Mentiras inmoderadas

Salarios

Mentiras inmoderadas

Con los salarios ocurre como con las pensiones. Sufren los efectos continuos de la mentira oficial y compulsiva. Cristóbal Montoro aseguró en sede parlamentaria, como denominan los cursis al Congreso de los Diputados, que los salarios están subiendo moderadamente en España. Nadie que trabaje en alguna empresa normal, si se excluyen los consejos de administración de los bancos, o incluso en alguna administración pública, puede ratificarlo. Sólo Montoro y quizás Fátima Báñez, la ministra de Trabajo, lo aseguran cual párroco que desde el púlpito nos invita a tener fe, con inmoderada osadía.

En cambio, el Banco de España, que no está ni en la oposición ni en la batalla sindical, al menos que se sepa, y además tiene datos para saberlo, asegura lo que eso no es cierto. Los salarios o los sueldos están bajando, llevan mucho tiempo bajando, y no se vislumbra que esa dinámica vaya a cambiar. Muchos españoles no tienen trabajo ni forma de conseguirlo pero los que lo aún lo conservan, y nadie sabe por cuánto tiempo, viven la amenaza permanente de perderlo.

O sea, que mejor estar callados, no dar ideas porque el despido libre, por más que se reclamen aún más facilidades para ejecutarlo, ya es una realidad en España. Con los salarios ocurre como con las pensiones. Sufren los efectos continuos de la mentira oficial y compulsiva. El Gobierno de Rajoy, que es el que mejor miente de cuantos conocemos si descartamos en el de Nicolás Maduro en Venezuela, asegura que crecen y luego resulta que el 0,25 por ciento que aumentan sale a la caja de la Seguridad Social más barato que el franqueo postal que la señora Báñez invierte en comunicárselo a los resignados pensionistas.

O, sí, también: la medida estrella anunciada por Rajoy en el debate sobre el estado de la Nación, la elevación a doce mil euros anuales la cantidad exenta de pagar IRPF, cuando resulta que ya lo estaban los que venían percibiendo más de once mil y que si algo va a ahorrar a alguien serán 49 euros, menos de uno cada semana. El problema del Gobierno de Rajoy, Montoro y Báñez, entre otros, tiene malas soluciones pero ninguna tan difícil como la de autoconvencerse de una puñetera vez que pueden hacer lo que consideren que deben hacer, que para eso fueron elegidos, pero por favor, que no sigan pensando los ciudadanos somos tontos.

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