No queremos remiendos en la política, asistencialismo para la cobertura de los derechos, ni pagar con la precariedad de todos el enriquecimiento y despilfarro de unos pocos. Desde que dimitiera la presidenta regional, Esperanza Aguirre – aparentemente- han aflorado muchos conflictos en la Comunidad de Madrid. La realidad es que ninguna de las estrategias son nuevas y los proyectos más controvertidos se venían fraguando desde hace mucho tiempo.
La privatización de la Sanidad, aprobada -con la mayoría del PP- en la ley de presupuestos 2013 y la Ley de Acompañamiento, es la continuación lógica de unos compromisos y proyectos que se iniciaron en de 2003. Precisamente una legislatura que se inaugura con el ‘tamayazo’ y con la repetición de las elecciones. Posteriormente, y ya con el PP en el poder, se presenta el proyecto sobre infraestructuras sanitarias 2004/ 2011, para la construcción y posterior gestión de ocho hospitales. Hay que decir que un proyecto de esta envergadura no se improvisa y que por tanto en esas elecciones, este proyecto junto con algunos más, suponían un cúmulo de intereses algunos de los cuales aparecerían posteriormente en los papeles de Bárcenas. Algún día sabremos, si alguien se molesta en investigarlo, lo que todos intereses pudieron tener que ver con aquel golpe a la democracia.
La realidad es que ése y otros proyectos, entremezclados con la trama Gürtel, con la situación de la educación en general y en particular el proceso privatizador – negocio de las escuelas infantiles, el abandono de las universidades públicas, la estafa de Bankia, una estrategia de configurar un bloque mediático al servicio del gobierno, han definido la situación de la Comunidad. Al mismo tiempo que se producía todo esto, se iban conociendo los agujeros del despilfarro y de proyectos fallidos, que han ido generando lo que algunos han llamado la “decadencia” de Madrid, y que en realidad es la crónica anunciada de un cúmulo de errores e intrigas.
La red de “donantes” del PP, los que se han beneficiado de todos estos proyectos, las radiales sin coches, las infraestructuras con costes inviables, la crisis del aeropuerto Barajas (precedida del desmantelamiento de Iberia), las negociaciones ocultas y concesiones a Adelson para otro proyecto de riesgo a las espaldas de la ciudadanía, definen la red de influencias y de poder que han llevado a poner en riesgo el bienestar y la protección de los madrileños y madrileñas y los servicios más importantes educativos, sanitarios o de la dependencia.
Una década convulsa y su detonante- el tamayazo- que debería ser seriamente revisado e investigado, pues sus consecuencias reales nunca se han valorado suficientemente.
Pero esta realidad, no es la única realidad. De forma paralela han surgido movilizaciones, iniciativas, denuncias y algunas investigaciones que están haciendo aflorar esta red de poder. La privatización de la sanidad y con ello los compromisos ocultos adquiridos desde hace mucho tiempo, ha saltado por los aires, y lo ha hecho gracias a la defensa sin fisuras que la marea blanca y mucha gente ha hecho de la sanidad pública madrileña. También han surgido movimientos en defensa del derecho a la vivienda o denunciando la expulsión de los jóvenes y que tienen un espacio claro de activismo y de cambio.
Es cierto que el gobierno regional elude todo mecanismo de información, transparencia y control ciudadano y que se ampara en la democracia representativa, para colar proyectos ocultos, con tramitaciones exprés y por la puerta de atrás para el desmantelamiento de todo aquello que se ha construido con mucho esfuerzo y es patrimonio común. Pero también es cierto que está sufriendo derrotas muy importantes a su actuación prepotente y sus alianzas con grupos de poder.
La verdad es que sí hay alternativas y sí se puede. Madrid tienen potencial en centros de investigación -aunque los están asfixiando- tiene la posibilidad de desarrollo de un modelo de economía sostenible basada en el empleo verde. Tiene capacidad para generar empleo y a la vez ahorrar buscando alternativas a la dependencia sin límites de las energías fósiles. La rehabilitación de viviendas para ahorro energético, las energías renovables, la agricultura ecológica, las nuevas tecnologías, la investigación, la cultura o los cuidados, son sectores que pueden generar empleo y cambiar el modelo basado en la especulación y en el consumismo infinito. Tiene también la posibilidad de desarrollar capacidades en modelos de la economía del bien común, en redes colaborativas, en modelos cooperativos o de la economía social. Desde EQUO y desde EQUO Madrid estamos trabajando de forma abierta y con diferentes sectores y colectivos, en un plan de empleo asociado a un cambio de modelo capaz de recuperar tanto la dignidad y los derechos laborales como los servicios públicos y la protección social. De todo ello depende la igualdad de oportunidades y la equidad que se está laminando con la crisis económica y con el aprovechamiento que de la misma pretenden hacer los grupos de poder.
No queremos remiendos en la política, asistencialismo para la cobertura de los derechos, ni pagar con la precariedad de todos el enriquecimiento y despilfarro de unos pocos. Por eso no hay ningún margen para la ambigüedad. Es urgente #ReiniciarMadrid.
