Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid

Entrevista

Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid

La portavoz del Ayuntamiento de Madrid admite que el consistorio está amortizando deuda "ilegítima".

Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid

“Estamos amortizando deuda ilegítima”

Deuda contraída por los anteriores gobiernos municipales de la ciudad pero que «no están impidiendo ir en contra del espíritu de Ahora Madrid». Rita Maestre no quiere ser un robot insensible ante los ciudadanos. Lo repite en la entrevista concedida a EL BOLETÍN. La cálida ambientación de su despacho difiere de la impersonalidad de los pasillos que le preceden. El Ayuntamiento de Madrid lleva dos años gobernado por un equipo que asegura permearse de las preocupaciones de los madrileños. Los de antes «eran muy poco permeables a lo que sucedía fuera».

No obstante, Rita Maestre admite errores y lástimas que paradójicamente vienen de «un acierto». La amortización de una deuda ilegítima que «está ligada a los compromisos financieros que asumió el equipo anterior».

La portavoz del consistorio culpa a la «injusta» Ley Montoro de imposibilitar parte de las políticas diseñadas pero loa el aumento presupuestario dedicado a los servicios públicos. Carmena desea que Maestre sea su ‘heredera’ en la alcaldía, algo que no se le pasa «por la cabeza».

Asume la derrota errejonista y otorga a la nueva dirección «toda la legitimidad del mundo» para hacer lo que le parezca pertinente.

¿Tomas Coca Cola?

No.

¿Qué te parece lo que ha pasado con Ramón Espinar?

Creo que hay un sobredimensionamiento de todas las cosas que afectan a Podemos, en particular de los detalles. En este caso, pues es un despiste. No creo que tenga mucho más interés el día en el que ha dimitido el presidente de Murcia por estar hasta arriba de corrupción.

¿Tiene que ver con las contradicciones que se pueden cometer cuando se gobierna?

A nosotros, en el Ayuntamiento de Madrid, también nos pasaba al principio. No tenía nada qué ver con contradicciones morales ni éticas, ni con incumplimientos de programa. Cada cosa pequeña se convertía de repente en una gran polémica. El asunto es que con el tiempo, mirando para atrás, todos podemos llegar al consenso que la mayor parte de las polémicas estaban profundamente sobredimensionadas.

¿Se puede achacar algunas de ellas al listón puesto por Podemos? Llevándolo a lo concreto. Ahora Madrid hizo bandera durante la campaña electoral con el recorte de asesores. Cuando llegaron al Gobierno municipal los llevaron a cabo. Sin embargo, con el tiempo, se han ampliado en algunas áreas.

En nuestro caso creo que hemos mantenido una política bastante coherente. En el área de Economía y Hacienda, en la corporación anterior, había 9 asesores que hacían todo tipo de cosas, algunas de ellas no soy capaz de imaginarme cuáles eran. Ahora, por ejemplo, hay dos.

Nuestra política fue bastante clara. Fue de reducción y de homologación de todas áreas. Cada cargo político que tenía un área disponía de dos asesores, y si tenía un distrito, un asesor.

Pero en el caso de los distritos ampliasteis los asesores…

Lo ampliamos porque calculamos mal. En distritos hacía falta un refuerzo importante. Entre otras cosas porque son estructuras administrativas mucho más descapitalizadas que las de las áreas de Gobierno. Así que igualamos las de distritos a dos cada uno.

¿Os equivocasteis con la promesa de reducir asesores?

No. La cuestión de la reducción de los asesores está ligada a si la estructura de la contratación de asesores es una forma de ascenso dentro del partido, o de colocación dentro del partido, o si está ligada a los perfiles profesionales.

Hay una diferencia fundamental: nosotros hemos hecho posible que se pueda acceder al currículum de las personas que están contratadas como asesores en el Ayuntamiento y se puede contrastar la experiencia profesional que tienen. Eso es algo que antes no se podía hacer y que además en casos tan ejemplares como el de Carromero durante el mandato de Ana Botella llamaba bastante la atención.

El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, comentó que posiblemente había sido un error haber reducido tanto en asesores cuando entraron al gobierno, y dijo lo mismo sobre la reducción del salario, porque así no iba a ser posible llevar a cabo toda la tarea municipal diseñada, ni convencer a las mentes más brillantes. ¿Comparte esa reflexión?

Por ejemplo, en mi caso, al estar en Podemos, cobro menos que el resto de los concejales. Pero es cierto que en el caso de los asesores puede ser algo a repensar, efectivamente, para conseguir atraer a personas expertas en la sociedad civil o en el ámbito profesional que sea.

