Aquel puesto de chuches Políticas

La oreja indiscreta

Aquel puesto de chuches Políticas

La Oreja Indiscreta

Madrid no vale una secretaria política, y mucho menos dejar de copilotar el “cambio histórico” que la revolución morada está representando en la política española, según el ideólogo Iñigo Errejón. Si te digo la verdad, te miento. Afirman hoy los que van de “cool y algo similar es, precisamente, lo que les está pasando a los de Podemos: que de tanto disfrazar la realidad, con postureos y estrategias mal diseñadas de comunicación, incluso cuando dicen la verdad, ya nadie les cree. Es lo que les ha ocurrido al tándem Iglesias-Errejón con sus filtraciones, desmentidos y afirmaciones cruzadas respecto a la posible candidatura del todavía nº 2 del partido a la alcaldía de Madrid. Cuando presidir el consistorio de la capital es, desde siempre, territorio minado: que se lo pregunten a Tierno Galván, su collar de corregidor fue el precio que recibió por dejar de incomodar al PSOE de Felipe González, o, mejor aún, que interroguen a alguien que tienen más cerca: el neo republicano Jorge Verstringe, que vio rodar su cabeza ante Ruiz Gallardón por tener la peregrina idea de proponer a Fraga para el despacho asentado entonces en la plaza de la Villa. ¡Menudo follón ha sido siempre esto de la alcaldía! ;
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Y es que, está claro, Madrid no vale una secretaria política, y mucho menos dejar de copilotar el “cambio histórico” que la revolución morada está representando en la política española, según el ideólogo Iñigo Errejón. Porque, eso sí, a cursiladas grandes no les gana nadie. Pero, ¿cómo han llegado hasta aquí? ¿cómo la nueva política se ha hecho tan vejestoria en tan poco tiempo? ¿cómo es posible desperdiciar una oportunidad tan evidente de “sorpassear” al PSOE y dejarles ahí tirados en la cuneta, fuera de carrera? Nadie lo entiende, salvo quien les conoce. Y es por eso que esta Oreja ha acudido al manantial donde bebieron todos ellos: la Facultad de Políticas de la Complutense. Y ha encontrado una explicación: “la culpa de todo lo que está pasando la tiene el puesto de chuches de Políticas, me cuentan. “¿Y eso qué es?”, pregunto yo con cara de asombro. “Pues que en Políticas, las asociaciones en las que militaban Iñigo y Pablo, Colectivo 1984 y Contrapoder, hicieron de la defensa del puesto de chuches una causa revolucionaria (era competencia ilegal en la mercantilización de la universidad)”. Hay que recordar que Pablo conoció a Iñigo comiendo pan con azúcar porque era “igual que un suizo” según él ha confesado”. “O sea, que son adictos al dulce”, pregunto yo. “No, hombre, no. Que son como niños, muy infantiles” me insisten. “¿Pero habrá algo de alta política en esta pelea tan despiadada?”, insisto. “Sí, la que denunció Lenin en 1920 en su tesis: La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo” me contestan. “Esa me lo sé”, les digo (que esta Oreja tuvo, como es debido, también su sarampión rojo). “Así que todas estas puñaladas surgen en la disputa respecto a la estrategia por hacerse con el poder (asaltar los cielos, en versión edulcorada), unos, errejonistas, piensan que las condiciones objetivas existen y solamente hay que poner en práctica las teorías de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, mientras que otros, pablistas, defienden que Podemos tiene que articularse fuerte y sólido para propiciar el cambio tanto dentro como fuera de las instituciones” (un líder, Pablo, un partido, el neo PCE y un pueblo, la gente…) “¡No, no, no!”, me cortan. “Todo es más sencillo: tanto el uno como el otro creen que la hegemonía existe por sí sola, cuando valorar y entender la relación de fuerzas es de primero de marxismo”, me aclaran. ¿Pero ellos son doctores en esa ciencia?”, pregunto con ironía. “Ya, pero el espectáculo que están dando es ridículo, como cuando defendían el puesto de chuches y jodían a los trabajadores de la cafetería. Su problema es que no empatizan. El azúcar es una droga y ellos han crecido en una sobredosis de infantilismo”, sentencian. Corto y pego. ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ;

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