Un espacio vacío

Opinión

Un espacio vacío

Cuando uno ya se va acercando inexorablemente a las ultimas fronteras, la muerte de un amigo, bastante más joven, une al dolor por su muerte la pregunta de por qué, una vez más, no ha respetado el destino las leyes biológicas.

La muerte de Carlos ha sido dolorosa e injusta, tenía por delante una vida llena de retos y posibilidades. A Carlos la suerte no le ha concedido tiempo para desarrollar todas sus posibilidades que eran muy ricas, no solo para él, sino para la sociedad que ha perdido con su muerte un periodista defensor a ultranza la libertad, un intérprete lúcido de los datos económicos y empresariales, un anticipador de tendencias, un profesional con hondura ética y dedicación plena al servicio de una opinión pública informada.

Desde luego, su muerte ha dejado “un espacio vacío”, como decía la canción, pero nos ha legado un testimonio de hombre bueno, de amigo leal, de clarividente analista político, de conversador brillante.

A mi memoria vienen muchos recuerdos de nuestra relación. La imagen de periodista joven en los primero años de El País, con un amigo común, otro personaje singular, Ismael López Muñoz que también se fue demasiado pronto. Enamorado de Bilbao, feliz cuando asistía e informaba de las Juntas Genérales de los bancos vascos. Asumió con valentía la dirección de una Gaceta del Norte que había dejado de ser la gran señora de la prensa vasca. Un reto que afrontó con prudencia, profesionalidad y dedicación.

En este perfil de su rica personalidad no se pueden olvidar sus éxitos informativos que ocuparon las primeras páginas de El País, su etapa de editor de ”El Economista”, innovador tanto de la prensa escrita como digital. “El Boletín” queda como muestra de su buen hacer como hombre de prensa que ha sabido crear productos de acuerdo con la demanda de los consumidores de información y que ha sabido enseñar a generaciones de periodistas y comunicadores a interpretar los datos, la difícil ciencia de saber distinguir la paja del grano, la publicidad de la información.

Fruto de esta vida tan plena de iniciativas y proyectos Calos nos ha dejado muchos mensajes que nos ayudan a entender el presente y construir el futuro y yo me atrevería a decir que el más importante es el de la recuperación urgente del dialogo en nuestra convivencia ciudadana, dialogo entre los empresarios y los políticos, entre generaciones, entre comunicadores y periodistas. Una virtud, esta de dialogar, muy practicada en otros tiempos y hoy olvidada.

Y el otro mensaje que nos ha dejado es el de su bondad. Carlos era fundamentalmente un hombre bueno, como compañero, como amigo, como periodista, como ciudadano y desde su bondad radical quizá nos esté mandando otro mensaje, el mensaje machadiano escrito en la muerte de Francisco Giner de los Ríos “hacedme un duelo de labores y esperanzas, yunques sonad, enmudeced, campanas”.

Carlos hasta siempre.

* Antonio Lopez, Ex director de comunicación del BB, BBV y BBVA

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