En cualquier caso, creo que la reducción de salarios es algo muy importante a nivel simbólico. Para los concejales y para los cargos públicos. Estoy firmemente convencida porque si no se genera una separación profunda entre quien gobierna y quien es gobernado. Por ejemplo, mi salario bruto son 90.000 euros al año. 5.000 euros al mes. Por supuesto no cobro eso, porque dono tres cuartos de ese salario.

¿Es mucho?

Me parece innecesario que yo cobre 5.000 euros. Es innecesario que una concejala del Ayuntamiento de Madrid cobre 5.000 euros al mes teniendo en cuenta que el salario medio en España está a menos de mil.

Van a cumplir dentro de poco dos años al frente del consistorio. Manuela Carmena aseguró que el programa electoral de Ahora Madrid se hizo «muy deprisa» y por personas «que no conocían el Ayuntamiento», ¿lo recuerdas así?

Sí, pero los debates sobre los programas me parece que es un poco, no sé cómo decir. Por supuesto, como todo en Ahora Madrid, lo hicimos muy rápido. Creamos una estructura política y una candidatura tres meses antes de presentarnos a las elecciones. Si hubiéramos tenido antes una estructura de partido, digamos, con un recorrido previo y mucho más tiempo para prepararlo, seguro que hubiéramos hecho las cosas mejor.

En cualquier caso, lo fundamental es que hay algunas políticas que son centrales que estaban en el programa de gobierno y que, sobre todo, en el sentido común madrileño, y es lo que hemos recogido.

¿Podríais haber hecho mejor el programa electoral?

Podríamos haberlo hecho mejor, sí. Pero no hay nada que estemos haciendo ahora que vaya en contra del espíritu y de los ejes estratégicos fundamentales que estaban en ese programa.

¿Las remunicipalizaciones eran un eje estratégico del programa?

Efectivamente. Son una parte importante de la tarea de gobierno que tiene que acompasarse de una estructura legislativa, la estatal, que está totalmente en contra de este proceso. Es más, lleva años siendo diseñada para favorecer exactamente el proceso contrario, que es el de la externalización.

Por ejemplo, acabamos de anunciar las concesiones que terminan en aparcamientos en el 2017 y 2018. Cuando terminen esas concesiones, pasarán a ser de gestión directa. Y es lo que hemos estado haciendo, por ahora, en los casos en los que los servicios no se prestan bien, véase el caso de BiciMad, o la Funeraria.

¿Es tan complicado revertir las externalizaciones deficientes de los servicios públicos?

La cuestión es que el blindaje de los contratos no solo implica el plazo. Es algo que he aprendido ‘bajando al barro’, a la letra pequeña. No solo estamos atados hasta que termina el plazo, por ejemplo en los integrales de limpieza o de cuidados de asfaltados, sino que el entramado jurídico del contrato hace muy difícil su rescisión unilateral sin un pago exorbitado de dinero público. Y por tanto, hay que pensárselo mucho.

Nosotros queremos combinar esa recuperación para lo público de los servicios fundamentales, dentro del marco de la ley, y teniendo en cuenta la estabilidad del empleo.

¿Esa es la explicación, por ejemplo, para lo que sucede con la gestión de los centros para personas sin hogar? Hay varios centros municipales con la gestión privatizada donde los residentes, personas sin hogar, están teniendo que dormir en el suelo porque no hay camas. El Ayuntamiento dice que no puede hacer nada, ni se reúne con ellos. Me sorprende que eso pueda pasar en un consistorio que tiene un superávit de 1.000 millones de euros.

Lo que pasa ahí tiene un nombre: Ley Montoro. La Ley de Estabilidad Presupuestaria. Además, tiene el problema fundamental de la tasa de reposición de los empleos públicos, que es muy estricta.

Nosotros tenemos una oferta de empleo público. Por ejemplo, la de 2016 fue de 400 personas. En todo el Ayuntamiento. Sobre una plantilla de 30.000. Si nosotros tuviéramos que recuperar los trabajadores que prestan sus servicios a través de empresas concesionarias, hablaríamos de 10.000 personas.

Por otra parte, para ser incorporadas en la función pública tienen que pasar los exámenes y oposiciones que el resto de trabajadores municipales han pasado. Así que ahí hay una especie de espacio intermedio que es en el que tenemos que trabajar.

