La Eurocámara y el fantasma de la ‘Troika’

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La Eurocámara y el fantasma de la ‘Troika’

La cercanía de las elecciones europeas ha llevado ahora a los ‘europarlamentarios’ a caer en la cuenta de lo desastrosas que han sido las políticas impulsadas por el grupo formado por el BCE, Bruselas y el FMI. De repente, por sorpresa y muy a destiempo, el Parlamento Europeo ha despertado de su letargo frente a las devastación provocada por las recetas que la ‘Troika’ ha obligado a aplicar a los países del Sur de Europa. Una ‘medicación’ de recortes salvajes que ha empeorado las enfermedades económicas de estos países, atrapados por su deuda, y que sólo ha redundado en beneficio de los bancos acreedores. Especialmente los alemanes.

Es cuando menos curioso, que los ‘europarlamentarios’ expresen ahora su censura a los programas elaborados por la ‘Troika’, cuando ya la sociedad formada por el FMI, el BCE y Bruselas está a punto de disolverse, todos los que impulsaron su creación niegan haber sido los verdaderos responsables de que se tomaran aquellas decisiones equivocadas y, además, intentan aparecer como víctimas de un supuesto cerebro maligno que era, en realidad, quien estaba al mando.

Primero se desmarcó la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, y así, paulatinamente se han ido registrando deserciones a posteriori, algunas tan singulares, como las recientes dudas sobre el proceso expresadas por muchos señeros representantes de la Comisión Europea. Así que este ‘tirón de orejas’ tardío de los miembros de la insigne Cámara no llega ni a la categoría de brindis al sol. Es como evocar un fantasma, porque, a falta de su entierro formal, la ‘Troika’ tiene ya, claramente, el aspecto de un cadáver.

Quizá resulte menos extraño lo que acaba de suceder en Estrasburgo si se tiene en cuenta que sólo faltan unos seis meses para las próximas elecciones europeas. Toca pues que los ciudadanos voten y expresen su opinión y estamos ante la única pieza de la arquitectura institucional de la UE, cuyos miembros son elegidos por los ciudadanos a través de la elección directa. La única, por lo tanto, cuyos miembros se exponen al rechazo frontal de los electores.

Además, el ambiente preelectoral no dibuja el mejor de los mundos posibles. Más bien al contrario, según la mayor parte de las encuestas que se han ido dando a conocer en estos días, el auge de los nacionalismos excluyentes y radicales en el Viejo Continente desde, amenaza ahora seriamente con materializarse en forma de papeletas introducidas en las urnas. Hasta sería posible que los parlamentarios de estos grupos llegarán controlar casi un tercio de la Cámara.

Si sucediera, como muchos indicios parecen indicar, no estaríamos ante una casualidad o ante la inevitable encarnación de un destino fatal. El aumento de la popularidad cosechado por estas opciones políticas de corte euroescéptico no es mas que la consecuencia directa de la actitud de las instituciones europeas ante las crisis económica que ha impactado en todos los países de la UE y ha afectado especialmente a los del sur.

Una forma de actuar que ha puesto delante de los ciudadanos una versión de Europa que nada tiene que ver con la que defendieron los impulsores de la integración y las ideas unitarias, ni con el continente unido con el que soñaron muchos ciudadanos entusiastas.

Es obvio que si hay algo seguro en este momento es que, pase lo que pase a medio plazo, cada vez es más evidente que existe una acuciante necesidad de repensar Europa. Otra cosa es saber quiénes lo harán, o cuándo y cómo.

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