La emisión de bonos corporativos se frena en seco y dispara las alarmas en caso de recesión

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La emisión de bonos corporativos se frena en seco y dispara las alarmas en caso de recesión

Un informe de la OCDE avisa de que el mercado de deuda empresarial se enfrenta a una oleada de ‘defaults’ mayor que la de la crisis si se produce una nueva recesión.

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La acumulación de deuda sigue encendiendo todas las alarmas. La última advertencia llega de la mano de la OCDE, que en un reciente informe alerta de que los bonos corporativos en circulación alcanzaban a cierre de 2018 una cifra de 13 billones de dólares, el doble de lo que había una década antes. Y ello pese a que el año pasado se frenó en seco la emisión, con las empresas dirigiéndose a la también arriesgada práctica de los préstamos apalancados. El resultado es que en caso de recesión, los efectos serán mayores que los experimentados en la crisis financiera.

En un paper elaborado por los economistas de la OCDE Mats Isaksson y Serdar Çelik y el investigador de la Universidad de Sabanci Gül Demirtaş, los autores destacan que desde la crisis financiera en 2008, las empresas no financieras han aumentado “dramáticamente” sus emisiones de bonos corporativos. En el período 2008-2018, la emisión global de bonos corporativos promedió 1,7 billones de dólares anuales, en comparación con una media de 864.000 millones en los años previos a la crisis. Como resultado, la deuda pendiente global roza los 13 billones de dólares, “el doble del montante en términos reales que estaba pendiente en 2008”.

No obstante, el informe destaca que el año pasado la emisión de bonos se frenó en seco, con una caída del 41% en la emisión neta respecto a 2017, al pasar de 699.000 millones a 413.000 millones. “Si bien parte de esta disminución puede atribuirse a la reforma fiscal de EEUU, el debilitamiento de la emisión neta de bonos corporativos también se observa claramente en otras partes del mundo”, apuntan los autores del informe.

El frenazo fue especialmente notable, además, en el segmento de renta fija privada con calificaciones inferiores a grado de inversión –los denominados bonos basura-, que de hecho fue negativa, es decir, vencieron más bonos de los que se emitieron. El único año en que esto sucedió desde el cambio de siglo fue en 2008. “Un factor que contribuyó a la disminución de la emisión sin grado de inversión podría ser el paso de algunos emisores al mercado de préstamos apalancados, que ha alcanzado un volumen de 1,3 billones de dólares a nivel mundial”.

El resultado de la creciente acumulación de deuda es que en los próximos tres años las empresas de todo el mundo tendrán que pagar o refinanciar cerca de 4 billones de dólares en deuda. Así las cosas, “el monto de las inversiones en bonos corporativos que puede esperarse que incumpla en el caso de una recesión económica puede ser considerablemente mayor que el experimentado en la crisis financiera”, alertan los economistas de la OCDE.

Los riesgos y las vulnerabilidades en el mercado de deuda empresarial son además diferentes de los del ciclo anterior a la crisis. La participación de los bonos con el grado de inversión de menor calidad (BBB) es del 54%, un máximo histórico, por lo que la OCDE teme que se multipliquen los casos de ‘ángeles caídos’ (fallen angels en la jerga financiera), es decir, de bonos emitidos con grado de inversión pero que caen en ‘bono basura’. En el caso de una crisis financiera similar a la de 2008, en apenas un año bonos corporativos por un valor de 500.000 millones de dólares migrarían al mercado sin grado de inversión, “lo que obligaría a unas ventas difíciles de absorber para los inversores”.

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