Tenemos una tasa de reposición muy rígida que la fija el Gobierno y el problema que para ser funcionario, para ser trabajadores públicos, uno tiene que pasar unas oposiciones.

¿La Ley Montoro permite, sin embargo, que el Ayuntamiento pague regularmente las facturas de agua y de la luz de la M-30 que tendrían que haber sido abonadas, según el contrato, por las empresas adjudicatarias: Dragados, API (ambas filiales de ACS) y Ferrovial?

No. Mira, la Cámara de Cuentas, en el borrador que sacó hace unos meses, en el análisis del contrato de Madrid Calle 30, de donde venían parte de las irregularidades que se señalaban en el mismo informe, detalló que el modo de construcción de la M- 30 para que la deuda no contará como deuda del Ayuntamiento y para que las empresas sufragaran parte del gasto, es un modelo profundamente lesivo para los madrileños.

Nosotros, en cualquier caso, queremos esperar a que la Cámara de Cuentas haga un informe definitivo, como sucedió con la EMVS, donde si existen indicios, lo llevaremos a la Fiscalía y actuaremos.

¿Tan dura es la Realpolitik?

La gestión de la complejidad no me parece duro. Me parece difícil pero me parece estimulante.

¿Se puede ser activista y portavoz del Ayuntamiento de Madrid al mismo tiempo?

He sido activista muchos años, pero soy politóloga. Además, siempre he sido una politóloga muy interesada en las políticas públicas y siempre he sido una firme defensora que dentro de las instituciones se pueden hacer muchas cosas. No todas, pero se pueden hacer cosas.

No es que me haya llevado una gran sorpresa, aunque he aprendido muchísimas cosas. Tampoco quiero ponerme arrogante, pero era consciente de que existían unas limitaciones y unas complejidades técnicas y administrativas, burocráticas y legales.

¿Eso es lo más desagradable de la política?

Lo que me resulta más duro es la parafernalia parlamentaria. Los insultos, los titulares, las descalificaciones, las cuestiones personales…eso me resulta duro y desagradable. Además, profundamente innecesario. Y con eso no me hago. Aunque te admito que espero no hacerme. No tengo ningún interés en convertirme en un robot.

¿Las instituciones pueden insensibilizar al político?

No lo sé. A mí no. Diría que a nosotros no. Me imagino a los concejales anteriores, o a la alcaldesa anterior, no sé, lo imagino, montándose en su coche oficial, llegaba aquí, de aquí y allí, y en coche oficial llegaba a casa. En el Pleno del Ayuntamiento tampoco podían entrar grupos con camisetas a aplaudir o a abuchear a los concejales. Eso no se podía hacer.

Antes, me parece, diría que en la política tradicional y en particular la del PP, eran muy poco permeables a lo que sucedía fuera. Entre otras cosas porque no lo veían, y eso no nos pasa a nosotros.

¿Entre tanta letra pequeña se puede ver lo que sucede fuera?

Nosotros lo vemos, desde luego. Y lo sentimos. A mí me paran en la calle, en el Metro, o aquí en el Ayuntamiento, cualquier persona, y me cuenta sus problemas. A veces tengo capacidad para solucionarlos y a veces no («mi hijo tiene 32 años y está en paro»).

La gente acude a quien conoce y al Ayuntamiento como el lugar al que ir a pedirle todo tipo de cosas. O a exigirle todo tipo de cosas. En cualquier caso, aunque yo no pueda hacer nada, ese día me voy a mi casa pensando ‘joder’.

¿La impotencia es un sentimiento recurrente?

En lo que tiene que ver con el empleo sí. Porque es una cuestión que está fuera de tus competencias y es la demanda principal en la calle. La gente te lo pide, y hace muy bien, porque así no se te olvida qué es lo que tiene la gente en la cabeza.

Impotencia en el sentido de no poder hacer nada de lo que quieres hacer, no. Creo que no me ha pasado ninguna vez en estos dos años. La impotencia que sí siento es la de la impaciencia. Cosas que dices ‘Dios mío, pero si son muy fáciles’, y sin embargo, los trámites administrativos y los cauces burocráticos son más largos.

¿Cuál es la cuestión de la que se siente más orgullosa de haber llevado a cabo en estos dos años?

Lo primero. Creo que es demostrable con datos empíricos que quienes durante mucho tiempo se han vendido a sí mismos como los únicos que sabían gestionar no estaban en lo cierto. Creo que la experiencia del Ayuntamiento de Madrid demuestra unas diferencias brutales en tan solo dos años.

