La sanidad pública madrileña en la encrucijada

Tribuna Especial 25 Aniversario

La sanidad pública madrileña en la encrucijada

Carlos Castaño, presidente de AFEM

Han pasado ya 4 años del intento de golpe definitivo a la Sanidad Pública madrileña bajo la excusa de su supuesta insostenibilidad. Han pasado ya 4 años del intento de golpe definitivo a la Sanidad Pública madrileñabajo la excusa de su supuesta insostenibilidad. Con la privatización de 6 hospitales y27 centros de salud, pretendían coronar varias legislaturas cuyo objetivo fue facilitarel negocio privado, fomentando bajo nuevas formas de gestión la penetración de lasmultinacionales, que fueron acaparando hospitales, laboratorios, gestión de citas…beneficiándose de una política que les entregaba lo rentable mientras descapitalizabalo público.
 
Construyeron desenfrenadamente hospitales con intención de privatizarlos,generando una deuda insoportable. Políticas que con la crisis económica implicaronenormes recortes presupuestarios en los Hospitales de Gestión Pública mientrasaumentaban los recursos en los privatizados, cuyos contratos exigían presupuestos alalza.
 
La respuesta de la Marea Blanca con una enorme movilización profesional yciudadana, y los tribunales, frenaron el plan privatizador, modificandodramáticamente la situación.

La consejería cercenó los centros sanitarios, paralizando quirófanos, derivandomasivamente pacientes quirúrgicos y pruebas diagnósticas a clínicas privadas, altiempo que sobre el personal acometió brutales recortes salariales, contratosprecarios, aumento de jornada y paralización de la carrera profesional. Algunos loentendieron como represalia por los éxitos de la Marea Blanca.La pérdida de las mayorías absolutas en la Comunidad de Madrid ha obligado a uncambio donde no cabe la privatización salvaje y descarada, aunque si solapada;cambio que no aborda la reforma que necesita nuestro sistema sanitario más allá desimples apariencias.

En lugar de recuperar las relaciones con los profesionales, en especial con losmédicos, el actual consejero de Sanidad se envuelve en la panacea que llama“Humanización” de la Sanidad, olvidando que los profesionales sanitarios lo tenemosinteriorizado desde siempre como dimensión humanitaria de nuestra vocación.La consejería de sanidad tiene un serio problema de credibilidad y confianza, unacrisis de liderazgo, e incapacidad para solucionar los grandes problemas de fondo:1) Las listas de espera son la asignatura pendiente.
 
Han derogado la anterior forma tramposa de contabilizar las quirúrgicas con laOrden 804/2016 del 30 de agosto, que habilita nuevas formas de trampear laestadística y habilita la expulsión de pacientes por cualquier motivo, a la par quese salta la Ley de Libre elección de especialista y centro. También son opacas laslistas de espera para pruebas diagnósticas, consultas en atención especializada,rehabilitación y atención primaria.

Los datos estadísticos de la propia consejería de Sanidad demuestran que elPlan Integral de Mejora de las Listas de Espera que puso en marcha a finales del2015 con los llamados Pactos de Gestión, ha sido un fracaso arrojando cifras enoctubre de 2016 peores que las de diciembre de 2015.
 
Las listas de espera han servido para desprestigiar la Sanidad Públicamadrileña, y son una forma encubierta de desviar fondos a la sanidad privada, ala que derivan una parte importante de ellas. En su clasificación de las listas deespera quirúrgicas demuestran cómo fomentan la derivación doblando eltiempo máximo de espera en la de los pacientes que no aceptan la derivación aotro Centro, cuando en justicia solo debería haber una categoría para todos,salvando las prioridades clínicas.
 
Reflejan un desajuste entre la oferta y la demanda sanitaria, por asignacióndeficiente de recursos, mala organización y descoordinación de los diversosniveles asistenciales. Esto ha ocasionado la pérdida de 7500 trabajadoressanitarios en Madrid y el cierre de unas 2500 camas hospitalarias,repercutiendo en la calidad asistencial. Hay que recordar que la Ley permite lasderivaciones en casos excepcionales, y sólo si tras el uso al 100% de los recursospúblicos no se puede dar respuesta adecuada. Ese caso de excepción no puedeser la norma, pues demuestra ya mala adecuación de los recursos a lasnecesidades de la población.
 
