Ortega Somoza

América Latina

Ortega Somoza

Diego Carcedo

La dictadura hereditaria, que si no recuerdo mal institucionalizaron los Duvalier en Haití, continúa funcionando en América Latina. La dictadura hereditaria, que si no recuerdo mal institucionalizaron los Duvalier en Haití, continúa funcionando en América Latina. Cuando se habla de este asunto, enseguida se piensa en Argentina, en Perón, en Eva, Isabelita o el ínclito matrimonio Kirchner que se las apañaron de las mil maravillas para sucederse sin tener que apearse de la cama.
 
Claro que América Latina no es el único continente donde triunfan los regímenes familiares. También en Africa están a la orden del día como en Gabón o la República democrática del Congo y donde el derrochador Teodorín aguarda para suceder a su padres en Guinea Ecuatorial. Lo mismo habría que decir de Siria, de Azerbayán o de Corea del Norte.
 
Incluso en los Estados Unidos los lazos familiares parece que ejercen gancho democrático porque no se entiende que entre tantos millones de ciudadanos los apellidos Bush y Clinton tengan tanto apego a los salones de la Casa Blanca. En toda América de hecho ocurre, de Canadá para abajo, incluido Chile donde la dinastía Frei a duras penas permitió a Bachelet sucederse a sí misma. Ahora es Nicaragua la que repite la tradición de los Somoza.
 
Parecían olvidados los Somoza, pero son sus liquidadores, los sandinistas que encabeza Daniel Ortega, quienes recuperan sus métodos, eliminan de un plumazo a la oposición, se quitan de en medio el incordio de la libertad de prensa y, además de perpetuarse él mismo en el poder a base de trapisondas, ahora incorpora a su mujer, Rosario Murillo, como vicepresidenta.
 
Es lo que no se llama pluralidad ni igualdad de oportunidades, más bien nepotismo lacerante. Unas décadas atrás los sandinistas, con Ortega al frente, despertaron la admiración y la simpatía cargándose un régimen dictatorial y corrupto; pero aquello resultó ser mentira, el régimen sólo cambió el nombre del dictador, no de métodos ni de maneras. Ahora su líder debería honrarse del nombre de Ortega Somoza I.

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