La eficiencia en la gestión, la reducción de la deuda, la reducción del IBI y a la vez el aumento en la gestión social demuestra que no es verdad que los expertos gestores fueran expertos. Al contrario. Lo que nos encontramos cuando llegamos fue una desidia en la gestión de lo público espeluznante. En las empresas públicas, en la EMVS, con empresas en quiebra, con una gestión contable de vergüenza ajena…en eso estamos poniendo orden.

Pero en cuestiones concretas…

En clave más política, lo que más hemos conseguido en estos dos años es instalar la preocupación por la sostenibilidad, la movilidad, y por el derecho a la salud. Siempre han sido unas reivindicaciones muy ubicadas en un determinado espacio de la sociedad y creo que, siendo un debate global, se ha abierto a hablar en Madrid.

¿Qué es la contaminación?, ¿cómo hacemos para vivir en un entorno sano? De hecho, las críticas ya no son cuestionar si hay boina o no hay boina en Madrid. Las críticas que nos hacen, los grupos políticos y la gente en la calle, son las medidas concretas. No el marco de debate. El negacionismo del PP se ha terminado.

¿Amortizar tanta deuda es un acierto o un error?

Es un acierto.

Carlos Sánchez Mato aseguró hace más de un año que posiblemente el 80% de la deuda que tenía contraída el Ayuntamiento era ilegítima. ¿Han amortizado deuda ilegítima?

Efectivamente. Y deuda ilegítima que está ligada a los compromisos financieros que asumió el equipo anterior. Ligada a seguros financieros como los swap, que son tan perversos que si amortizáramos menos deuda pagaríamos más intereses. Por supuesto que estamos amortizando deuda que no se merecen los madrileños y las madrileñas.

La cuestión es que tenemos una ley que nos impide aumentar todo lo que querríamos el nivel de gasto, y una ley que nos impide contratar a la gente necesaria, a los funcionarios necesarios como para poder ejecutar ese aumento de gasto.

Hemos aumentado el gasto social en un 25% en cada uno de los presupuestos que hemos hecho. Si nosotros de repente hubiéramos subido ese gasto en un 1000%, lo cierto es que luego no tendríamos capacidad para ejecutarlo, porque no podemos contratar a las personas necesarias para llevar a cabo esos servicios.

Mientras esa ley no se cambie, que yo creo que se va a cambiar, porque es un consenso no solo de los ‘ayuntamientos del cambio’, también de ayuntamientos gobernados por el PP, pone en inferioridad a las entidades locales, que cumplen la Ley de Estabilidad Financiera.

¿Se podría pensar que el Ayuntamiento de Madrid está cumpliendo con el artículo 135 de la Constitución?

No. El aumento de pago de deuda no ha crecido tanto como el aumento en los servicios sociales, que está en un 25% cada año y el de infraestructuras en un 60%.

El espíritu de ese artículo es la priorización. Nosotros aquí, afortunadamente, podemos hacer las dos cosas a la vez.

¿Hay división en Ahora Madrid?

División en las votaciones la hay y la va a haber. No le demos más vueltas a esto porque no podemos decirlo más claro: no hay disciplina de voto en Ahora Madrid. Podemos hacer una novedad cada vez que suceda, pero no la va haber.

División no hay en lo que tiene que ver con las cuestiones del equipo de gobierno ni la política municipal. Tenemos matices, como todo. Como si nos pusiéramos aquí a hablar tres, habría matices diferentes. Pero tenemos las ideas muy claras, los retos fundamentales muy claros y la hoja de ruta muy clara. Vamos todos a una en cuanto al liderazgo incuestionable de Manuela Carmena.

¿Crees que Ganemos Madrid comparte esa visión?

No voy a hablar yo por ellos, que, además, comunican todas sus ideas. Creo hay aspectos en los que no están de acuerdo. Cosa que, como digo, comunican de forma muy explícita. Vamos, es su responsabilidad y ellos sabrán. En lo que respeta a las votaciones y a la hoja de ruta del Gobierno, estamos unidos.

Lo estamos porque no solo tenemos el reto de cambiar la ciudad de Madrid. Tenemos que hacerlo tan bien que dentro de cuatro años, nosotros, o quien esté en el lugar de nosotros, en algo similar a lo que ahora es Ahora Madrid, mantengan el gobierno de la alcaldía. Si no, lo que habremos logrado serán cuatro años de paréntesis y de anomalía histórica.

Con qué cara miraremos después atrás si no somos capaces de, con lo bien («que no es perfecto», matiza) que estamos haciendo las cosas en política municipal, no somos capaces de revalidar el gobierno.

