Verano satánico

Desde el malecón con

Verano satánico

Mucho empeño han tomado nuestras autoridades en proporcionarnos un verano feliz. Los mediodías en La Habana están tomando el carácter de insoportables. Corre a chorros el sudor frente abajo y se te mete en los ojos cual anti colirio que nubla la visión por lágrimas de fuerza y no sabes si caminas por la Ciudad Maravilla o por un atajo del Sahara buscando sombra y un vaso de agua.

Sin tiempos ni deseos para poemas de ocasión te viene a la mente aquel poeta libanés, Khalil Gibrán (1883-1931), que sentenciara en su tiempo que “Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal: está en nuestras lágrimas y en el mar”.

Mucho empeño han tomado nuestras autoridades en proporcionarnos un verano feliz. Cual visitante esperado con ansias, se le ha dado la bienvenida oficial en toda la isla con un sinnúmero de actividades recreativas, culturales, expositivas, ventas y hasta comestibles más que culinarias.

La fiesta al sur de La Habana no pudo ser más trágica en Playa Caimito. Varias trombas marinas arremetieron contra los veraneantes, algunos tan sorprendidos por el espectáculo que las aguas y vientos le vinieron encima mientras les hacían vídeos y fotos a la inesperada violencia de la naturaleza. El balance preliminar, 38 personas con lesiones y el derrumbe total o parcial en más de 30 viviendas.

Hasta pegatinas de calidad pocas veces vistas, convidan a este verano “sumando alegrías”.

Tres opciones generalizadas: Quedarse en casa frente al tv con 5 967 horas de transmisión con 48 filmes semanales y alguna que otra diversión por el municipio de residencia; acudir a las siempre económicas opciones del Campismo Popular, y reservar en cualquier hotel cinco estrellas en las mejores playas del país, que para eso ya el cubano forma parte de los principales mercados a la par de Canadá, Alemania o el vecino México o la lejana Argentina.

Malas lenguas o gente bien informada están augurando que dada la situación en Venezuela se nos están acercando “trombas” con apagones, inestabilidad en el suministro de gasolina (ya visible) y hasta reducción de horarios laborales. Un panorama nada alentador por muchas alegrías que intentemos sumar en estos tan calientes veranos que huelen a satánicos.

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