Las listas de espera comenzaron a ser un serio problema cuando la consejeríadecidió que era más barato no hacer. Con esta situación insostenible elconsejero puso en marcha los Pactos de Gestión para la lista de esperaquirúrgica. Pactos no pactados, poco voluntarios, que abusan de contratosprecarios, que han quebrado servicios quirúrgicos ofreciendo un estándar decalidad inferior a la cirugía en horario ordinario que cuenta con el número deprofesionales apropiados por proceso.
 
2) El maltrato a los profesionales. A los médicos nos piden constantes esfuerzospara paliar la crisis que crearon con la burbuja hospitalaria y a cambiorecibimos precariedad laboral (33% de contratos), pérdida continuada de poderadquisitivo, con los sueldos más bajos de nuestros colegas europeos y, sinrespetar el espíritu de la ley, a los que hacemos guardias nos prohíben trabajarlas 2,5 horas de la ampliación de jornada para justificar sustraernos 200€ al mespor su incumplimiento.Nos congelan la carrera profesional, cuya puesta en marcha acordó la Asambleade Madrid. Se suprimen guardias de especialidades y se eliminan camasespecializadas. Como colofón, ahora la consejería descubre que sobran 4500camas de agudos que quiere reconvertir en camas sociosanitarias.Probablemente no reconvierta ninguna de los hospitales de gestión privada nide los concertados.
 
3) La politización de la gestión. La gestión politizada y poco cualificada de loscentros sanitarios provocó un mandato de la Asamblea de Madrid para crearuna ley de buen gobierno y profesionalización de la gestión. El Proyecto de Leypresentado por la consejería es muy deficitario, huyendo de verdaderas Juntasde Gobierno que controlen las gerencias y excluyendo los Hospitales de gestiónprivada.
 
4) La difícil coexistencia de la gestión pública con el negocio privado en laSanidad Pública. No hay voluntad de revertir las privatizaciones ni de cumplirel mandato de la Asamblea de Madrid revirtiendo el servicio centralizado decitas telefónicas. Mantienen derivaciones masivas de pruebas diagnósticas acentros privados mientras los hospitales públicos funcionan al 50%, sindocumentar que esto implique ahorro; e inducen la competencia desleal concentros privados o privatizados altamente presupuestados que, medianteselección de riesgos, captan pacientes de centros públicos recortados y conelevadas listas de espera.

En este contexto ICOMEM, AMYTS y AFEM emprendimos una iniciativa conjunta paraterminar con la precariedad laboral, recuperar la carrera profesional, negociar laaplicación de la jornada de 37,5h de los médicos y la profesionalización de la gestiónsanitaria, demandas que no han terminado en acuerdos, pero que los tribunales estánviendo con buenos ojos obligados por sentencias de la Unión Europea.Los médicos hemos pasado de estar volcados en nuestro trabajo confiados en elsistema, a desconfiar sistemáticamente de nuestros administradores. Si la consejeríaquiere la mejor sanidad del mundo, no puede trabajar de espaldas a los profesionales.No puede haber Humanización de la Sanidad sin humanizar las relaciones laborales.Debemos cuidar a los pacientes con plantillas adecuadas, aumento estable dejornadas quirúrgicas y uso pleno de los recursos humanos y materiales del sistemapúblico, dotándolo del presupuesto adecuado. La consejería que crea en la SanidadPública deberá acabar con la competencia desleal e interesada, entre Sanidad Públicay privada o privatizada.
 
Tenemos una consejería que debe y no quiere emprender un cambio profundo y nosabe liderarlo. Una consejería que contrata con empresas del ladrillo temas tandispares como la gestión sanitaria o el suministro energético a tan largo plazo quedifícilmente controlará los desajustes contractuales y de servicios prestados.
 
Una Sanidad más enfocada en la numerología que en proporcionar salud, difícilmenteserá sostenible. Urge un gran pacto por la sanidad que la desligue definitivamente delos intereses del político de turno, sólo así volveremos a creer en el Sistema.

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