Schröder, Blair, Zapatero y…Hollande

Detrás de la cortina

Schröder, Blair, Zapatero y…Hollande

En plena tormenta sentimental, François Hollande ha optado por sumarse a la lista de líderes socialistas europeos que optan por políticas económicas neoliberales. La lista no incluye demasiados nombres. Pero todos son significativos: Gerhard Schröder, Tony Blair, José Luis Rodríguez Zapatero y ahora François Hollande. Supuestos líderes de una izquierda renovada que llegaron a la presidencia de sus respectivos países con la bandera del cambio político como argumento electoral y encabezado unas opciones socialdemócratas fortalecidas que reconquistaban el poder para terminar con el neoliberalismo.

También prometieron acercar la política a los ciudadanos y gobernar de otra manera. Cercana y transparente. Justo lo contrario de lo que terminaron haciendo. Y el efecto que estas ‘traiciones’ han tenido sobre la confianza de los ciudadanos en la democracia como sistema político ha sido devastador. Casi nadie cree ya que existan alternativas.

En el plazo de poco más de dos décadas, los líderes del socialismo europeo que han conseguido llegar al poder han dado carta de naturaleza a la popular máxima que dice que ‘todos los políticos son iguales’ y han contribuido a hundir, prácticamente por completo, las perspectivas de futuro de los partidos socialistas occidentales.

Cuando Hollande desalojó del poder a Nicolas Sarkozy en Francia con la promesa de apostar por políticas de crecimiento económico como fórmula para superar la crisis. Iba a ser el un contrapeso para Angela Merkel y a poner freno a la política de recortes. Justo lo contrario de lo que ha anunciado esta semana en una tumultuosa rueda de prensa, marcada por los avatares de su vida amorosa que parecen haber tapado todo lo demás.

El presidente francés, cuya popularidad se ha hundido, ha buscado un nombre rimbombante, ‘Pacto de Responsabilidad Social’ Para anunciar un recorte de 30.000 millones en las cotizaciones empresariales que tendrá que compensar con tijeretazos en el gasto social. ¿Les suena? De momento, sus antiguos ‘enemigos’ de Berlín han aplaudido ya su coraje, mientras que en los colectivos que le llevaron a la presidencia y que creían, de verdad, en la regeneración de la izquierda cunde el desánimo.

¿Será cierto que estamos en la antesala del hundimiento total de la socialdemocracia europea? Tal vez no haya que echarla mucho de menos si, finalmente, los líderes de todos los grandes partidos de la izquierda moderada tienen como verdadero modelo al tristemente famoso Gerard Schröder y como inspiración para su política económica, la famosa Agenda 2010, reivindicada por Angela Merkel que, entre otras cosas, creó los minijobs, redujo las prestaciones por desempleo, privatizó los servicios de estatales de recolocación de parados.

Un programa que por cierto, según muchos expertos, nada tiene que ver con el ‘milagro económico alemán’ que se basa justo en lo contrario, en unas buenas relaciones entre los agentes sociales, empresarios y sindicatos, que habrían evitado, por ejemplo, que las deslocalizaciones traídas por la globalización desmantelaran por completo a la industria teutona.

La Angenda 2010, sin embargo, si sirvió para aumentar la desigualdad y dividir a la población alemana. Y, por supuesto, para asegurar la pervivencia de esa ideología neoliberal a la que los socialdemócratas, supuestamente, se enfrentan.

Ya se sabe que Schröder encontró luego acomodo en la empresa privada, pero quizá convendría recordar que el inspirador de su milagroso programa económico fue Peter Hartz, un jefe de personal de Volkswagen condenado a dos años de cárcel por corrupción en 2007. Al parecer, era muy amigo del canciller, según cuentan.

Más información