Bancos franceses y alemanes serán los grandes beneficiados de la próxima ‘ayuda’ de Draghi

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Bancos franceses y alemanes serán los grandes beneficiados de la próxima ‘ayuda’ de Draghi

La carga que pesa sobre el sector bancario europeo por los tipos negativos “se distribuye de forma desigual”, avisa Johannes Müller, jefe de investigación macro de DWS.

El presidente del BCE, Mario Draghi

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, aún no lo ha reconocido en voz alta, pero el mercado empieza ya a dar por descontado que la institución introducirá más pronto que tarde –quizás en verano- un sistema escalonado en el tipo de depósito. El objetivo, evitar la penalización que sufren los bancos en su rentabilidad desde que este tipo entró en terreno negativo por primera vez en 2014. De acuerdo con los expertos, los sectores financieros francés y alemán serán los grandes beneficiados.

Actualmente, el tipo de facilidad de depósito se encuentra en el -0,40%. Esto significa que los bancos deben pagar un 0,40% por los excesos de liquidez que guardan en el BCE. A pesar de este interés, las entidades mantienen en las arcas de la institución algo menos de dos billones de euros, lo que supone una carga para el sector de unos 8.000 millones de euros al año. Según explica Johannes Müller, jefe de investigación macro de DWS, “dado que la mayoría de estos fondos con el BCE están en manos de bancos alemanes, franceses y holandeses, la carga que pesa sobre el sector bancario dentro de la zona del euro se distribuye de forma desigual”.

Müller recuerda que “es responsabilidad de los propios bancos garantizar que el sistema bancario sea rentable”. El propio presidente del BCE, Mario Draghi, señaló que los bancos de la eurozona más rentables tienen tres características principales: una baja relación coste/beneficio, un elevado gasto en TI y fuentes de ingresos diversificadas en un entorno de tipos de interés bajos. “Además”, recuerda el analista de DWS, “la rentabilidad agregada de los bancos en Europa es inferior a la de EEUU, pero no significativamente inferior a la del Reino Unido y Japón”. En general, “la medida en que el tipo de interés negativo repercuta en los resultados operativos de los bancos dependerá del banco y del segmento de negocio en cuestión”.

Este experto reconoce que la introducción de un sistema escalonado “tiene sus encantos” en lo que supone para la banca, pero al mismo tiempo tendría “serias implicaciones” para la futura orientación de la política monetaria del BCE.

El responsable de la política monetaria estaría indicando que los tipos de interés podrían mantenerse bajos durante algún tiempo; “después de todo, si fuera inminente un aumento de los tipos de interés de los depósitos, no necesitaría introducir este sistema ahora”, explica Müller. De hecho, podría abrirse incluso “la posibilidad de adoptar una tasa aún más negativa sin que ello tenga efectos graves en el sector bancario”.

“En un entorno en el que la política monetaria (tanto los tipos de interés como las medidas atípicas) ya está alcanzando sus límites podría abordarse, al menos en parte, una nueva ralentización económica significativa adoptando este tipo de interés aún más negativo. Para nosotros, este es el principal argumento para la introducción de un sistema de niveles”, valora el experto de la gestora de Deutsche Bank.

“Los propios debates del BCE parecen estar aún en sus inicios, pero parece probable que el BCE anuncie un sistema de niveles a más tardar después de las vacaciones de verano”, señala Müller. “La única conclusión que queda es que la normalización de la política monetaria está muy lejos y que la política monetaria de la zona euro seguirá siendo más que expansiva en un futuro previsible”.

¿Cómo podría introducirse el sistema escalonado?

En Europa el BCE ya tiene dos ejemplos de sistemas escalonados en los tipos negativos de depósito. Por un lado, en Dinamarca, los límites individuales se fijan para cada banco. Si se excede el límite, la tasa de depósito actual de -0,65% se vuelve pagadera. En Suiza, en cambio, se aplica inicialmente una barrera de al menos 10 millones de francos suizos; para los bancos domésticos la provisión corresponde a 20 veces el requisito de reserva mínima.

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