Los actuales dirigentes del PP vasco, y alguno que otro alto cargo procedente de allí que anda suelto por Madrid, ‘ponen de los nervios’ a los sectores más conservadores del partido. Son ‘sorayistas’, según se asegura ‘sotto voce’, y, además, su principal misión, quizá la única, ha consistido en destrozar la tradición de lucha dura contra el independentismo que representan líderes históricos, muy del agrado de los sectores más conservadores del partido: como Jaime Mayor Oreja o María San Gil.
Cada vez que hablan generan desconcierto entre una tropa que no les acepta de buen grado. En estos días, sus posiciones críticas con la Ley del Aborto, recién aprobada por Gallardón y que inicia ahora su trámite parlamentario, han vuelto a ponerles en el disparadero.
Irrita sobre todo el gipuzcoano Borja Semper, ese que se atrevió a decir que Bildu y ETA no eran lo mismo, según cuentan. Y ahora, de nuevo, se ha ganado la animadversión de los suyo.
Una cosa es decir que se está en contra de la Ley pero se acata la disciplina de partido, como Cifuentes, y otra pedir libertad de voto para un asunto “que afecta a la conciencia de cada uno”.
