Las autoridades cubanas de la Defensa Civil más otros organismos e instituciones vinculados con el mega desastre del huracán Irma, todavía no disponen de la cifra de viviendas afectadas por el meteoro. De seguro que pronto lo harán cuando nos presenten los derrumbes totales, parciales e inmuebles afectados que demandan materiales de construcción.
Casi en toda la isla, excepto en la occidental provincia del buen habano, Pinar del Río, los techos volaron como almas en pena ante vientos que los señores gringos Saffir y Simpson (los creadores de la escala para medir huracanes) nunca imaginaron y la detuvieron en torno a los 250km/h.
Precisamente acerca de las tejas, me contaba un amigo al que debo guardar anonimato y nombre de la empresa española para la que trabaja como especialista, que en medio del huracán logró hablar con la contraparte cubana para indagar, a título personal, cómo les había ido con las tejas llegadas desde España y que habían sido colocadas prácticamente horas antes de la arremetida de los vientos.
-Las únicas que quedaron fueron las de ustedes.
Días después, la noticia corrió entre los interesados y se hablaba de la manera más clara posible de la cantidad de contendores que se precisaban, pero junto al pedido venía una suerte de turbulencia en la oratoria de cómo se pagarían y en qué espacio de tiempo casi perdido en el infinito.
Millones se le debe a tal empresa. Y no resulta una excepción. Imposible, por el momento que atraviesa la economía cubana, mencionar aquello de nuestros abuelos que en los negocios, “las cuentas claras y el chocolate espeso y caliente”.
