Más de 1,7 millones de españoles en el exterior no podrán votar en las generales

Elecciones generales

Más de 1,7 millones de españoles en el exterior no podrán votar en las generales

Voto internacional de las anteriores elecciones autonómicas

La abstención electoral de españoles emigrados aumenta desde la reforma electoral que introdujo el «voto rogado», en un momento en el que los residentes en el exterior alcanzan una cifra récord. A medida que el número de españoles en el extranjero aumenta, cae la participación electoral del colectivo, con un claro punto de inflexión desde la entrada en vigor del nuevo método de sufragio conocido como “voto rogado”. Los últimos datos de la Oficina del Censo Electoral confirman que la abstención de los que están fuera se ha disparado desde los pasados comicios generales, pasando por las europeas de 2014: de los 1.875.272 electores residentes en el extranjero, solo un 6% ha solicitado votar en las próximas elecciones generales. Supone que unas 1.750.000 personas llamadas a votar han perdido su oportunidad de hacerlo.

Si cada miembro de ese pequeño grupo votase -un escenario improbable-, la abstención exterior se situaría en el 94%. En las últimas elecciones al Congreso antes dela reforma electoral, en 2008, votaron más del 30% de los españoles que no viven en España.

Por otro lado, en las europeas del año pasado, el porcentaje de participación de españoles residentes en el extranjero fue de un 1,84%, mientras que en los comicios del Parlamento Europeo en 2009, cuando la actual Ley Electoral no estaba vigente, más del 14% de los emigrados hizo llegar su papeleta.

En este gráfico elaborado por el colectivo Marea Granate a partir de datos de Interior, se observa cómo la línea de la abstención se dispara desde 2011, año en el que entra en vigor el “voto rogado”:

Evolución elecciones

Según estos datos, España alcanza dos récords al mismo tiempo: el de españoles emigrados y el de mayor abstención de los que se marcharon. “Un mísero 6,11% de todo el padrón electoral exterior que ha tenido la suerte, o la habilidad, de completar la gimnkana burocrática de estas semanas”, denuncia el colectivo en defensa de los derechos de los emigrados.

“Y ni siquiera ellos tienen asegurado el poder ejercer su derecho al sufragio: quedan los imponderables, los retrasos de correos, las direcciones mal escritas, las distancias de quienes viven en un pueblo de Australia a 800 kilómetros de la oficina de correos importante más cercana. Tendremos suerte si llegan a 100.000 los votos emitidos en estas elecciones”, lamenta la plataforma.

Antes de la reforma de la ley electoral de 2011, las Oficinas del Censo Electoral enviaban desde España las papeletas a los domicilios de los registrados en el Consulado, pero sin ningún trámite previo. Desde enero de 2011, en cambio, los expatriados deben «rogar» a las mismas oficinas su permiso de voto. Se trata de un aumento del número de trámites y la reducción en los plazos, al multiplicarse el número de gestiones necesarias. Tras ese ‘ruego’ las Oficinas del Censo envían al ciudadano las papeletas para poder votar bien en la urna, por correo o a través de los consulados. En pasadas elecciones los afectados denuncian errores y retrasos que han impedido el voto a muchos de los que lo rogaron.

Según los afectados por las dificultades para votar desde el extranjero, “los partidos que aprobaron la reforma sabían cuál era el resultado” y eran conscientes de que “iban a matar el voto exterior”. Como prueba, esgrimen que la la propia Junta Electoral Central informó de que en las elecciones locales de 2009, cuando el voto rogado se experimentó a este nivel, la participación exterior fue del 5,75%.

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