La feria de los indultos

Justicia

La feria de los indultos

Diego Carcedo, periodista

En el ministerio de Justicia han empezado a amontonarse expedientes de condenados a cumplir penas de prisión solicitando el indulto. En el ministerio de Justicia han empezado a amontonarse expedientes de condenados a cumplir penas de prisión solicitando el indulto. ¿Por qué?, se le ocurre preguntar al más ingenuo. Estamos en plena feria de los indultos. Todos los condenados lo quieren, lógico. Pero, ¿por qué debe ser indultado un sujeto, o sujeta, no caigamos en el machismo de siempre, que ha sido condenado y ha agotado todos los recursos de apelación por cometer alguna fechoría? Puede haber algún caso muy especial que justifique evitarle a alguien enfermo pasarse una temporada a la sombra de una celda. Pero, hombre…

Aquí lo mismo quiere ser indultado el ex presidente balear Matas, que tan malos ejemplos dejó en el recuerdo de su paso por el poder, que el sevillano del Nido, que imagino no sería condenado ni por casualidad ni por ser presidente perpetuo del Sevilla, lo cual no es un delito. Ir a prisión siempre debe de ser incómodo e incordioso y más en estos días fríos del invierno. Pero, vamos, eso hay que verlo antes de trincar y cohechar.

Y tanto Matas como del Nido, por citar sólo a algunos de los que aspiran a se indultados, tienen sobradas razones y abundantes conocimientos jurídicos y sociales para saberlo. Pero en fin, delinquir, apropiarse de bienes ajenos, enriquecerse y pegarse la buena vida a costa de los demás, mayormente bienes públicos, y luego que venga el Gobierno, por muy afín que sea, y te saque las castañas del fuego, es demasiado pedir. Nadie lo puede entender.

Salvo, eso sí, que por lo bajini se utilicen argumentos que a los peatones nos resulten desconocidos, quizás sólo sospechados, en cuyo caso es

evidente que los solicitantes ponen en un brete a los indultadores de guardia. La Justicia tiene que ser igual para todos, aunque eso pocos se lo crean, y los indultos en frío también, es decir, para nadie. Si acaso, los delincuentes beatos que esperen a la Semana Santa en que suele indultarse a un ladrón.

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