La crisis del petróleo crea una Latinoamérica de dos velocidades

Especial inversión en Latinoamérica

La crisis del petróleo crea una Latinoamérica de dos velocidades

Algunos expertos ya hablan de un subcontinente que se mueve a dos velocidades: los que crecen y los que ya no. El hundimiento de los precios del petróleo ha golpeado a varios países de Latinoamérica que dependen de la exportación del oro negro para subsistir. Algunos expertos ya hablan de un subcontinente que se mueve a dos velocidades: los que crecen y los que ya no. La expansión regional será solo del 0,9% este año, según los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Las previsiones del Banco Mundial son aún peores. Limitan el crecimiento del PIB al 0,4%, bordeando la recesión.

Venezuela, Argentina y Brasil –tres países que de forma conjunta suponen el 51% de la economía de la región- ya están en crisis, mientras que el 49% crece a una tasa media del 3,4%. Además de la caída del precio de las materias primas, hay otras circunstancias que explican el estancamiento de estas economías, como el lento crecimiento del PIB mundial, las expectativas de una subida de tipos en EEUU y un dólar más fuerte.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ya habla de una Latinoamérica a dos velocidades. Por un lado, países del sur como Chile, Colombia, Perú, Argentina y Brasil, que son exportadores de commodities. Por otro, el norte, que es importador neto de energía y alimentos. “El crecimiento se está desplazando del sur al norte del continente”, señalaba recientemente José Juan Ruiz, economista jefe del BID, en una entrevista con el diario El País. Según explicaba, China es el gran mercado de los países del sur, mientras que para el norte lo es EEUU. Una gran parte del PIB de Centroamérica se genera por el turismo y las remesas de inmigrantes. Que EEUU vuelva a crecer a tasas elevadas significa que los que viven allí tienen mejores puestos de trabajo y envían más dinero. En El Salvador, por ejemplo, las remesas suponen el 18% del PIB.

El caso de Brasil es significativo. El FMI señala que está atravesando su peor desaceleración económica desde 1990. Además, se añade como agravante el daño que está haciendo el escándalo de Petrobras. La corrupción en la compañía estatal Petrobras, que incluye a varios miembros del Partido de los Trabajadores (PT), han hecho que los empresarios se lo piensen dos veces antes de poner su dinero en el país. Si a ello se le suman los recortes propiciados por su ministro de Economía, Joaquim Levy, la mandataria ha perdido gran parte del apoyo ciudadanos, lo que se traduce en una menor credibilidad en el exterior.

El FMI, que espera que esta economía brasileña se contraiga un 1% -el Banco Mundial espera que sea del -1,3%- en 2015, cree que la decisión de las autoridades de ajustar políticas macroeconómicas es fundamental para contener el aumento de la deuda pública y reconstruir la confianza en el marco de la política macroeconómica.

Una cosa parece ser segura y es que los países emergentes tendrán que hacer frente a unos mayores costes de financiación. Se espera, o al menos así lo espera el Banco Mundial, que sea un proceso relativamente fluido, pues la recuperación de la economía estadounidense se vuelve más robusta y las tasas de interés se mantienen bajas en otras economías importantes.

Aunque es preferible no dar nada por seguro, porque aún hay riesgos que podrían echar por tierra estas expectativas, según el último informe del Banco Mundial, Perspectivas económicas mundiales (GEP). El documento recuerda, por ejemplo, que el anuncio inicial de normalización de las políticas financieras en EEUU de 2013 agitó los mercados financieros, lo que podría volver a repetirse en este caso. De manera que no sería algo baladí tener cautela.

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