El año de la reforma eléctrica

Especial XXII Aniversario

El año de la reforma eléctrica

Alfonso Pascual, director de Estrategia y Regulación de GDF SUEZ España

La nueva regulación ha sido gestada a oscuras, de espaldas al sector, sin consenso, tan complejo y difícil como necesario para resolver un problema mayúsculo que requiere de la contribución de todos. Y sin atacar los problemas de fondo reales del sector. Este año, en el que El Boletín cumple nada menos que 22 años, pasará a la historia como el año de la materialización de la tan esperada reforma del sector eléctrico español.

Un año 2013 en el que el Gobierno, con un loable esfuerzo, se ha puesto manos a la obra para atajar un problema endémico desde hace casi una década, como es el caso del déficit tarifario. Dicho déficit se está convirtiendo en un serio lastre para la recuperación económica de España, al acumular una deuda que se acerca en números redondos a los 30.000 millones de euros, el 3% del PIB.

Problema cuya solución urgente han demandado la Troika a España en los sucesivos informes sobre el plan de reformas que acompaña al rescate bancario otorgado a mitad de 2012.

Un año, en el que todos los agentes del sector eléctrico esperábamos impacientes una propuesta normativa que diera respuesta a las necesidades energéticas de medio y largo plazo. Tras un largo periodo de gestación de la norma, el proyecto de ley presentado y su legislación derivada, lejos de tranquilizar al sector, solo ha conseguido unificar un sentimiento de frustración y malestar entre todos los agentes implicados.

Se podría decir que 2013 es otro año decepcionante para el sector. A la magnitud de los recortes que afectan a las compañías en mucha mayor proporción que al Estado o a los consumidores, se suma la imprecisión de las propuestas del Ministerio y los desequilibrios entre actividades y entre tecnologías. Además, no puede olvidarse el hecho de que la nueva regulación haya sido gestada a oscuras, de espaldas al sector, sin consenso, tan complejo y difícil como necesario para resolver un problema mayúsculo que requiere de la contribución de todos. Y sin atacar los problemas de fondo reales del sector.

Durante todo este año, desde GDF SUEZ Energía España hemos venido defendiendo que junto con capacidad de diálogo, de esfuerzos comunes y de altura de miras entre todos los afectados (gobierno, compañías independientemente de su mix de generación, consumidores, asociaciones sectoriales y demás) es fundamental que España se dote de una regulación eléctrica justa, transparente y robusta.

Solo tiene sentido una reforma energética que tenga como ejes fundamentales la equidad y la estabilidad. No nos podemos permitir ni como agentes ni como imagen del país, regular a base de impulsos o de soluciones cortoplacistas. No es admisible que lo que sirva en un momento determinado deje de ser de aplicación a las pocas semanas o meses. No podemos mantener el interés por el quinto mercado energético de Europa, ni atraer nueva inversión si las condiciones de contorno son continuadamente volátiles. No podemos, en fin, seguir regulando a base de parches cortoplacistas que han llevado a una situación de colapso al sistema.

La solución del problema energético español pasa por una reforma que aborde frontalmente tres requisitos esenciales: 1) hacer que el consumidor pague solo por la energía producida, siguiendo las señales del mercado sin financiar otras decisiones políticas. 2) dar oportunidades a todas las tecnologías (renovables, térmicas de respaldo, y convencionales) de ser rentables por sí mismas, con certezas en cuanto a la obtención de dicha rentabilidad y con esquemas de apoyo que no pongan a unos medios de producción concretos en franca ventaja frente a otros. Y 3) permitir la optimización de todo el parque generador español del modo más amplio y eficiente posible, poniendo en valor todas las inversiones realizadas por los diferentes agentes hasta el día de hoy en nuestro mix de generación.

En definitiva, se trata de hacer un ejercicio de retorno a la ortodoxia regulatoria, de buen diseño teórico y de racionalidad entre los implicados, de ecuanimidad y robustez en las reglas del juego. Si durante la tramitación parlamentaria del Proyecto de Ley del Sector Eléctrico se aceptan estos principios, aún este 2013 puede ser un buen año….veremos.

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