El partido de la sin-izquierda

Opinión

El partido de la sin-izquierda

Sede del PSOE

Los resultados de las últimas elecciones generales están mostrando, si no era ya algo obvio, la verdadera cara del PSOE. Ese PSOE que ni tiene la S ni la O de sus siglas, ese PSOE que es más una empresa donde hacer carrera profesional y medrar, que un partido que quiera mejorar la situación del país. Un PSOE que pese a actuar en contra de todos sus principios, se sigue definiendo como un partido de izquierdas.

Un partido de izquierdas que en vez de analizar por qué ha sufrido los peores resultados de su historia está más preocupado en pedir la cabeza de Pedro Sánchez.

Un partido de izquierdas donde muchos piden enfervorecidos que se ceda ante la troika una vez más y se cree un gobierno de consenso conformado por los benefactores de las injusticias que nos marca Europa.

Un partido de izquierdas que debería liderar una coalición de partidos que dé lugar a un gobierno representativo de la mayoría parlamentaria, de izquierdas, pero que usa excusas peregrinas para no tener que afrontar una legislatura de reformas en contra de sus intereses individuales.

Un partido de izquierdas que no sabe que es el diálogo y la tolerancia, incapaz de sentarse a hablar con Podemos sobre su propuesta de un nuevo modelo territorial y posterior consulta vía referéndum, prefiriendo la imposición autoritaria a una gran porción de la población.

Un partido de izquierdas que defiende en su programa un sistema electoral igualitario pero que sistemáticamente beta cualquier reforma del mismo o peor, donde sus máximos exponentes, como Felipe González, piden reformas electorales que se encaminan a sistemas más injustos.

Un partido de izquierdas, no olvidemos, cuyas máximas figuras viven en consejos de administración de multinacionales a las que siempre beneficiaron en sus pasos por el gobierno, en detrimento de la ciudadanía.

Un partido de izquierdas gobernado por barones y baronesas que descalifican a los candidatos de un partido que representa prácticamente al mismo número de españoles que su partido (Podemos sacó 300.000 votos menos) con frases dignas de las marquesas de otros partidos nada de izquierdas.

Un partido de izquierdas que vive de réditos pasados que no les pertenecen a ellos, sino a la ciudadanía española, y de los cuales no hace más que apropiarse para su propio beneficio.

Un partido de izquierdas plagado de casos de corrupción y cuyos máximos responsables siguen ocupando sus sillones o aun peor, promocionados a sillones más elevados como agradecimiento a tan excelsos servicios a España.
En resumidas cuentas, un partido de izquierdas que no es de izquierdas.

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