¿Te gustaría ser la alcaldesa que revalidara ese gobierno?

No. No se me pasa por la cabeza.

¿Y pasar al Congreso de los Diputados?

No lo tengo muy pensado. A priori no me motiva particularmente lo del Congreso. Me gusta mucho la política municipal, pero tampoco había decidido dedicarme a esto. Llegó de manera inesperada. En cualquier caso, si es interesante, y veo que tengo algo que aportar, ya veremos. Si no, buscaré otro trabajo.

¿Que Esperanza Aguirre se presentase a unas nuevas elecciones municipales como cabeza de lista del PP sería buena noticia para Ahora Madrid?

No. Nos hurtaría poder hablar de Madrid. Creo que hay un cierto hartazgo a esta forma de hacer política. Posiblemente guste a algunos de sus fieles, pero la política gritona y de las palabras inventadas y descalificativas creo que tiene cansada a la gente.

Si se presentara Esperanza Aguirre, cosa muy difícil teniendo en cuenta el nivel de escándalos de corrupción que salen cada día ligados cada vez más a su gestión, creo que nos dedicaríamos todo el día a hablar de cosas que suceden en otras partes del mundo y no de lo que necesita Madrid.

Aguirre se presentó a las elecciones con un programa de una página y diez medidas. Ese es su concepto de la complejidad municipal.

Un programa fácil de cumplir, desde luego. ¿Limpiar el suelo y el aire de Madrid es un recuerdo que te gustaría que tuviera la ciudadanía una vez pasara esta primera legislatura?

Sí. Lo del suelo, yo creo, va muy bien. Está en franca mejoría y lo va a estar en pocos meses más. Es una pena que eso sea algo excepcional. Debería ser trabajo corriente de un ayuntamiento.

El problema es que los anteriores lo hicieron tan mal que han convertido uno de los trabajos fundamentales de un ayuntamiento, que es limpiar las calles, en una tarea titánica. Se coloca como un gran reto pero no lo es. Es lo mínimo que debe hacer un consistorio.

Con los contratos que nos dejaron es una tarea complicada que creo que se va a solucionar.

En los barrios (Usera, Moratalaz, Puente de Vallecas) que están fuera de la ‘almendra central’ de Madrid no sé si se nota mucho esa mejoría…

Al contrario. En alguno de los distritos más abandonados hemos hecho planes de choque muy claros y muy grandes. De hecho, mira si eran perversos los contratos que cuando divides el total que se invierte en la limpieza de la ciudad sale unas diferencias brutales en función de los distritos.

En Salamanca se invierte el doble por persona que en Usera, por limpiar. Eso tiene que ver porque los contratos que tenemos cogieron el mapa de Madrid y señalaron unas calles principales que se limpian todos los días y las calles secundarias, que son la mayoría, se limpian cuando la empresa lo considere pertinente.

Le da un margen de actuación a las empresas concesionarias enorme y un margen de control muy pequeño al ayuntamiento.

Entendiendo que no se puede rescindir el contrato, ¿tampoco se puede incorporar ningún anexo que amplíe la catalogación de las calles principales?

No. Lo que estamos haciendo es una Mesa de la Limpieza que lo que ha hecho es juntarse con los sindicatos, con las empresas y con los otros grupos políticos para ver qué soluciones tenemos para modificar el contrato. Esto es muy difícil según la Ley de Contratos actual, que hizo muy rígida la modificación de contratos.

España ha sido un país donde ha habido una estructura de corrupción permanente entorno a la construcción de obras públicas. La ley anterior permitía un ir y venir de las modificaciones contractuales que iba a parar a algunos bolsillos. Lo que se hizo fue una ley muy rígida para evitarlo.

La limpieza del suelo parece que tiene clara la hoja de ruta. ¿La del aire?

Es fundamental hacer de Madrid un lugar más agradable donde vivir. Una cosa que estamos haciendo ahora es transformar las plazas. Gallardón puso de moda, incomprensiblemente, el modelo de las plazas de hormigón. Son explanadas de hormigón en las que, como mucho, hay un cubo de hormigón que se supone que es un banco. Bueno, eso no es una plaza. Eso es un pasillo de un centro comercial.

En dos años estará terminada la ejecución de hacer de Madrid una ciudad agradable, sostenible, verde, limpia. Además, la concienciación de que la movilidad y cómo transitamos por la ciudad es un problema colectivo.

¿El madrileño vive en una ciudad incómoda?

