Idea-fuerza

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Idea-fuerza

Política transicional

Para estos tiempos, propongo la Transición a la Democracia y el Mercado en tanto que la idea-fuerza necesaria a Venezuela y otros países de baja calidad institucional. Uso la expresión con guión. Potencia la fuerza. Lo he probado y comprobado. En diversos campos de actividad. Los cambios, sobre todo de largo plazo, requieren ideas-fuerza.

Para estos tiempos, propongo la Transición a la Democracia y el Mercado en tanto que la idea-fuerza necesaria a Venezuela y otros países de baja calidad institucional. Es debilidad muy grave. Hoy, progreso e instituciones son lo mismo. El logro del primero se hace a través de las segundas. Deben estar en el centro –o mejor, el inicio- de la política.

Otros procesos, como el necesario a la Venezuela actual, las han tenido. No siempre de largo aliento. En el Pacto de Punto Fijo, más allá de las formalidades evidentes de un acuerdo de difícil logro para la “acción y responsabilidad”, las ideas-fuerza tenían que ver con la esquiva unidad y la tregua interpartidista. En Los Pactos de La Moncloa, el foco definido estuvo en el saneamiento y reforma d la economía y la democratización efectiva del sistema político y económico, con el telón de fondo, no explícito en los pactos, del acceso a la experiencia comunitaria europea, de condición democrática.

En procesos económicos como la transición del comunismo al mercado, tanto en la primera vertiente, la china, iniciada a finales de los ’80, como en la segunda, la de la antigua Unión Soviética y Europa Oriental, estuvieron presentes las ideas-fuerza de la potencia económica (en China, sin cambio político) y del cambio al capitalismo, aparejado con el abandono de los gobiernos comunistas (en la URSS y Europa Oriental, con formas políticas variables).

La más potente de todas las transiciones económicas (la transición china) fue la que dispuso de una idea-fuerza que combinaba el fin global (economía de primer orden mundial) y los medios para lograrlo (un gobierno fuerte y un inteligente manejo institucional: las reformas permanentes). El caso es más que eso y ya lo hemos revisado. Pero, en visión simplificada, hoy lo mostramos como ejemplo de lo que interesa a este artículo. Una buena idea-fuerza es el primer componente del éxito de los procesos de cambio al largo plazo.

Y marco otra vez el contraste con otros causales de cambio, porque China nos lo permite: lo importante inicialmente es la idea, no el líder. Porque no es un asunto de carisma personal, sino de equipo intergeneracional. O sea, de continuidad de un liderazgo. De un equipo, no de un hombre. Espero que se acepte la enseñanza, absolutamente necesaria en la Venezuela de tanta vocación caudillista.

La gran conclusión, entonces, es que Venezuela –y otros países de baja calidad institucional- deben asumir, como parte inicial de la política, una idea-fuerza potente. Sin dudas, basada en la institucionalización de la vida nacional. Es nuestra propuesta.

Como visto, lo económico no es suficiente. Tampoco lo político. Resulta necesario manejar explícitamente ambas esferas, junto a otras, para lo cual, también lo hemos evidenciado, la vía de la extensa y continua reforma política, legal e institucional.

Para ello, varios procesos más. Serán temas de las próximas columnas. La nación venezolana no puede seguir fallando. No debería. Las acechanzas son claras. Las ideas apropiadas deben serlo también.

* Santiago José Guevara García
Valencia, Venezuela
[email protected] / @SJGuevaraG1

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