Circunstancias transicionales

Transiciones

Circunstancias transicionales

Política transicional

Sucede que las transiciones a la democracia y el mercado son procesos de la Economía Política. Aunque parezca que siempre se favorece los intereses generales, las realidades de la propia política permiten muy frecuentemente que los estados no sean más que la expresión de intereses económicos parciales. La solución a un problema así pasa necesariamente por la política y óptimamente, por la vía de las instituciones limitantes de privilegios e impulsoras de la competencia.
 
Sucede que las transiciones a la democracia y el mercado son procesos de la Economía Política. Son importantes los agentes: sus realidades –sus fines y medios- y condicionamientos. Vamos a referir cinco circunstancias que se relacionan con lo que afirmamos.
 
1ª) No todo agente político o económico es útil al proceso transicional. El bloque hegemónico, tal como dicho en el artículo anterior, debe ser explícitamente para el cambio. Tal como comprobó Andrei Shleifer (2002) en los más de veinte procesos de Europa Oriental, “la transición a los mercados es cumplida por nueva gente, no por la anterior con mejores incentivos”. Vale el nuevo capital humano, lo cual implica sistemas de formación.
 
2ª) La baja de los costos de transacción –propósito básico del progreso- pasa por los mejoramientos debidos a las instituciones, dependientes del modelo político. El modelo político no puede ser cualquiera. En Venezuela es crucial, cuando la matriz de opinión dominante en la política democrática favorece a unos partidos, líderes y asociados representativos de lo que llamamos corporativismo rentista prebendario. Los sistemas políticos deben ser contrastados en función de valor social.
 
3ª) Las acciones económicas y políticas son interdependientes; pero, las elecciones son un bien público y los intereses de los individuos son privados. Un ejemplo muy citado en los procesos de transición al mercado es que el interés por la apropiación ventajosa de activos a privatizar lleva a un marco institucional inapropiado o tardío, para permitir ventajas en el proceso. El “Capitalismo de Amigotes” ruso se asocia a una anomalía como la que señalamos.
 
4ª) Debe prestarse mucha atención a la posibilidad de regresiones políticas. En Venezuela, de 1968 a 1978 se dio un proceso político de desmontaje de las instituciones económicas previas, desarrolladas por más de medio siglo. Se cambió las efectivas, aunque incompletas, instituciones económicas que permitieron un período virtuoso de 50 años de crecimiento sin volatilidad, por el corporativismo citado arriba, lo cual significó la caída de la economía y la política, frustrando y haciendo regresiva la también virtuosa transición a la democracia suscitada en los ’50.

5ª) Las crisis económicas, los nacionalismos, el concepto de poder (la “vertical de poder”, de Putin, para Rusia, por ejemplo) afectan el modelo de gobernanza y, como visto por nosotros, limitan los logros económicos. Rusia ha mejorado su posición política internacional; pero, no ha podido aumentar la confianza, ni los resultados del manejo económico.

Como visto, lo político (transiciones a la democracia) y lo económico (transiciones al mercado) enfrentan asuntos que limitan ambas esferas. Valga, entonces, como justificación, con base en la observación de realidades y opiniones técnicas, de nuestra propuesta de una Transición a la Democracia y el Mercado, una nueva metáfora transitológica, válida no solo para Venezuela –es nuestro blanco principal- sino para buena parte de las realidades montadas sobre formas predemocráticas y premercado. Estamos refiriéndonos a muchos casos, a veces, inobservados.
 
* Santiago José Guevara García
[email protected] / @SJGuevaraG1

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