El GPS

Opinión

El GPS

Entre los artefactos que vamos a utilizar durante estas vacaciones ocupa un destacado lugar el «GPS» que es ese aparatito que sustituye al bajar la ventanilla y preguntarle al paisano si vamos bien para Cuenca.

Aquellas conversaciones tan entrañables se saldaban con la pérdida de varios minutos, tal vez también con la pérdida de la senda adecuada, pero uno conocía modismos locales que tenían cierta gracia. Así supimos que el «tó tieso» es siempre de frente y que «al revolver la esquina» era girar siempre en el sentido contrario al que nos indicaba el paisano que solía confundir derecha con izquierda, (tal y como le pasa a Díaz-Ferrán).

Pues mucha atención al usar el aparatito móvil porque una pareja de suecos que estaba de viaje en Italia erró su objetivo en 650 kilómetros y sólo porque pusieron «Carpi» por «Capri». Ahora son parte del cachondeo veraniego de Italia que está muy entretenido con las grabaciones de Berlusconi y de sus actividades como atleta sexual. Y es que, a veces, el camino más corto entre el ridículo y uno mismo no tiene por qué ser necesariamente un «GPS».

Pudiera ser, también, que Rajoy hubiera puesto equivocada las claves en el «GPS» de Génova y de ahí este sin rumbo de Bárcenas que dimite cuando no toca y hace comunicados cuando ha dimitido. No siempre se está en lo cierto aunque se tengan todos los aparatos a disposición del viajero.
Para evitar hacer «el sueco», es conveniente retomar la costumbre de preguntarle al paisano cómo se llega a Cuenca, o por lo menos contrastar el camino con su «GPS» porque también los paisanos lo usan.

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