expertos coinciden en que esta situación se asemeja bastante a la de niños actores o cantantes. «Existen normativas respecto a la participación en rodajes de televisión o cine que antes eran jornadas sin límites y ahora está más controlado», asegura la portavoz de Save the Children Carmela del Moral.

«Tenemos que pensar cómo podemos trasladar este tipo de protección al entorno digital», añade, destacando la importancia de garantizar que esta actividad haga que el niño disfrute del resto de sus derechos.

Podríamos decir que la realidad se ha adelantado a la respuesta legal o del sistema y que se trata de algo complicado debido a la implicación de menores, así como la publicidad encubierta. Los expertos coinciden en que cada vez es más necesario que esta actividad cuente con un marco legal para establecer límites tanto en YouTube como en otras redes sociales.

Uno de los formatos más utilizados en los vídeos de los niños ‘youtubers’ es el ‘unboxing’, que también es el que más beneficios genera tanto a los creadores de los vídeos como a las marcas que envían los productos a los ‘youtubers’.

En el caso del canal ‘Ryan’s ToyReview’, los contenidos están siendo investigados por la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos por incurrir en publicidad engañosa dirigida a millones de menores, según informó The New York Times.

Mientras, en España, el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) advirtió en diciembre de 59 vídeos de ‘youtubers’ por publicidad encubierta dirigida a menores.

Los vídeos reportados por el CAC corresponden a 15 canales de YouTube protagonizados por niños de menos de 12 años (60%) y adolescentes (20%) o niños y adolescentes juntos (20%), que promocionan o hacen publicidad de hasta 189 productos, servicios o marcas diferentes. Entre estos canales se encuentran el de ‘Las Ratitas’ y ‘MikelTube’.

EL PAPEL DE LOS PADRES

Según Google, en España la edad mínima para crear una cuenta en su plataforma hay que tener al menos 14 años, aunque la mayoría de países sitúa el límite en los 13 años.

Generalmente son los padres los que crean las cuentas para poder subir los vídeos de sus hijos, con los que terminan obteniendo beneficios económicos y, en ocasiones, puede convertirse en un negocio para ellos.

Los padres son los responsables de cuidar cómo se desarrollan estas actividades, pero en términos generales «no funciona demasiado», según ha explicado Luengo.

Del Moral ha destacado a Europa Press que con los medios digitales, los más pequeños pueden participar en la sociedad y conocer diferentes aficiones. «Son los padres los que deben velar por el cumplimiento de estos derechos y que no entren en conflicto con estar haciendo contenidos de YouTube», ha añadido.

Desde UNICEF, Junquera insiste en que el acceso a la tecnología por parte de los niños debe ser gradual y ha subrayando la importancia de que los padres conozcan adecuadamente las normas para enseñar a sus hijos cómo pueden navegar de forma segura.

Sin embargo, no todo es «demonizar», ya que la expresión audiovisual puede ser de distintas maneras y los niños tienen el derecho «a participar en la sociedad en la que viven», según Del Moral.

En esto también coincide Junquera, quien dice que «acceder a la red contribuye a los niños a conformar su personalidad, su autoestima, ejercer su derecho a la libertad de expresión y es otro espacio donde pueden conformar su identidad como persona».

Más información