En pleno mahjong

Opinión

En pleno mahjong

Josep Lladós

Saber adaptarse a lo que acontezca en China será crucial en el escenario de la postcrisis financiera. El escenario económico internacional se asemeja cada vez más a una versión singular del mahjong, el milenario jugo de mesa chino en el que los contendientes compiten para alcanzar la combinación de piezas ganadora y capturar el máximo de puntos a los adversarios, ocultando sus bazas hasta el final del lance.

Influyen en el juego tres dragones de formas y colores distintos, todos ellos de clara ascendencia oriental. En primer plano aparece el dragón más llamativo y corpulento. Se trata del riesgo de contagio derivado de la desaceleración de las economías emergentes. La ralentización económica ha alcanzado finalmente una economía china con exceso de capacidad, elevado endeudamiento y una demanda exterior menguante.

Padecen el frenazo las economías que provisionan materias primas y recursos a su gigantesca maquinaria industrial. Pero sus efectos trascienden el ámbito regional porque China es hoy un eslabón clave de las cadenas globales de producción. Más del 50% de la producción industrial procede del continente asiático, la mitad de ella tiene origen mandarín y una cuarta parte de la inversión directa exterior se realiza por empresas localizadas en Asia oriental. Es lo que tiene la interdependencia económica: las economías abiertas también sufren cuando sus socios comerciales enferman.

Un poco más oculto hallamos al dragón de las finanzas internacionales, más sutil y complejo pero de mordedura tóxica. En un año hemos asistido a seis disminuciones en el precio del dinero por el Banco Popular Chino, a devaluaciones del yuan y a un episodio veraniego de crack bursátil. Indicios de lo complejo que resulta promover un aterrizaje suave de la economía y controlar los efectos de las medidas de liberalización financiera introducidas.

La gestión de las políticas monetarias va a ser un factor clave del devenir económico próximo. El inminente endurecimiento de la gestión monetaria por la Reserva Federal convivirá con los estímulos del Banco Central Europeo y nuevos impulsos monetarios en las economías emergentes. La previsible danza de tipos de interés inducirá cambios sensibles en los precios de la deuda pública, las cotizaciones de las divisas y la dirección de los flujos de inversión financiera. Hay partido porque China es el principal tenedor de deuda pública norteamericana, el Euro se siente vulnerable y la mayor parte del pasivo exterior de las economías emergentes está nominado en dólares. Frecuentemente olvidamos que la interdependencia económica prefiere viajar a lomos de los activos financieros.

Finalmente, apenas vislumbramos al dragón más camuflado y peligroso. Se trata de la robotización industrial. Ante la desaceleración de la producción industrial algunos se han apresurado a auspiciar un pullback de la inversión industrial hacia el viejo continente, justificándose en las miserias de un modelo intensivo en trabajo poco cualificado y calidad pobre. Sin embargo, la industria china llegó para quedarse y no sólo para encargarse de ensamblar lo que otros diseñamos, producimos y distribuimos, aunque el país continúe ofreciendo trabajo y espacio industrial abundantes, fácil acceso a materias primas, infraestructuras notables y generosas ventajas fiscales.

El riesgo no procede de lo que ya conocemos sino de lo que apenas percibimos: una revolución silenciosa para pasar del made in China al made by China. Es decir, dejar de ser protagonista de la deslocalización y subcontratación internacional para convertirse en potencia innovadora. El aumento en los niveles de automatización, la adopción de nuevos modelos de negocio y el desarrollo de nuevos productos es una dinámica ya habitual en muchas empresas porque el aumento salarial ha estimulado el consumo interno pero también inducido la búsqueda de una mayor productividad.

Triunfar en el mahjong requiere altas dosis de astucia para combinar adecuadamente el viento dominante con el viento propio, conseguir la máxima puntuación y alcanzar un desenlace favorable. Y sobre todo disponer de un par de ojos bien abiertos.

* Josep Lladós, profesor de Economía de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)

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