La ‘era Villar’: despotismo, opacidad y apropiación de subvenciones para el tercer mundo

Corrupción

La ‘era Villar’: despotismo, opacidad y apropiación de subvenciones para el tercer mundo

Las acusaciones de corrupción marcan las tres décadas de Villar al frente del fútbol español.

Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol

La detención de Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), ha sido recibida con una suerte de sorpresa en diferido, ya que de una forma u otra, muchas personas llevaban tiempo – décadas – esperando este momento.

29 años al frente del fútbol español. 29 años de ‘comilonas’, de desplantes, de acusaciones de corrupción, de actitudes despóticas, de utilizar supuestamente a los árbitros para ‘chantajear’ a los clubes y de maniobras poco transparentes.

La estrategia del avestruz – esconder la cabeza – frente a la prensa y al Gobierno (ha llegado a plantar a ministros) ha sido posible gracias, entre otras cosas, al apoyo incondicional que le ha proporcionado la FIFA, que ha llegado a ‘chantajear’ a España con prohibir su participación en el Mundial si el Gobierno o la Justicia se entrometía en los procesos electorales de la Federación (que deberían estar regulados por el Consejo Superior de Deportes, competencia del Gobierno).

Son muchas las personas que durante décadas han asegurado que Villar ha empleado el arma del fútbol como elemento de protección personal. Es decir, que cada vez que un Gobierno amenazaba con poner la lupa sobre las cuentas de la RFEF, Villar (y la FIFA) hacía ver que eso podía suponer el parón del fútbol y que la culpa recaería sobre el Ejecutivo. Un precio difícil y valiente que pagar.

Así se entiende, entre otras cosas, que haya perpetuado su poder en la Federación. Desde 1988 hasta 2017 ha ganado siete elecciones, cinco de ellas sin rival. Representantes del mundo del fútbol han asegurado (anónimamente) durante años que Villar empleaba todo tipo de argucias para obtener el apoyo de los clubes en esas elecciones.

Entre otras cosas, el arma de los árbitros. Durante años se le ha acusado de utilizar a los trencillas como elementos de chantaje. ‘Si me apoyas, los árbitros te serán más favorables’, esa idea.

La endémica omertá en el sector futbolístico y la realidad de que muchos dirigentes de clubes han cometido hechos fraudulentos durante su gestión (Jesús Gil, José María del Nido,…) puede aclarar por qué han sido muchos los que han apoyado a Villar o no se han atrevido ir contra él.

Lo que sí es público es la apropiación de subvenciones públicas destinadas, supuestamente, para crear campos de fútbol en el tercer mundo y que han acabado en las arcas de la Federación.

Por ejemplo, el caso Haití, por el que Ángel María Villar ya declaró en los juzgados de Majadahonda como imputado por presunto fraude de subvenciones, prevaricación, malversación y apropiación indebida de 1,8 millones de euros de dinero público. El montante le fue concedido por el Consejo Superior de Deportes a la Fundación de la Federación Española de Fútbol (FEF) en 2010 para la realización de proyectos solidarios con niños y de desarrollo en el extranjero.

Dichos proyectos no fueron llevados a cabo y en 2017, una vez que ya estaba abierta la investigación, la Federación devolvió el dinero, y en Haití no se hizo ninguna escuela ni campo de fútbol.

La FIFA

Villar mantiene una estrecha conexión con los dirigentes de la FIFA y la UEFA atrapados en escándalos mundiales de corrupción, como Michel Platini, a quien sustituyó temporalmente al frente de la UEFA durante la última Eurocopa.

Además, la Comisión de Ética de la FIFA, presidido por Hans-Joachim Eckert, impuso una multa de 25.000 francos suizos (unos 23.100 euros) a Villar por «no comportarse de acuerdo a las normas generales de conducta aplicables a los funcionarios del fútbol en el contexto de las investigaciones llevadas a cabo por el entonces presidente del órgano de instrucción del Comité de Ética de la FIFA con respecto a las candidaturas de los Mundiales 2018 y 2022«.

Esto es, la sancionaron por actitudes irregulares en la selección de las candidaturas para los mundiales de 2018 y 2022, otorgados a Rusia y Catar, respectivamente.

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