Rajoy sigue provocando la adhesión inquebrantable de sus seguidores, mientras desespera al resto de los ciudadanos. Acababa el año y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no había dado aún ninguna rueda de prensa con preguntas libres y sin límite de tiempo. Y, por fin el pasado viernes, la víspera del día de los Santos Inocentes, se animó a hacerlo.
Pues bien, lo cierto es que lo único que el político gallego dejó claro tras esta comparecencia, casi forzada, ante los medios de comunicación españoles es que el Salario Mínimo Interprofesional no subirá el próximo año y quedará congelado en esas 14 pagas de 645,30 euros en el que está fijado ahora.
Una decisión curiosa, cuando menos, porque no está nada mal animar la recuperación económica que, según él, se va a producir el próximo año, tomando medidas como está, que servirán para que la demanda se contraiga más de lo que ya está.
De ahí en adelante, el resto de los mensajes de Rajoy fueron los de siempre. O, mejor dicho, transmitieron el contenido habitual en los últimos tiempos en que las circunstancias, siempre desagradables para él, le han obligado a hablar en público. Aquello de que hace muy bien todo lo que hace y de que lo que no está bien hecho no es, ni mucho menos, cosa suya.
Es más, el presidente ni siquiera sabe de qué se trata. Y no lo sabe aunque sean acciones realizadas por ministros de su Gobierno, por compañeros políticos que él ha seleccionado personalmente y a quienes ha otorgado su cargo y transferido el poder en las áreas de su competencia, como Cristóbal Montoro o Ana Mato, por ejemplo.
Tampoco por supuesto tiene idea de nada de lo que hizo o hace el extesorero del partido que aún preside, lo que sirve igualmente para cualquier otro habitante de los ámbitos de los ámbitos de su responsabilidad que haya sido pillado en uno o varios renuncios.
Por si esto fuera poco, Mariano, además, parece considerar que todos los ciudadanos somos unos verdaderos ‘inocentes’ a quienes está permitido gastar bromas de mal gusto siempre que se desee. Y eso es lo que hace con frecuencia cuando adquiere compromisos que sabe que no va a cumplir. Un comportamiento en el que, por cierto, ya tiene mucha práctica.
En está rueda de prensa, en concreto, ha asegurado que el año que viene por estas fechas habrá más trabajadores inscritos en la Seguridad Social de los que hay ahora. Un ‘sueño imposible’, que sólo podría convertirse en realidad si se deciden cambian las reglas de juego a mitad de partido y se fijan unos nuevos requisitos que faciliten el milagro.
Así que queda claro, por si alguien lo dudaba: Mariano ha despedido este 2013 siendo el mismo Mariano de siempre. El es él y nada le altera. Y es bueno que se sepa para que cunda la tranquilidad entre sus ‘fans’ incondicionales y se acentué el nerviosismo creciente del resto de los ciudadanos españoles que no se sienten incluidos en tan selecto club.