Los madrileños nos quejamos mucho de la ciudad pero nos gusta mucho Madrid. Hay orgullo ciudadano. Pero tiene muchas zonas que son incómodas. Por ejemplo, la Gran Vía, donde se va a hacer una modificación grande, es una calle enorme por la que pasan decenas de miles de personas por unas aceras por las que no se cabe. Es un hecho incuestionable.

¿Los cambios en Madrid Destino – destitución de la directora y subdirector y designar a Joaquín Fernández Segura como nuevo director – corresponden a una voluntad de Manuela Carmena de querer ahondar en la gestión y menos en la ideología?

Manuela presentó públicamente que quiere encabezar la reestructuración de Madrid Destino, que es una empresa muy complicada porque tiene una complejidad interna y unos conflictos laborales muy fuertes.

Podemos

¿Por qué perdió la corriente ‘errejonista’?

No he tenido mucho tiempo para reflexionar porque estoy muy centrada en el Ayuntamiento.

¿Compartes la nueva estrategia del partido?

Con toda la tranquilidad del mundo, presentarse a cualquier proceso de elección implica asumir sus consecuencias y sus resultados. El resultado fue el que fue y la nueva dirección tiene toda la legitimidad del mundo para hacer lo que le parezca pertinente.

Por ejemplo, en el caso de la postura que tomó Podemos sobre la emisión de la Santa Misa en RTVE. Posiblemente no tenga mucha trascendencia macroeconómica pero recibió mucha atención, ¿qué te pareció la posición del partido?

No voy a valorar cada una de las propuestas, como te puedes imaginar, pero nadie se puede sorprender de que Podemos sea un partido laico y defienda la aconfesionalidad del Estado.

¿Corre el riesgo de sepultar su trabajo parlamentario cuando se mediatizan tanto estas propuestas?

Hay que tener siempre un equilibrio entre lo que uno quiere y lo que sabe que desde fuera se va a visibilizar más. Por supuesto Podemos no ha hecho solo eso en estos meses. Ni tampoco ha sido solo la tontería de la Coca-Cola. Ha hecho muchas más cosas, pero lo que pasa es que de las que hablamos son aquellos detalles en los que, por un interés mediático, se pone el foco.

El asunto es que se saca del foco lo importante, que están ahí, que son una enmienda a la totalidad a los presupuestos, que creo que tiene una relevancia porque de lo que habla es de cómo utilizar mejor el dinero público. Sin embargo, esto no tiene titulares. Nadie ha informado de los elementos fundamentales de nuestra propuesta pero se habla de la misa.

Yo creo que hay que saber elegir las batallas, pero creo también que existe un gran nivel de desenfoque entorno a Podemos. Nosotros lo vivimos aquí en Madrid. Nos pasamos un día entero desmintiendo que no íbamos a hacer un día sin bañador en las piscinas municipales.

Y no había forma de salir del bucle.

Medida que se aplicó mucho antes de que llegarais al Gobierno.

Era una cosa que se celebraba desde Álvarez del Manzano. Pero el titular era ese y no había forma de salir.

En esos casos, o cuando se añaden cuestiones personales, ¿no entran ganas de dejarlo?

No, en la medida que no sea muy largo, está bien. Yo estoy contenta con lo que hago. Me siento muy satisfecha cuando veo los resultados de las cosas que trabajamos. Así que por ahora, estoy muy contenta donde estoy.

¿Cómo se afronta pasar a una sobrexposición total de la noche a la mañana? Por ejemplo, ¿lees lo que dicen de ti, los comentarios, o te mantienes al margen?

Los leo. También he aprendido a discernir cuando son importantes y cuando no. Quiero decir, cuando las críticas tienen un sentido, una razón de ser, o cuando son cuentas, trolls.

¿Te afectan las críticas negativas?

Las destructivas no. Son gente que posiblemente no exista, y si existe, son personas llenas de odio. Así que el problema lo tienen ellos, no yo.

Las críticas negativas, sí, me afectan. Me cabrean más que afectar, particularmente, cuando son críticas machistas. Me afectan cuando son críticas negativas en el sentido de que he hecho mal una cosa o he explicado mal otra, o tenía que estar en un sitio y no he podido llegar. Eso sí me afecta.

¿Cuesta no poder ser solo Rita Maestre, sino también la portavoz del Ayuntamiento de Madrid?

Sí. Lo llevo bien, no me he encerrado en casa, pero bueno, cuesta hacerse. Y diría que todavía no me he hecho del todo.

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