Rajoy usa al PSOE para blanquear su política antisocial

Detrás de la cortina

Rajoy usa al PSOE para blanquear su política antisocial

Rafael Alba

El presidente del Gobierno mantiene con respiración asistida a sus rivales históricos, mientras les amenaza con adelantar las elecciones. Esta es la triste realidad del PSOE de hoy: hablámos de un partido que se mantiene vivo gracias a la respiración asistida que le proporcionan sus enemigos políticos históricos. Aunque, habrá quien esté sorprendido y habrá quien se trague el argumentario plagado de ruedas de molino que han elaborado los autores intelectuales de la ‘asonada’ que dejó a los socialistas sin secretario general, puso la capacidad de decisión en manos de una gestora dispuesta a convertir en presidente del Gobierno a Mariano Rajoy y mantiene muda la voz soberana de su militancia.
 
Pero aún así, sorprende la cobardía de quienes basan las ideas fundamentales de su razonamiento derrotista en la certeza de que en una nueva cita con las urnas, el partido que se ‘vendía’ como la gran fuerza de izquierdas capaz de impulsar el gran cambio que necesitaba el país, iba a desangrarse más, perder fuerza y resultar irrelevante. Eso, poco más o menos, es lo que contaba Alfredo Pérez Rubalcaba no hace mucho en una columna publicada en ‘El País’ en la que justificaba la utilidad del PSOE actual en sus posibilidades amortiguar los golpes de la política neoliberal del PP. Ahí es nada.
 
Ya no hace falta el famoso cambio, quizá porque esta cada vez más claro que el viejo partido del puño y la rosa no lo representa. Y que ya no aspira a conseguir el poder para beneficiar a España, sólo a parchear las ruedas de un sistema muerto y a ‘blanquear’ los desmanes cometidos por la orquesta del PP y sus alegres mariachis. Y también a presentar las migajas que les concede Rajoy ‘el magnánimo’ como si fueran logros que cambiaran la vida a corto plazo de la devastada clase media.
 
Algunos opinadores ya han definido muy bien los límites del cambalache. Con un partido preso del pánico a enfrentarse de nuevo con las urnas como es este PSOE al PP le basta con la simple amenaza de convocar unas nuevas elecciones para ganar todas las negociaciones en curso. Tanto es así que ya ni se molesta en hacer el paripé y mantener ese supuesto buen entendimiento con Ciudadanos del que presumía no hace mucho.
 
Se entiende bien el temor endémico de este partido a una votación en campo abierto. A cualquier votación. Ahí tienen a los partidarios de la ‘lideresa’ andaluza Susana Díaz, trabajando en los pasillos para conseguir que la jefa no tenga que pasar el trago de enfrentarse a la prueba de fuego que le supondría competir con alguien de peso en unas primarias en las que cada militante disponga de un voto y todos los sufragios valgan igual.
 
Una pena no haber descubierto antes que el PP, el esquema de ‘democracia representativa’ con compromisarios con que el PP se propone ahora ‘maquillar’ la elección por aclamación prevista para su líder. Pero todo se andará. De momento, ya han aparecido unas cuantas lenguas viperinas que, como siempre sin pruebas, aseguran que en el entorno de Díaz se manejan unos cuantos ‘dossieres’ para eliminar a posibles aspirantes al trono como el siempre inquietante José Borrell.
 
En su columna, Rubalcaba enumeraba con claridad los supuestos éxitos obtenidos por el PSOE gracias a su capacidad de encontrar la mina de oro escondida en la actual legislatura, donde todo es posible gracias a los pactos, según él. El listado, coreado desde hace unos cuantos días por toda la armada mediática habitual en los medios de comunicación que ustedes ya saben, incluye claro, ese generosísimo aumento del 8% en el salario mínimo que ya conocen y que también demuestra, por si alguien lo dudaba, que los sindicatos, CCOO y UGT ya no son necesarios ni para hacerse la foto clásica de la concertación social.
 
Luego estos ‘sociatas’ con pocos escrúpulos se atribuyen logros tales como el desmantelamiento de las revalidas previstas en la Ley de Educación, el respiro financiero de las autonomías o la ‘solución real’ a los problemas que trajo la terrible pobreza energética. Como si eso hubiera sido posible sin las intensas movilizaciones de los colectivos afectados, a quienes ningunean por enésima vez. Hacen mal, por cierto, porque ese comportamiento les va a pasar una factura muy costosa de afrontar.
 
Hay inclusos columnistas entusiastas que se pasa de frenada y ‘vende’ ya el acuerdo final para aprobar los presupuestos del estado como “un ajuste que se ha realizado sin recortar gasto”. Todo por el famoso aumento de la recaudación en el impuesto de sociedades que, hasta hace dos telediarios, esos mismos escritores calificaban de ‘farsa’, porque lo único que habría sucedido es que las grandes empresas adelantaron un dinero que luego les será descontado del total que les toque abonar.
 
Pero no pinta bien y ya hay quien lo sabe. Quien ha detectado que la impostura no se puede alargar demasiado y que conviene no hacerse ilusiones y pensar en una legislatura larga. Aunque tampoco se trata de eso. Según la última versión conspirativa que esparcen los diletantes de siempre por las sobremesas madrileñas, tan poco creíble y acreditada como cualquier otra, lo único que necesitan los ‘gerentes’ del PSOE es asegurarse su permanencia en el poder autonómico que poseen hasta que vuelva a tocar convocar elecciones. Y ese horizonte sería sólo de unos tres años o dos años y medio.
 
Al final, opinan estos intoxicadores faltos de cualquier atisbo de veracidad en sus versiones interesadas, el verdadero pacto no escrito consistiría en que si los socialistas mantienen el tipo y continúan con esa obra de teatro que permite a Rajoy ser el presidente de un Gobierno de coalición de hecho, y le asegura su permanencia en La Moncloa, ya se encargará el PP de que los presidentes autonómicos socialistas no pierdan la poltrona en caso de que Podemos y sus confluencias, sufran un ataque de izquierdismo agudo e intenten proceder a su defenestración.
 
Eso pasó, aseguran, o poco más o menos, con los presupuestos de Extremadura, que Guillermo Fernández Vara consiguió sacar adelante gracias al apoyo del PP. Por eso, dicen, Vara es desde el minuto uno, el defensor más célebre este esquema de responsabilidad y colaboración institucional que han tejido los dos ‘hernandos’ en el Congreso de los Diputados.
 
Por eso, los ‘críticos’ serían más fuertes en las autonomías en las que el PSOE no tiene el poder, porque no habría puestecillos, y sueldecillos, que conservar, presupuestos que administrar, ni prebendas que repartir. Ya ven hasta donde son capaces de llegar esas malas lenguas que dan alas a la inconsciencia de esos sufridos militantes que quieren votar para elegir un secretario general. Si es que son unos desalmados, oiga.
 

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