Interés por lo urbano, sus contextos, sus límites y sus posibilidades

Ciudades

Interés por lo urbano, sus contextos, sus límites y sus posibilidades

Si el liderazgo es moderno, en sentido weberiano, las iniciativas avanzan; si es tradicional o carismático, precisamente lo contrario.

Bola del mundo hundiéndose

Como Mr. Jourdain, el pintoresco personaje de Molière que no sabía que hablaba en prosa, hace 39 años produjimos, sin saberlo -según alguien cuyo nombre no retengo- el primer plan quinquenal subnacional con consideraciones macroeconómicas de América Latina y el Caribe. El plan incluía unos seis planes de ordenamiento urbano, porque uno de sus principales cometidos era, precisamente, superar la condición rural o de precario desarrollo urbano de la entidad en cuestión, el Estado Yaracuy, en el centro occidente de Venezuela.

En los hechos, también tuvimos una mínima participación en el Plan del Área Metropolitana de Barquisimeto, una de las cuatro grandes concentraciones urbanas del país y ciudad líder del centro occidente nacional.

Después de aquella experiencia de Yaracuy, ampliamente satisfactoria, volveríamos a encontrarnos con los temas urbanos en la dirección de un proyecto para la Gobernación del Estado Carabobo, mi estado, financiado por sectores empresariales, en el llamado «Carabobo Siglo XXI», el cual introdujo iniciativas modernistas muy bien acogidas por el gobierno de la época.

Y en los ’90, asumimos con el patrocinio de la GTZ alemana y el Ministerio de Planificación y Coordinación de mi país, la dirección de una línea de trabajo denominada «Planificación de la Gestión Local» (PGL). Un Manual exitosísimo -ampliamente referido en la red- y más de cien casos -al menos tres de ellos plenamente exitosos- también definieron una actividad de evidente interés profesional.

En la siguiente década, los trabajos los concentramos de nuevo en nuestro estado natal, con éxito en los productos; pero, muy poco en los resultados. Principalmente, para mi tristeza, en mi ciudad natal, Puerto Cabello, para la cual produjimos una «Visión Local y Estrategia», la cual podríamos actualizar en cualquier momento.

El tema lo retomamos ahora, para nuestra Universidad de Carabobo y una meritoria iniciativa de la sociedad civil carabobeña, en la línea de un movimiento que revierta el rezago del país en las llamadas «ciudades inteligentes» (a las cuales se asocia varios otros atributos).

Una evidencia: si el liderazgo es moderno, en sentido weberiano, las iniciativas avanzan; si es tradicional o carismático, precisamente lo contrario. Y es natural: la «inteligencia» se asocia a una trama estructurada, en línea con una visión y una estrategia claras, no con los impulsos espasmódicos, arbitrarios,etc., de liderazgos de otra época.

Es más, hoy, ese atributo está inextricablemente ligado a la sofisticación tecnológica. La «inteligencia» se asocia al uso de las TIC y, más al día, con la incursión creciente en el mundo del «Complejo de Disrupciones» de estos tiempos.

En la Venezuela actual, desde la precariedad institucional actual de las universidades y otros centros del pensamiento de avanzada; sin embargo, ponemos a la orden de todos: 1) gobiernos, 2) empresarios organizados, 3) sociedad civil organizada y 4) centros académicos y profesionales- los componentes de nuestro «Ménage à Quatre»- la experiencia y las ganas de poner a los centros de estudios superiores en la senda de las políticas nacionales de procura de bienestar.

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